El británico Ali Harbi Ali, autorradicalizado seguidor del grupo yihadista Estado Islámico (EI), fue condenado el miércoles a cadena perpetua sin posibilidad de remisión por el asesinato del diputado conservador Davis Amess, que conmocionó al Reino Unido.
Al sentenciar a este hombre de 26 años a una pena inusual en el país, el juez londinense Nigel Sweeney aseguró no tener "ninguna duda" de que debía condenarle a cadena perpetua por la muerte a puñaladas del legislador cuando se reunía con sus votantes en una pequeña localidad al este de Londres el 15 de octubre.
"Es un asesinato que golpeó el corazón de nuestra democracia", subrayó el magistrado.
Nacido y criado en Londres en el seno de una familia de origen somalí, Ali había afirmado durante el juicio haber atacado al político conservador inglés para evitar que causara "daño a los musulmanes". "Esto envía un mensaje a sus compañeros" también, agregó.
El joven, que se definió como simpatizante del EI y actuó solo, aseguró que no tenía remordimientos por haber matado al diputado que había votado a favor de bombardear Siria en 2014.
Antes de atacar a Amess, de 69 años y miembro del Partido Conservador del primer ministro Boris Johnson, Ali había contemplado asesinar a otros diputados.
El verano pasado había rondado por el Parlamento armado con un cuchillo, hizo indagaciones sobre algunos legisladores y estuvo varias veces cerca del domicilio del ministro
Michael Gove.
Esgrimiendo motivos religiosos, se negó a ponerse en pie cuando el lunes el jurado leyó su veredicto de culpabilidad por asesinato y preparación de actos terroristas.
El fiscal Tom Little subrayó el miércoles que el asesinato de Amess fue un "acto de venganza", premeditado "durante mucho tiempo" y especialmente grave por haber golpeado a un cargo electo en el momento en que ejercía sus funciones públicas.
Llamado a la unidad
Amess, férreo defensor del Brexit y ferviente católico, fue apuñalado más de 20 veces mientras se reunía con sus electores en una iglesia metodista de Leigh-on-Sea, unos 60 kilómetros al este de Londres.
"Nos parte el corazón saber que nuestro marido y padre seguramente saludó al asesino con una sonrisa de amistad, ansioso por ayudar. Qué repugnante es pensar en lo que ocurrió después, algo que va más allá de la maldad", afirmó la familia del diputado en una declaración tras la sentencia.
Sin embargo,
volvieron a defender la unidad independientemente de creencias religiosas o políticas, como ya habían hecho en octubre, llamando "a todos a tratar a sus semejantes con amabilidad, amor y comprensión". "Esto es más necesario que nunca ahora", agregaron.
Ali, que había seguido brevemente un programa contra la radicalización pero no era considerado peligroso por los servicios de seguridad, fue detenido en el lugar de los hechos donde se sentó a esperar la llegada de los agentes.
Hijo de un ex consejero del primer ministro somalí, el acusado "se había autorradicalizado en internet" en 2014, aseguró uno de sus amigos. Dejó la universidad, abandonando sus planes de convertirse en médico, y consideró ir a luchar a Siria antes de decidir atentar en suelo británico.
El asesinato de Amess conmocionó al Reino Unido, aún marcado por la muerte en plena calle de la diputada laborista proeuropea Jo Cox, de 41 años, en junio de 2016 a manos de un simpatizante neonazi a una semana del referéndum sobre el Brexit.
Su muerte suscitó llamados a reforzar la seguridad de los parlamentarios por un lado y preocupación por el otro ante el riesgo de que un incremento de la protección significase restricciones en la tradición de los diputados británicos de reunirse semanalmente con sus electores.
"Cuando murió Amess estaba haciendo lo que creía firmemente que era la parte más importante del trabajo de cualquier diputado: ofrecer ayuda a los necesitados", había dicho el primer ministro Boris Johnson durante un homenaje en octubre.