Las redes de gas forman sólo una parte de la densa mezcla de tuberías y cables submarinos que mueven economías, mantienen hogares calefaccionados y conectan a miles de millones de personas.
Más de 1,3 millones de kilómetros de cables de fibra óptica –suficientes para llegar a la Luna y volver– cruzan océanos y mares, de acuerdo a TeleGeography, que rastrea y mapea las redes de comunicación vitales.
Los cables típicamente son del ancho de una manguera. Pero el 97% de las comunicaciones mundiales, incluyendo billones de dólares en transacciones financieras, pasan a través de ellos todos los días.
Sin estos cables, la vida moderna se congelaría súbitamente, las economías se derrumbarían y los gobiernos sufrirían para comunicarse entre ellos y con sus tropas, según advirtió el legislador británico Rishi Sunak en un informe en 2017, estableciendo los riesgos existentes, antes de que se convirtiera en jefe del Tesoro en el Reino Unido.
Cables de energía también son instalados bajo el agua. Lituania reclamó en 2015 que un buque de guerra ruso intentó en repetidas ocasiones obstaculizar el tendido de un cable eléctrico submarino que los une con Suecia. El ministro de Energía lituano entonces fue citado calificando las acciones de Rusia como "hostiles".
Las fugas del gasoducto revelaron que atacar este tipo de infraestructura y escapar sin ser detectados es posible, incluso en una zona de alto tránsito como el Mar Báltico. Esta zona marítima es vista como un desafío para navegar sin ser detectado, ya que es relativamente poco profunda, con mucho tráfico marítimo y con bombas no detonadas en su fondo que datan de ambas guerras mundiales.
Incluso el Kremlin está de acuerdo que no parece ser el trabajo de unos amateurs. "Parece ser un ataque terrorista, probablemente conducido a nivel de estado", afirmó el vocero del Kremlin, Dmitry Peskov.
Docenas de roturas son detectadas cada año en los cables submarinos de comunicación, habitualmente causados por embarcaciones pesqueras y anclas, lo que evidencia su fragilidad. Las ubicaciones que tienen en el fondo del mar tampoco son un secreto, no tienen una protección robusta por parte del derecho internacional y tampoco se requiere gran pericia o recursos para causar daños, detalla el reporte de Sunak.
"Nuestra infraestructura es frágil", afirma Torben Ørting Jorgensen, un almirante en retiro de la marina danesa. Las fugas en el Báltico "han enfocado nuestra atención en estas vulnerabilidades, ya sea internet, cables de energía o gasoductos", agrega.
Gigantes de internet como Amazon, Meta, Google y Microsoft están entre quienes han impulsado la expansión de la red de cableado, con participaciones en la propiedad de un creciente número de cables submarinos. Esto evita la necesidad de gastar dineros fiscales en la instalación de las redes. Pero debido a que las empresas privadas no piensan en la seguridad nacional de manera tan amplia como los gobiernos, no han estado alertas a la "nueva amenaza agresiva" de actores como Rusia, según el informe de Sunak.
Luego de la Guerra Fría, las naciones de la OTAN redujeron sus fuerzas de guerra antisubmarinas, recortaron sus presupuestos de defensa y juzgaron que el riesgo de Rusia disminuía.
"La capacidad de muchas naciones occidentales para detectar, rastrear, disuadir y contrarrestar de manera confiable las actividades submarinas rusas se ha atrofiado", dijo un estudio de 2016, "Guerra submarina en el norte de Europa", dirigido por Kathleen Hicks, ahora número dos en el Departamento de Defensa de EE.UU.
El vicealmirante francés retirado Michel Olhagaray, exjefe del centro francés de estudios militares superiores, dijo que las naciones occidentales "se permitieron quedarse dormidas" y que ahora deben dedicarse a proteger mejor los cables y tuberías submarinos que Rusia ha identificado como vitales y vulnerables.
"Ciertamente se han quedado atrás", dijo Olhagaray sobre las defensas occidentales contra los ataques submarinos. "Los fondos oceánicos son un dominio mucho más importante y obvio" que la exploración del espacio, agregó. "En lugar de ir a Marte, deberíamos proteger mejor la infraestructura", aseveró.