El Premio Nobel de la Paz distinguió este viernes a un trío de representantes de la sociedad civil de Ucrania, Rusia y Bielorrusia, tres de los principales actores del conflicto ucraniano, en una elección altamente simbólica a favor de la "coexistencia pacífica".
El galardón fue atribuido al activista bielorruso encarcelado Ales Bialiatski, a la ONG rusa Memorial -cuya disolución ordenaron las autoridades rusas- y al Centro por las Libertades Civiles de Ucrania.
"El Comité Nobel noruego desea honrar a tres destacados estandartes de los derechos humanos, de la democracia y de la coexistencia pacífica en los tres países vecinos que son Bielorrusia, Rusia y Ucrania", declaró su presidenta, Berit Reiss-Andersen.
Como esperaban los expertos, el Comité Nobel quiso enviar un mensaje frente a la guerra en Ucrania, que ha sumido a Europa en la crisis de seguridad más grave desde la Segunda Guerra Mundial.
Pero, ¿qué llevó a elegir específicamente a estos tres actores?
Baliatski, un veterano defensor de los DD.HH.
Ales Baliatski (60 años) es conocido por su rol de director del grupo bielorruso de derechos humanos Viasna ("primavera"). Fue detenido en julio de 2021 por "evasión fiscal". Un caso percibido como una venganza del presidente Alexander Lukashenko, en el poder desde 1994 y que acalla cualquier forma de crítica a golpe de detenciones o de represión, como hiciera en el verano de 2020.
Durante semanas, decenas de miles de bielorrusos tomaron las calles para protestar contra la reelección para un sexto mandato del jefe de Estado, que consideraban fraudulenta. Junto a ellos, Viasna registraba las detenciones, las acusaciones de torturas y los heridos.
Fundada en 1996 durante las masivas manifestaciones prodemocracia en Bielorrusia, entonces dirigida ya de forma autocrática por Lukashenko,
Viasna arrancó aportando una ayuda a las personas encarceladas y a sus familiares. Su trabajo se extendió luego a la defensa de los derechos humanos en general.
Miembro de la Federación Internacional para los Derechos Humanos (FIDH), Viasna se convirtió rápidamente en un observador esencial de los ataques a los derechos, que se trate del recuento de detenidos, de la defensa de los presos o de la vigilancia de las elecciones.
Todo esto ha puesto a Bialiatski en la mira de las autoridades. De hecho, el de ahora no es su primer paso por prisión: su precedente arresto, de 2011 a 2014, se debió también oficialmente a motivos fiscales. Su detención se produjo entonces meses después de otra elección presidencial que suscitó manifestaciones de la oposición, igualmente reprimidas.
Bialiatski ha sido uno de los miembros del "consejo de coordinación" creado por la oposición bielorrusa el año pasado para cuestionar la reelección considerada fraudulenta de Alexander Lukashenko y forzar al poder a un compromiso.
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En este organismo figuran también la Premio Nobel de Literatura Svetlana Alexievich, que vive exiliada, y la opositora Maria Kolesnikova, recientemente condenada a 11 años de prisión.
La casi totalidad de los miembros de este consejo han sido encarcelados o partieron al exilio, y decenas de medios independientes y ONGs han sido liquidados por decisión de la justicia. Varios miembros de Viasna fueron detenidos, o sus viviendas han sido objeto de numerosos allanamientos.
"Tanto en las pequeñas ciudades como en las regionales o en la capital, hay un verdadero terror", aseguraba en una entrevista Ales Bialiatski en agosto de 2020, días después de la cuestionada reelección de Lukashenko. "El objetivo es muy simple: conservar el poder a cualquier precio y sembrar el miedo en la sociedad", predijo.
Memorial: En pos de la verdad
Durante tres décadas, la emblemática ONG rusa Memorial ha documentado las purgas de la época estalinista y después la represión de la Rusia contemporánea de Vladimir Putin, de la que ella misma ha terminado siendo víctima, tras ser declarada ilegal por supuestamente haber violado la controvertida ley sobre "agentes del extranjero".
La liquidación de esta organización, convertida en símbolo de la democratización de los años 1990 tras el hundimiento de la Unión Soviética, se produjo semanas antes de la ofensiva en Ucrania. Hoy, horas después del anuncio del Nobel, un tribunal de Moscú ordenó la incautación de las oficinas de la ONG en la capital.
Fundada en 1989,
Memorial no dejó de llamar la atención a las autoridades, ganándose la enemistad de numerosos responsables y siendo víctima de represalias que llegaron al asesinato, como el de la responsable de la ONG en Chechenia,
Natalia Estemirova, que en 2009 fue secuestrada y ejecutada.
La organización era respetada por sus investigaciones rigurosas de los crímenes estalinistas, los abusos en Chechenia o los abusos cometidos por los paramilitares rusos en Siria.
Paralelamente, Memorial también elaboraba una lista de presos políticos a los que ofrecía asistencia, así como a migrantes y personas de las diversidades sexuales.
Creada por disidentes soviéticos, entre ellos el premio Nobel de la Paz Andrei Sajarov, Memorial tuvo su impulso después de la apertura impulsada por Mijail Gorbachov en la recta final de la URSS.
Jan Rachinsky y Oleg Orlov, fundadores de Memorial.
Pero, con la llegada de Putin en 2000, esta tarea se complicó porque el Kremlin defendía una interpretación histórica que subraya el poder ruso y minimiza los crímenes soviéticos.
Durante el proceso de disolución de la ONG, el fiscal Alexéi Yafiarov acusó a Memorial de "crear una imagen falsa de la URSS como Estado terrorista" y de buscar "rehabilitar a criminales nazis".
El primer Nobel de la Paz ucraniano
La ONG Centro por las Libertades Civiles, que documenta los crímenes de guerra imputados a las fuerzas rusas, se convirtió en el primer Nobel de la Paz otorgado a Ucrania.
Fundada en 2007 y dirigido por la activista por los derechos humanos Oleksandra Matviichuk, esta agrupación se dio a conocer después de la anexión de 2014 de la península ucraniana de Crimea (sur) por parte de Rusia, a la que siguió un conflicto armado con separatistas apoyados por Moscú en el este del país.
La ONG lanzó una campaña internacional para reclamar la liberación de presos ucranianos víctimas de detenciones arbitrarias por rusos y separatistas prorrusos. El más conocido de ellos era el cineasta
Oleg Sentsov, quien fue detenido en Crimea por haber protestado contra su anexión y pasó cinco años en cárceles rusas hasta que fue liberado en 2019, durante un intercambio de prisioneros entre Rusia y Ucrania.
En 2022, desde que empezó la invasión rusa de Ucrania en febrero, el Centro por las Libertades Civiles empezó a documentar crímenes de guerra imputados por Ucrania a las tropas rusas.
Apoyándose en voluntarios, la ONG envió unidades móviles a los lugares de los crímenes, trabajando para facilitar el retorno a Ucrania de "decenas de miles" de ucranianos que se vieron forzados a abandonar zonas de guerra y trasladarse a Rusia.
Según la portavoz del Centro, Anna Trushova, la organización ya ha "registrado más de 20.000" delitos.