El ataque contra la vicepresidenta argentina Cristina Fernández puso en evidencia graves fallas de la custodia de la Policía Federal, que permitieron que el agresor quedara en posición de tiro, a pocos centímetros de la ex Mandataria.
El agresor nunca tenía que haber llegado tan cerca de su objetivo. Todo operativo de seguridad de un mandatario o jefe de Estado, consta de anillos o perímetros conformados por los distintos efectivos asignados a la custodia.
En el caso del ataque contra Cristina Fernández,
esos perímetros no existieron. Solo hubo un cordón de efectivos de la Policía Federal, de civil, que en lugar de vigilar el entorno para buscar alguna eventual amenaza,
se dedicaban a mirar a la vicepresidenta, en actitud pasiva y solo para contener a los manifestantes. Ninguno de los custodios tuvo en cuenta la amenaza.
Tampoco los policías tomaron la medida de establecer un espacio de contención y distancia entre la vicepresidenta y los manifestantes. Especialmente, con el antecedente registrado anteayer de un repartidor que se acercó al grupo de simpatizantes de la vicepresidenta y amenazó con una llave francesa a los partidarios kirchneristas.
La conducta aplicada en el momento que el agresor apuntó con la pistola Bersa .32 a la cabeza de la vicepresidenta también violó todos los protocolos elaborados para la seguridad de los funcionarios del Estado.
Los policías no se arrojaron sobre la vicepresidenta en ese momento ni tenían un pasillo de escape que hubiera permitido retirarla de la zona de tiro, ante la posibilidad de que hubiera un segundo agresor.
La custodia de la vicepresidenta había sido reforzada en los últimos días. A pesar del aumento de los efectivos de la Policía Federal en el departamento donde vive Cristina Fernández, el agresor se acercó a centímetros de su objetivo.
La mencionada fuerza de seguridad federal sumó veinte efectivos para reforzar la seguridad de la vicepresidenta en los últimos días. Actualmente, Fernández contaría con casi un centenar de policías afectados a su seguridad personal.
Solamente el Presidente Alberto Fernández cuenta con mayor cantidad de agentes asignados a su seguridad.
La seguridad de Cristina Fernández está a cargo de División Custodia Vicepresidencial que depende del jefe de la Policía Federal, cuyo jefe político es el ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández.
Fue justamente el ministro Fernández quien asignó veinte efectivos de la Policía Federal para reforzar la custodia de la vicepresidenta en los últimos cuatro días.
Si bien dicha división tiene un comisario a cargo, era el comisario inspector Diego Carbone, retirado de la Policía Federal, quien supervisaba todos los movimientos de la vicepresidenta y de sus custodios.
El fin de semana pasado, Carbone fue visto con la tropa de militantes kirchneristas después de que el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires dio la orden de retirar las vallas que rodearon por casi medio día el domicilio de su jefa.
Además de los policías asignados al área específica de la custodia de la vicepresidenta, el ataque puso al descubierto las falencias y falta de responsabilidad de la jefatura de Agencia Federal de Inteligencia (AFI), a cargo de Agustín Rossi, que no realizaron relevamientos a través de redes sociales sobre los eventuales peligros y amenazas de potenciales agresores como Fernando Andrés Sabag Montiel, el ciudadano de nacionalidad brasileña, de 35 años que apuntó su arma contra Cristina Fernández.
El agresor tenía una importante actividad en redes sociales y
contaba con un antecedente por portación de arma blanca del 17 de marzo de 2021.
Tampoco existió coordinación entre la División Custodia Vicepresidencial y la Casa Militar que tiene a su cargo a seguridad del Presidente Alberto Fernández que también cuenta con efectivos de la Policía Federal que custodian al primer mandatario en el terreno. Mientras que en la Casa Rosada y la Quinta de Olivos, la responsabilidad es exclusiva de personal militar.