El Primer Ministro de Gran Bretaña,
Boris Johnson, salió el martes por última vez de su residencia oficial en Downing Street y
se dirigió a Escocia para presentar formalmente su renuncia a la reina Isabel II.
Se espera que el líder británico, quien anunció su intención de dejar el puesto hace dos meses, se reúna con la monarca más tarde en la mañana en la finca de Balmoral para iniciar el traspaso de poder a su sucesora, Liz Truss.
Truss, que fue elegida para liderar el gobernante Partido Conservador en la víspera, será nombrada Primera Ministra poco después durante su audiencia con la reina.
En declaraciones realizadas a las puertas del número 10 de Downing Street, Johnson dijo que sus políticas le dieron al país la fortaleza económica necesaria para ayudar a la población a superar la crisis energética, antes de despedirse con una de sus típicas fanfarronadas.
"Soy como uno de esos cohetes de propulsión que ha cumplido su función", indicó antes de subir a un auto y cruzar las puertas de la residencia por última vez como Primer Ministro. "Ahora volveré a entrar suavemente en la atmósfera y caeré al mar sin que nadie me vea en algún rincón remoto y oscuro del Pacífico", agregó.
Johnson, de 58 años, fue nombrado Primer Ministro hace tres años luego de que su predecesora, Theresa May, no logró sellar la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. Después, obtuvo una mayoría de 80 escaños en el Parlamento con la promesa de "conseguir el Brexit".
Pero se ha visto a abandonar el poder por una serie de escándalos que culminaron en la dimisión de decenas de secretarios del gobierno y funcionarios de menor rango a principios de julio. Mencionó esa caída en sus últimas declaraciones oficiales, apuntando que pasaba el bastón de mando a Truss en lo "que inesperadamente se ha convertido en una carrera de relevos".
Aunque muchos observadores esperan que trate de regresar a la política, él ofreció su respaldo a Truss y se comparó con Cincinato, un dictador romano que renunció a su poder y regresó a su granja para vivir en paz.
"Como Cincinato, regreso a mi campo", dijo. "Y no ofreceré a este gobierno más que el más ferviente apoyo", añadió.
Johnson renunciará formalmente poco después del mediodía, cuando se reúna con Isabel II en Balmoral, su residencia de verano en Aberdeenshire.
Es la primera vez en 70 años de reinado que el traspaso de poderes no se realiza en el Palacio de Buckingham, en Londres. La ceremonia se trasladó a Escocia para garantizar su celebración ya que la monarca, de 96 años, ha tenido problemas de movilidad que han obligado a los funcionarios de palacio a tomar decisiones sobre sus viajes día a día.
Truss, de 47 años, asumirá el cargo un día después de que los 172.000 miembros del Partido Conservador la eligieron para liderar la formación.
Está previsto que el martes por la tarde ofrezca su primer discurso como líder de una nación de 67 millones de habitantes preocupados por el aumento de la factura energética, y por un inverno de recesión y disputas laborales. Estos problemas se han ido enconando en los dos últimos meses porque Johnson no tenía autoridad para tomar decisiones políticas relevantes luego de anunciar su renuncia.
Ante los miembros de su partido, Truss se comprometió el lunes a tomar medidas económicas, a abordar la crisis energética y la saturación del sistema de salud, aunque ofreció pocos detalles acerca de sus políticas. En la víspera había dicho que presentará su plan para hacer frente al aumento del costo de la vida en una semana.
Truss tendrá que decir "mucho más" para llegar a un electorado más amplio, afirmó Bronwen Maddox, directora del centro de estudios internacionales Chatham House.
"Todo, cada camino, regresa ahora mismo al costo de la vida", indicó Maddox. "Y si cumple (...) su palabra en eso, entonces podríamos ver cómo el ambiente se vuelve mucho más positivo".
Muchos británicos están empezando a conocer todavía a la mujer que pronto estará al frente del país.
Al contrario que Johnson, quien se convirtió en una celebridad mediática mucho antes de llegar al cargo, Truss ascendió de manera discreta por las filas conservadoras antes de ser nombrada secretaria de Exteriores, uno de los puestos más importantes del gobierno, hace apenas un año.