Una vez que dejó el poder de la Unión Soviética y con ésta ya disuelta,
Mijail Gorbachov se dedicó a viajar y recorrer el mundo. Si bien en Rusia no era muy querido, Occidente lo recibía con los brazos abiertos, reconociendo su rol determinante en el fin de la Guerra Fría. Fue así como llegó a
Chile la calurosa tarde-noche del 3 de diciembre de 1992.
Meses antes, y en conocimiento de que el ex dirigente ruso preparaba una gira por varios países de Latinoamérica, el Gobierno de Patricio Aylwin le envió una invitación para visitar Chile. En la carta, el jefe de gabinete Carlos Bascuñán destacaba la "experiencia como estadista y el gran aporte a la política mundial" de Gorbachov.
"De ahí que el Presidente de Chile mire con interés su posible visita, que
posibilitaría un fecundo intercambio de experiencias de gran ayuda para la consolidación de la democracia en todas las regiones del mundo", completaba la invitación.
Se trataba de un momento especial. El último líder de la Unión Soviética iba a ser recibido por el primer Presidente de Chile tras la vuelta de la democracia en el país.
Gorbachov llegó al aeropuerto de Santiago el 3 de enero acompañado de su esposa Raisa, instancia en la que dio una breve conferencia de prensa. Se definió como "un demócrata convencido, de centro izquierda'' y destacó que "en la nueva Rusia que está naciendo hay gran interés en comunicarnos con América Latina y los demás países del mundo porque en Rusia está en proceso la discusión más importante: qué vamos a hacer de ahora en adelante, interrogante que tenemos que resolver nosotros''.
"Dejar que las cosas se desarrollen sin ninguna dirección, sin ninguna orientación es un asunto sumamente peligroso y estamos viendo algunas señales de ello'', agregó.
Al día siguiente, Gorbachov comenzó sus actividades visitando las dependencias de
El Mercurio, donde compartió con sus directores y visitó la zona de prensas. Posterior a ello se reunió con empresarios y diversas personalidades políticas, entre ellas el entonces candidato presidencial
Eduardo Frei, con quien luego sostuvo un encuentro privado.
Ya en la tarde, el ex líder soviético fue recibido en La Moneda por el Presidente Aylwin. "Aún antes de venir aquí, yo tenía una impresión muy positiva de su Presidente, y la entrevista que tuve con él me demostró que no me había equivocado'', dijo el dirigente ruso, quien agregó que estaba "simplemente impresionado con el Presidente que ustedes tienen. Chile tuvo suerte''.
Durante su estadía en el país, Mijail Gorbachov también recibió la distinción de doctor Honoris Causa en la Universidad de Chile y participó de una actividad en el Congreso Nacional, en Valparaíso. Dejó el país el 5 de diciembre, rumbo a Brasil.
Una figura clave
Alberto Rojas era un joven estudiante de Periodismo en 1992 y tuvo la posibilidad de participar en uno de los encuentros. "Cuando visitó Chile, su presencia causó gran furor y expectación", recuerda en diálogo con Emol. Años después, en 2011, pudo entrevistar a Mijail Gorbachov para El Mercurio, con motivo de los 20 años de la caída de la URSS. Fue el último diálogo del ex líder soviético con un medio chileno.
Ya alejado del mundo político, en 2011 Gorbachov estaba pendiente del acontecer internacional, pero su foco en esos momentos eran temáticas como el cambio climático y el desarrollo de energías renovables. Y eso quedó claro en la mencionada entrevista. "El mundo es adicto al petróleo, y como cualquier adicción es muy difícil de curar. El petróleo ha sido un motor del actual sistema económico, impulsado por el consumo en que vivimos. Y es aquí donde se encuentra la raíz del problema", decía.
Así lo recuerda Alberto Rojas: "(A Gorbachov)
le preocupaba mucho la forma en que la crisis climática impactaría en la economía mundial, pero sobre todo cómo afectaría la calidad de vida de los habitantes de los países con menos recursos para enfrentar el acelerado cambio climático. Por eso, para él,
resultaba urgente la introducción de nuevas energías, más limpias y eficientes, porque comprendía que el tiempo corría (y corre) en contra para toda la Tierra".
Consultado por si el líder soviético dimensionaba su rol en el fin de la Guerra Fría, el ahora director del Observatorio de Asuntos Internacionales de la Universidad Finis Terrae remarcó que "es muy probable que Mijail Gorbachov, mientras lideró la Unión Soviética, estuviera plenamente consciente de que sus reformas políticas y económicas, así como su esfuerzo por lograr una distensión con Estados Unidos, eran iniciativas controvertidas y resistidas que -de una u otra manera- cambiarían la posición de la propia URSS en el contexto mundial y la estructura del orden bipolar vigente hasta entonces".
El académico recalca que "sin embargo, fue tras la desaparición de la Unión Soviética que su figura cobró una dimensión histórica aún mayor, lo que fue reconocido ampliamente en Occidente. En ese sentido, si Gorbachov no hubiese llegado al poder en 1985, la Unión Soviética podría haber seguido existiendo durante años bajo un liderazgo rígido y ortodoxo, y la Guerra Fría se podría haber prolongado hasta comienzos de este siglo".
En esa línea, enfatiza que "la figura de Gorbachov fue y es mucho más valorada y apreciada en Occidente que en Rusia", ya que "muchos rusos consideraron que la desaparición de la URSS, a fines de 1991, había sido una tragedia a gran escala".
Con todo, y pensando en las lecciones que podrían sacar los líderes mundiales de Gorbachov considerando el contexto actual, Rojas afirma que "la única manera" de enfrentar amenazas a escala global como el peligro de una guerra nuclear o el cambio climático es
"dejando de lado las diferencias y el orgullo, para trabajar en conjunto".
"Su liderazgo demostró lo que significa ser un estadista: tomar decisiones difíciles e impopulares, pero con la convicción de que son las medidas adecuadas. Es un hecho que no todas sus decisiones fueron exitosas. Por ejemplo, Gorbachov nunca quiso que la Unión Soviética desapareciera, pero sí transformarla en una potencia más moderna y competitiva, y que eso le garantizara a su población vivir lejos de la amenaza de una Tercera Guerra Mundial", cerró.