Se han alzado un cierto número de preocupaciones, especialmente la violencia sexual y la trata. Los conflictos y los desplazamientos (de población) pueden acentuar los riesgos ya existentes para las mujeres y crear nuevos.
No se trata únicamente de violencias sexuales ocurridas en Ucrania, pero también aquellas acontecidas en el camino por los refugiados. Las violencias sexuales pueden aparecer no importa dónde. Cuanto más tiempo estén desplazadas las refugiadas, más riesgos de violencias sexuales se ciernen sobre aquellas que viven en una comunidad de acogida, sobre todo cuando los recursos comienzan a agotarse.
La toma de conciencia y la ayuda mejoran. Pero el riesgo siempre está allí. Tenemos que tener en cuenta que esta situación durará, y creará nuevas formas de riesgos para las hijas de las mujeres. Sobre todo cuando miramos la trata: nos concentramos mucho en la frontera, pero la trata de seres humanos puede producirse en cualquier lugar.
Hay también el riesgo digital y es complejo, hace falta una capacidad técnica específica para poder hacerle frente realmente. Pueden ir a Facebook, Tinder o a otras redes sociales y encontrar hombres que publican anuncios proponiendo a las mujeres ucranianas quedarse con ellos.
Puede ser cualquiera. Lo importante es que cada vez que tienes situaciones de conflicto y de militarización, que son profundamente diferenciadas por género, las mujeres y las niñas están en peligro.
La perpetración (de estos actos) remite a diferencias de poder y a la capacidad de usar este poder de manera perjudicial.
Incluso las personas que ofrecen su ayuda pueden ser los autores, un trabajador humanitario, cualquiera... Es esto lo que debemos entender: a partir del momento en el que tienes refugiados vulnerables, en particular mujeres y niñas, esto es susceptible de incrementar el riesgo de explotación, de explotación sexual o abusos sexuales, por parte de todo tipo de actores, incluso aquellos que parecen querer ayudar.
Las violencias sexuales afectan a los refugiados más vulnerables, como las mujeres, en particular las mujeres que viajan solas, las mujeres jóvenes, las adolescentes, así como las personas de grupos específicos como los gitanos o las mujeres que tienen problemas de salud mental subyacentes.
Muy pocos casos han sido señalados (en Moldavia). Pero las mujeres y las niñas han expresado sus inquietudes. Les hemos pedido cuáles eran sus principales preocupaciones, cuáles eran los riesgos para su seguridad y ellas han mencionado las violencias sexuales y la trata.
Las personas (abusadas) no buscan siempre ayuda. Tenemos que entender cuáles son los obstáculos. Cuanto más podamos mejorar el acceso a la ayuda, más mediremos la magnitud de este problema porque pienso que está claramente allí.