En su primera audiencia pública al comienzo de junio, el comité difundió imágenes inéditas de manifestantes furiosos saqueando el Congreso.
Estas imágenes son como un relato minuto a minuto de los disturbios, cuyo objetivo era impedir que se validara el resultado de las elecciones presidenciales de 2020, ganadas por el rival demócrata de Trump, el actual presidente Joe Biden.
Se veía a los manifestantes, enardecidos por miembros de la milicia de extrema derecha Proud Boys, forzar la barrera policial y después a agentes tratando desesperadamente de contener a la muchedumbre que escalaba los muros y lanzaba sillas. En vano.
Cassidy Hutchinson, excolaboradora de la Casa Blanca, describió a los congresistas un Donald Trump incapaz de aceptar la derrota y dispuesto a hacer cualquier cosa para mantenerse en el poder.
En uno de los testimonios más impactantes de estas audiencias, la joven de 26 años reveló que el pasado 6 de enero el republicano intentó, sin éxito, agarrar el volante del coche presidencial que conducía un agente de su servicio de protección para ir al Capitolio.
"Llévame al Capitolio ahora mismo", le dijo, según ella.
Hutchinson también aseguró que Donald Trump sabía que algunos de sus seguidores estaban armados.
Y cuando el secretario de Justicia dijo que no había encontrado suficiente fraude para invalidar la victoria de Joe Biden, el millonario echó ketchup a una pared de la Casa Blanca, afirmó.
En diciembre de 2020 se llevó a cabo en la Casa Blanca lo que el congresista Jamie Raskin llamó "la reunión más loca de la presidencia de Trump".
Donald Trump, entonces presidente, estaba en conciliábulo con tres asesores externos que le proponían planes inverosímiles para anular el resultado de las elecciones presidenciales de 2020.
Pat Cipollone, el asesor legal de la Casa Blanca, descontento al ver quién asistía a la reunión, corrió al Despacho Oval.
Le siguió una larga "confrontación acalorada salpicada de insultos", según Raskin.
En el comité hay dos republicanos. Uno de ellos es Liz Cheney, congresista por Wyoming e hija del exvicepresidente Dick Cheney.
Unirse al comité le costó caro: es una paria en su estado y entre las filas republicanas.
Pero la congresista, de 55 años, se ha convertido en un ídolo para algunos demócratas.
Durante las audiencias, Liz Cheney no dudó en acusar a Donald Trump de haber "convocado a la multitud, reunido a la muchedumbre y encendido la mecha de este ataque".
Ella asestó algunos de los golpes más duros al millonario, diciendo, por ejemplo, que intentó contactar con un testigo del comité del Congreso.
El comité se centró en el papel ejercido por Donald Trump y su posible responsabilidad.
En la última audiencia, ayer jueves, su presidente dijo que Trump "abrió el camino para la anarquía y la corrupción".
Donald Trump "intentó destruir nuestras instituciones democráticas", estimó Bennie Thompson, y pidió que los responsables del caos en el Congreso "respondan de sus actos ante la justicia".
Las conclusiones del grupo de congresistas podrían incluir una recomendación sobre la apertura de procesos legales contra el expresidente.
Este último, que se plantea ser candidato a las presidenciales en 2024, denuncia el trabajo de la comisión desde el comienzo.