Una vez más, los ojos del mundo están puestos en Asia. La visita a
Taiwán de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos,
Nancy Pelosi, complicó aún más la tensa relación entre Washington y China, que interpretó este viaje como un gesto del país norteamericano a la independencia de la isla, cosa que ha sido refutada por la Casa Blanca. Con esta acción,
la congresista se posiciona en el centro de este conflicto, aunque no es el único rostro.
Pelosi fue recibida en Taiwán por la Presidenta
Tsai Ing-wen, conocida como "la Merkel de Asia" y que desde su llegada al poder en 2016 liderando el partido independentista se ha convertido en
un dolor de cabeza para Beijing, que considera la isla autónoma como territorio chino. La Mandataria ha tomado un rol central en el conflicto y su alianza con la líder demócrata ciertamente está dando que hablar.
Ambas dirigentes han tenido una dilatada carrera política que las ha llevado a posicionarse como las mujeres más poderosas de sus respectivos países, ganando tanto seguidores como adversarios.
El camino de Nancy Pelosi
A sus 82 años, Nancy Pelosi se mantiene en la primera línea política de Estados Unidos. Su acercamiento a la ciudadanía, su férreo carácter y sus profundas convicciones que la han enfrentado a líderes como los ex presidentes George W. Bush y Donald Trump, la han convertido sin dudas en la mujer más poderosa de su país en la actualidad -por sobre la vicepresidenta Kamala Harris- y en una de las más influyentes a nivel mundial.
Bautizada como Nancy Patricia D'Alessandro, podría decirse que su historia con el servicio público viene "de la cuna": su padre, Thomas D'Alessandro Jr., fue alcalde de Baltimore durante doce años y congresista por esa misma ciudad por cinco periodos, logrando transmitir esa vocación a su familia.
Estudió Ciencias Políticas en la Universidad de Washington, donde conoció a
Paul Pelosi, con el que se casó y de quien tomó su apellido. Con él tuvo cinco hijos en seis años.
Su carrera política comienza en 1976, trabajando con el gobernador californiano Jerry Brown en su candidatura en las primarias presidenciales del Partido Demócrata. Tras eso, comenzó una ascendente carrera al interior de la colectividad hasta convertirse en 1987 en congresista por el Distrito 12 de California, cargo que ostenta hasta hoy.
En estos 35 años Pelosi se ha caracterizado por su fuerte convicción ideológica. Es más, no es la primera vez que protagoniza un altercado con China: en 1991 se paró junto a los congresistas Ben Jones y John Miller en la plaza de Tiananmén de Beijing portando un lienzo que decía "A los que murieron por la democracia en China", en protesta por la matanza de miles de manifestantes en ese mismo lugar en 1989.
Como congresista, también promovió el aborto libre, la defensa de los derechos de la comunidad LGBTI y dio prioridad al financiamiento de la investigación del VIH, según reportó BBC. Fueron esas convicciones las que la perfilaron como una líder progresista que incluso le han valido críticas desde la Iglesia católica, religión que ella misma profesa. Asimismo, desde el Congreso votó en contra de la guerra en Irak en 1991 y 2002.
Precisamente en 2002,
Pelosi fue elegida líder del Partido Demócrata en la Cámara de Representantes, entonces en minoría. En enero de 2007, y luego de que su colectividad se impusiera en las elecciones de 2006,
se convirtió en presidenta de la Cámara Baja. Desde ahí se encargó de liderar iniciativas como el plan de salud
Obamacare, en complicidad con el Presidente Barack Obama.
Dejó la jefatura de la Cámara en 2011 y volvió en 2019, ya con Donald Trump en la Casa Blanca. En su puesto, Pelosi se convirtió en uno de los opositores más acérrimos del gobernante: recordada es su aparición durante la cuenta pública de 2020 cuando, una vez concluida la intervención del Mandatario, tomó su discurso y lo rompió frente a todas las cámaras.
Hoy, Nancy Pelosi se ha consolidado como una de las políticas más influyentes del país. Y parece que a sus 82 años pretende seguir un tiempo más en la primera línea.
Tsai Ing-wen: Desafiando a China
Cuando llegó a la Presidencia de Taiwán en 2016, la prensa internacional calificó a Tsai Ing-wen como "la Merkel de Asia", destacando su carácter firme y su falta de miedo a enfrentar a China, que siempre está merodeando la isla. Sin dudas se trata de una comparación injusta para la líder taiwanesa, que en los últimos años ha demostrado que puede valerse por sí sola.
Tsai, de 65 años y la menor de 11 hermanos, posee un nutrido currículum académico: se tituló de abogada de la Universidad Nacional de Taiwán y cuenta con un magíster en la Universidad de Cornell (EE.UU.) y un doctorado de la prestigiosa London School of Economics.
Antes de llegar a la Presidencia, se desempeñó como viceprimera ministra y titular del Consejo de Asuntos de China Continental durante el Gobierno del separatista Chen Shui-bian, y también lideró las negociaciones de la isla en los grandes acuerdos comerciales con otros países. En 2008 se inscribió en el Partido Demócrata Progresista (PDP) y cuatro años más tarde se convertía en su jefa, liderando las elecciones que finalmente perdieron.
Sin embargo, tuvo su revancha en 2016, con un discurso independentista que ha mantenido hasta hoy y que le permitió también su reelección en 2020, en medio de las fuertes advertencias de Beijing. Desde allí, la Mandataria ha sido enfática: "No nos inclinaremos ante China".
Como Presidenta, Tsai también debió liderar la respuesta de la isla a la pandemia de covid-19. Fue así que decidió ordenar rápidos cierres y se enfocó en el rastreo del virus, lo que le permitió frenar olas masivas de contagios, no sin complicaciones.
Ahora, la Mandataria vuelve a desafiar a China, esta vez junto a Nancy Pelosi. Una cosa queda clara: esta historia está muy lejos de acabar.