El monarca emérito español, Juan Carlos I, fue recibido este lunes en Madrid por su hijo, el rey Felipe VI, al término de su primera y polémica visita a España
tras casi dos años en el extranjero acechado por sospechas de corrupción.
El rey emérito llegó sobre las 10:00 horas locales (08:00 horas GMT) al palacio de la Zarzuela, constató la AFP, procedente de la localidad gallega (noroeste) de Sanxenxo, adonde arribó el jueves para pasar el fin de semana asistiendo a una competición de vela, su deporte favorito.
Desde que se fue a los Emiratos Árabes Unidos en agosto 2020, cuando recaían sobre él sospechas de blanqueo y corrupción,
Juan Carlos I no había visto personalmente a su esposa Sofía, de la que ya estaba distanciado,
y a su hijo, que ha tratado desmarcarse de su padre.
Las investigaciones fueron archivadas, entre otros motivos, por la inviolabilidad del anterior jefe de Estado y porque los posibles delitos habían prescrito, algo que exacerbó la polémica por su regreso.
"Creo que en estos días de visita, el rey Juan Carlos ha perdido una oportunidad de dar explicaciones y de pedir perdón", lamentó este lunes la portavoz del gobierno de izquierdas, Isabel Rodríguez, en declaraciones a la radio pública RNE.
Felipe VI nunca visitó a su padre en su exilio y, oficialmente, nunca habló por teléfono con él hasta la semana pasada, cuando acordaron esta visita que concluirá con el regreso este lunes a Abu Dabi tras esta
jornada familiar a la que la Casa Real dio rango de privada.
En Sanxenxo, Juan Carlos hizo algunas declaraciones breves y al vuelo, cuando entraba o se iba del club náutico.
"Explicaciones, ¿de qué?", respondió secamente cuando le preguntaron si iba a darle explicaciones a su hijo.
"¿Cómo que qué le voy a decir? ¿Qué le dirías tú a tu hijo?", lanzó a una periodista que le preguntó de qué iban a hablar con Felipe VI.
En 2014, Juan Carlos abdicó a favor de su hijo, y justificó su exilio en Abu Dabi en la necesidad de "facilitar" el trabajo al nuevo monarca.
En marzo de 2020, Felipe VI renunció a la herencia de su padre y le retiró su asignación anual de casi 200.000 euros.
Más recientemente, a finales de abril, puso en marcha con el gobierno de Sánchez una operación de "transparencia" en la Casa Real, que ahora deberá auditar sus cuentas, hacer públicos sus contratos o hacer un inventario de los regalos recibidos.
"Felipe VI está haciendo un ejercicio formidable por recuperar esa esencia en una institución del Estado, que es transparencia, que es ejemplaridad", se congratuló la portavoz del gobierno de Pedro Sánchez.