Del otro lado, los famosos que critican públicamente la ofensiva en Ucrania están ahora en una "lista negra".
"Más de 100 actividades musicales fueron anuladas desde febrero", indica a la AFP Alexéi Kozin, director de Navigator Records, principal compañía editora de rock ruso.
Una "lista negra" que circula en esos medios incluye, según él, a unos cuarenta músicos, entre ellos el rockero Yuri Shevchuk, que acusó al Kremlin de "matar jóvenes rusos y ucranianos", en un concierto en mayo.
A fines de julio, el jefe del grupo parlamentario pro-Kremlin "Rusia Justa", Serguéi Mironov, pidió elaborar una "lista blanca de artistas patriotas" para explicar al público "quién es quién en el arte ruso hoy".
A la espera de esto, el poder comenzó a intervenir en los teatros.
A fines de junio, el alcalde de Moscú no ratificó los contratos con los directores artísticos de tres teatros del Nuevo Drama, entre ellos el Centro Gogol del director Kirill Serebrennikov, opuesto a la ofensiva en Ucrania.
"Los contratos expiraron", se justificó la alcaldía, que ya había anunciado en marzo cinco fusiones de teatros para "optimizar" el sistema.
"El poder ya no quiere arte provocador, sino arte tranquilo, incluso aburrido, pero que da seguridad", explica a la AFP el dramaturgo del Centro Gogol, Valéri Pecheikin.
"Como resultado, el teatro regresará a los grandes clásicos, el cine a las comedias tranquilas y los museos a las exposiciones equilibradas", dijo.
A esto se agregan las anulaciones de exposiciones, como la del artista ruso-estadounidense Grisha Bruskin, consagrada a las "ideologías y sus mitos", cerrada en abril, tres meses antes de lo previsto, "por razones técnicas".
"En plena guerra en Ucrania, una revolución cultural tiene lugar en Rusia", advierte en las redes sociales Marina Davydova, redactora en jefe de la revista Teatr, ahora en el exilio.
"Luego de 30 años de liberalismo pro-occidental, una revolución conservadora ocurre en Rusia", se congratula por su parte Olga Andreeva, del semanario conservador ruso Expert.
"Es la hora de la verdad en el camino de Rusia por las sendas de la eterna lucha entre occidentalistas y eslavófilos", que encuentra sus orígenes en el siglo XIX, dice a la AFP.
En marzo, Putin llamó a la nación a "purificarse" de los "traidores" que "ganan su dinero aquí, pero viven allá (en Occidente, NDRL) ni siquiera en el sentido geográfico, sino en sus pensamientos, en su consciencia servil".
En julio, encabezó un nuevo movimiento de jóvenes, Bolshaya Peremena, que recuerda al de los "Pioneros" soviéticos.
Símbolo de ese cambio es el monumento al soldado desconocido que reemplazó al dios griego de las artes Apolo en el frontón de la entrada del teatro Bolshoi en el nuevo billete de 100 rublos, en circulación desde fines de junio.