"No era un traidor, nos dio libertad", era el sentir de este sábado de muchos de los miles de ciudadanos que se despidieron en la histórica Sala de las Columnas de la Casa de los Sindicatos en Moscú del último dirigente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, quien falleció el martes a los 91 años.
"Gorbi", quien para Occidente era uno de los políticos más relevantes del siglo XX, que abrió Rusia al mundo y puso fin hace más de treinta años a la Guerra Fría, es para muchos rusos una figura controvertida, pese al Nobel de la Paz que recibió en 1990, pues le asocian con el colapso de la URSS.
El presidente ruso, Vladímir Putin, quien ha calificado la desintegración de la URSS como "la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX", alegó motivos de agenda para no asistir a las exequias.
Se despidió de Gorbachov el jueves en el hospital donde murió el último dirigente de la Unión Soviética y envió una corona de flores.
El que sí acudió a honrar a Gorbachov fue el subjefe del Consejo de Seguridad y ex presidente de Rusia, Dmitri Medvédev.
El padre de la perestroika no recibió un funeral de Estado, pero la frialdad con la que el Kremlin le despidió no impidió a miles de jóvenes, familias con niños pequeños y mayores, rendirle homenaje en la capital rusa a pocos metros del máximo centro de poder.
Las exequias se tienen que prolongar
Mucho antes de las 10.00 de la mañana hora de Moscú cientos de personas hacían ya cola cerca del Teatro Bolshói para entrar en la Sala de las Columnas, donde llegó poco antes el ataúd de madera de Gorbachov cubierto de la bandera rusa tricolor.
La familia había previsto dos horas para la despedida, pero la cola fue tan grande que aún a las 12.00 había tanta gente que se decidió alargar las exequias dos horas más.
Libertad y miedo
En la Rusia del presidente Putin, donde no hay margen para protestas, la mayoría de los opositores está en prisión o exiliada y ya no quedan medios independientes, en el país que libra una "operación militar especial" en Ucrania, esos rusos temen perder esos logros.
"Creo que Gorbachov hizo mucho para que tuviéramos algo, algo que estamos perdiendo ahora", dijo Polina, de 22 años.
"Nos enseñó a no tener miedo. Y ahora tenemos miedo", sostuvo Alexandr, de 64 años, en medio de un fuerte dispositivo policial.
Andréi Grachov, último jefe de prensa de Gorbachov, dijo a Efe antes del funeral que la muerte de éste "justo ahora es simbólica, ya que él es de alguna forma otra víctima de esta crisis".
"Estoy seguro de que el conflicto entre rusos y ucranianos era un drama para él, ya que era mitad ruso, mitad ucraniano. Igual que su esposa, Raísa, cuyo padre era ucraniano y madre rusa", afirmó.