Las presiones para que la crisis del Gobierno de Italia se resuelva con la continuidad del Primer Ministro Mario Draghi aumentaron este lunes por parte de cientos de alcaldes y todo tipo de asociaciones, temerosos de la incertidumbre económica y social, mientras los partidos de la coalición siguen enfrentados.
Italia arranca la semana más caliente del año no solo desde el punto de vista meteorológico, sino también político: este miércoles Draghi aclarará en el Parlamento si finalmente consuma su dimisión, "congelada" por el presidente de la República, Sergio Mattarella.
El Primer Ministro, en el cargo desde febrero de 2021, decidió renunciar después de que el
Movimiento 5 Estrellas (M5S) no votara una moción de confianza, desmarcándose de su coalición de unidad nacional, en la que están todos menos la formación ultraderechista
Fratelli d'Italia, que lidera Giorgia Meloni.
Pero Mattarella, árbitro de la política nacional, frenó la crisis hasta este miércoles: primero porque Draghi debe hacerlo en el Parlamento, y después para que pudiera viajar hoy a Argelia para pedir más gas.
Draghi, arropado por todos
Y es que una eventual dimisión llevaría muy probablemente a un adelanto electoral en medio de una oleada inflacionaria sin precedentes desde 1986 e interrumpiría las reformas que acompañan a los desembolsos millonarios del Plan de Recuperación europeo.
Por eso, los llamados para que Draghi se desdiga y agote la legislatura en marzo de 2023 no dejan de crecer.
Decenas de organizaciones de toda índole han firmado toda clase de manifiestos para exigir su continuidad y expresar su preocupación por la actual coyuntura.
Entre los firmantes hay asociaciones de rectores, profesores, médicos, enfermeros, farmacéuticos e incluso veterinarios, además de entes ambientalistas, antimafia o de todo color político.
Los sindicatos y patronales se han unido para exigir "un Gobierno fuerte" y la Conferencia Episcopal Italiana ha llamado a la "estabilidad" por boca de su presidente, el cardenal Matteo Zuppi.
Mientras que el domingo, más de mil alcaldes, entre ellos los de Roma, Milán, Florencia, Turín o Génova (norte), se sumaban a una petición conjunta por la estabilidad política.
La hora de la verdad
Draghi, determinado a consumar su dimisión, podrá meditar hasta el miércoles, cuando se le espera en la Cámara de los Diputados y el Senado para exponer los motivos de su renuncia.
Y a buen seguro revalidará lo que dijo a sus ministros: el "pacto de confianza" sellado al inicio de su Gobierno se ha esfumado. Pues él aceptó gobernar con el apoyo de todo -o casi todo- el hemiciclo y el jaque del M5S es inaceptable.
Hasta la fecha se desconocía la metodología a seguir, si por ejemplo habría algún tipo de votación que revelara los apoyos con los que cuenta en el Parlamento, pero hoy se supo que después de su discurso se votará una moción de confianza en ambas cámaras.
Los partidos aclararán así si le mantienen su apoyo. Por ahora, como siempre, el único "no" claro es el de los ultras de Giorgia Meloni, sola en la oposición y ya primera fuerza del país en los sondeos.
La coalición, cada vez más alejada
Entretanto, los partidos que le respaldaron en el poder se han enrocado en posiciones cada vez más distantes.
El progresista Partido Demócrata cree que el Gobierno debe seguir con la misma composición, mientras que la centroderechista Forza Italia, de Silvio Berlusconi, y la ultraderechista Liga, de Matteo Salvini, opina que el M5S debe ser excluido.
El líder de la centrista Italia Viva, Matteo Renzi, también apoyó al Primer Ministro en la sede de la Prensa Extranjera de Roma, pues cree que "nadie ni en Italia ni en Bruselas están interesados" en un Gobierno débil al frente de la tercera potencia del euro.
Cuchillos a Cinco Estrellas
Paralelamente, el líder del M5S, Giuseppe Conte, tras provocar esta crisis en pleno verano trata de mediar dentro de su partido, severamente dividido entre los partidarios de seguir gobernando y quienes preferirían estar en la oposición.
El cónclave en el Cinco Estrellas dura desde hace cuarenta horas, con algún que otro parón y en medio de repetidas broncas, con parlamentarios conectándose desde la playa o acusando de traición a sus colegas de otras corrientes, según revela la prensa.
Las desavenencias entre Draghi y Conte han ido "in crescendo" en los últimos tiempos, primero por la negativa del segundo a seguir armando a la resistencia ucraniana y después por las críticas a un decreto con ayudas contra la inflación que veía insuficiente.
Ahora, la encrucijada del M5S marca dos caminos, ambos inciertos: dar un paso atrás y volver a tender la mano al Gobierno en este momento peliagudo o provocar el portazo definitivo para tratar de reconquistar al electorado perdido antes de las generales.
Y en ambos casos el Cinco Estrellas, ganador de las generales del 2018, se presentará diezmado por las escisiones y exhausto dados sus repetidos batacazos electorales.