La maniobra diplomática de Turquía coincide con una de las peores crisis económicas que ha atravesado en las últimas dos décadas. Tener a los adinerados estados árabes del Golfo como aliados, puede ayudar a atraer inversionistas. Turquía también ha dado pasos para mejorar sus relaciones con Egipto e Israel.
Después de mejorar sus lazos con los Emiratos Árabes Unidos, Abu Dhabi anunció un fondo de 10.000 millones de dólares para apoyar las inversiones en Turquía y ha hecho otras maniobras para ayudar a su economía.
La inflación oficial se eleva a un impresionante 63%, mientras que la lira turca se derrumbó un 44% de su valoración respecto al dólar el año pasado. Estas cifras no juegan bien para Erdogan, cuya permanencia en el poder podría verse amenazada por el panorama económico. Turquía tiene agendadas elecciones para el próximo año.
En tanto, Arabia Saudita está disfrutando de un excelente año económico y se espera que aumenten sus reservas de divisas. El alza de los precios en la industria energética que se vislumbra, podría significar unos 400.000 millones de dólares de ingresos para el reino. En otras palabras, los saudíes tienen capital para invertir en Turquía.
El cambio de opinión de Arabia Saudita ocurre mientras el reino busca ampliar sus alianzas, en momentos en que las relaciones entre Riyadh y Washington se encuentran tensas.
El príncipe de la corona aún no ha tenido una conversación telefónica directa con Joe Biden, desde que este último asumió la presidencia hace más de un año. Varios legisladores demócratas han llamado abiertamente a Biden a tener una postura más dura con Arabia Saudita, calificando a este país como un mal socio estratégico, ya que se mantiene en un pacto liderado por la OPEP y Rusia, que según críticos ha empeorado el aprovisionamiento de petróleo en medio de la guerra en Ucrania.
El momento en que ocurre la reconciliación también hace sentido. Arabia Saudita terminó un embargo de años a Qatar por su apoyo a la Hermandad Musulmana y grupos opositores islamistas. Pese a que las relaciones se han restablecido entre Arabia Saudita y Qatar, todavía debían mejorarse con uno de los más fuertes aliados qataríes: Turquía.
Posiblemente, el mayor ímpetu para la reconciliación es que el príncipe de la corona quiere poner punto final al escándalo del asesinato de Khashoggi, que ha sido una sombra permanente y ha dañado su reputación.
Grandes inversionistas y políticos de Occidente se mantuvieron alejados de Riyadh tras el asesinato, pese a que algunos ya han regresado a hacer negocios nuevamente con el reino.
Khashoggi había estado ecribiendo columnas en el Washington Post elogiando las reformas sociales del príncipe heredero, pero al mismo tiempo expresando su preocupación por los arrestos a críticos. El multimillonario dueño del Post, Jeff Bezos, solicitó una investigación que concluyó con su teléfono hackeado tras recibir un mensaje del príncipe, y muchas preguntas permanecen sin respuesta.
Las autoridades turcas avivaron la indignación mundial y dirigieron las sospechas al príncipe Mohammed. Turquía compartió audios del asesinato con agencias de inteligencia de Occidente, una señal de que el consulado saudí donde ocurrió el crimen había sido intervenido. La inteligencia de Estados Unidos luego concluyó que la operación no pudo haber ocurrido sin el visto bueno del príncipe. Sin embargo, hasta hoy el príncipe Mohammed ha negado cualquier participación.
Aunque nunca mencionó al príncipe Mohammed, Erdogan dijo que la operación del asesinato de Khashoggi fue ordenada desde "altos niveles" del gobierno saudí. Khashoggi había entrado al consulado en octubre de 2018, ya que tenía una cita para obtener documentos que le permitieran contraer matrimonio con su prometida turca, que esperó por él fuera del lugar. Pero Khashoggi nunca salió del consulado y su cuerpo jamás fue encontrado.
Turquía tenía un caso abierto contra 26 sospechosos saudíes -investigados en ausencia-, pero tres semanas antes del día en que Erdogan debía llegar a Arabia Saudita, el fiscal turco cerró el caso y lo transfirió al reino, que ya ha realizado un juicio que ha sido ampliamente criticado. Ninguna autoridad que supervisó la operación ha sido condenada.
Arabia Saudita aplicó un embargo no oficial a las exportaciones turcas, cambiando dramáticamente el gráfico del intercambio comercial bilateral que se empinaba por los US$ 5.000 millones. El reino también prohibió temporalmente las populares teleseries turcas que eran dobladas al árabe para ser transmitidas por estaciones satelitales afiliadas. Esas teleseries habían ayudado a impulsar la influencia cultural de Turquía sobre el Medio Oriente, logrando además atraer turismo e inversiones por parte de sus espectadores.
Antes del crimen de Khashoggi, las inversiones saudíes había alcanzado unos US$ 2.000 millones y las inversiones turcas en Arabia Saudita estaban avaluadas en unos US$ 660 millones. Más de 200 compañías turcas estaban operando en el país, de acuerdo al ministro de Relaciones Exteriores de Turquía. Un año antes del asesinato, ciudadanos saudíes habían adquirido más de 3.500 propiedades en Turquía.
Después de años de convulsión en la región, el grupo de la Hermandad Musulmana ha sido ampliamente derrotado por parte de estados autoritarios. Arabia Saudita y E.A.U. nuevamente comparten mayor preocupación por Irán, que ha estado acercándose conseguir un acuerdo nuclear con Estados Unidos que levantaría varias sanciones que lo afectan.
Turquía e Irán, aunque no son rivales, han competido por poder en Siria e Irak, aunque mantienen relaciones económicas y comparten frontera. El tener a Turquía alineado con los países árabes del Golfo, podría añadir presión a Irán.
Una distensión también podría disipar la situación en Libia, donde se han desarrollado batallas de poder entre E.A.U. y Turquía. Podría marcar un enfoque de política exterior más pragmático por parte de los estados árabes del Golfo y ayudar a aliviar el aislamiento diplomático que enfrentado Turquía por parte de algunos países de Occidente.
Aún así, la desconfianza probablemente seguirá latente en la relación entre el príncipe Mohammed y Erdogan.