La hambruna es la extrema escasez de alimentos y una mortalidad significativa debido a inanición o desnutrición, combinada con enfermedades como el cólera. Una declaración de este tipo significa que los datos apuntan a que más de un quinto de los hogares tienen brechas de alimentos extremas, más del 30% de los niños sufren malnutrición aguda y más de dos personas cada 10.000 fallecen a diario.
Las declaraciones formales de hambruna por parte de Naciones Unidas y sus socios, incluyendo expertos en seguridad alimentaria, son poco comunes, debido a que los datos necesarios habitualmente se hacen difíciles de obtener por conflictos, infraestructura deficiente o razones políticas. Los gobiernos pueden intentar alejarse de cargar con un término de tan sombría magnitud.
La última hambruna significativa que se declaró en algún lugar del mundo también fue en Somalia, en 2011. Para entonces, dicen los expertos, ya había cerca de 250.000 fallecidos. La mitad de quienes fallecían eran niños menores de 5 años. La única hambruna declarada desde entonces fue en dos áreas específicas de Sudán del Sur en 2017.
"Trágicamente, cuando una hambruna es declarada, ya es demasiado tarde", ha dicho el Programa Mundial de Alimentos de la ONU. Pero una declaración de hambruna sigue siendo útil para atraer ayuda internacional y la atención de los miembros de la ONU, aunque no implica obligaciones para ellos.
Para cuando se declara hambruna, personas ya debilidadas sucumben ante la malnutrición y enfermedades como el cólera de forma más rápida. "Desafortunadamente, la naturaleza de estas crisis es tal que van muy lento y luego muy rápido", afirmó Sarah Charles, asistente del administrador de la Oficina de Asistencia Humanitaria de USAID.
Una descripción vívida fue ofrecida el mes pasado por David Miliband, CEO del Comité Internacional de Rescate, en una advertencia sobre Somalia. "Los niños con malnutrición severa se vuelven delgados, débiles y letárgicos", afirmó. "Tienen diarrea casi constante. Sus músculos se atrofian a medida que todos, excepto los sistemas más esenciales de su cuerpo, se apagan. Además de los síntomas físicos, se retraen emocionalmente y se desconectan del mundo que los rodea. A más largo plazo, la desnutrición puede conducir a una inmunidad deficiente frente a infecciones graves, retraso en el crecimiento y capacidad restringida para aprender", agregó.
En una visita reciente de la agencia AP al norte de Kenia, que también ha sido afectado por la sequía del "Cuerno de África", Robert Ackatia-Armah, experto del Programa Mundial de Alimentos, señaló que cuando un niño pasa de una desnutrición moderada a grave, su riesgo de muerte aumenta nueve veces.