Israel y Líbano, dos países técnicamente en guerra, alcanzaron este martes un acuerdo "histórico" sobre su frontera marítima, lo que resuelve una disputa de larga data sobre la demarcación de esas aguas ricas en gas en el Mediterráneo, tras meses de negociaciones intermitentes que comenzaron en 2020.
"Este es un logro histórico que fortalecerá la seguridad de Israel, inyectará miles de millones en la economía israelí y garantizará la estabilidad de nuestra frontera norte", confirmó el Primer Ministro israelí, Yair Lapid, quien aseguró que el borrador "cumple todos los principios económicos y de seguridad establecidos por Israel".
El acuerdo, mediado por Estados Unidos, busca poner fin a una disputa de larga data sobre unos 860 kilómetros cuadrados del mar Mediterráneo, que cubre los yacimientos de gas de Karish y Qana, de forma que Israel pasaría a explotar el primero y Líbano el segundo, según se ha filtrado en algunos medios especializados.
Diferencias de último minuto
El mediador estadounidense, Amos Hochstein, ya ofreció la semana pasada una propuesta final, que a priori contó con el beneplácito de ambas partes, pero Líbano solicitó unos cambios que Israel consideró inadmisibles y las negociaciones estuvieron a punto de descarrilar.
Para salvar las negociaciones, el fin de semana hubo un "intenso diálogo" entre los dos equipos negociadores a través de Hochstein hasta llegar a un borrador que hoy ha sido aceptado por ambas partes, confirmaron fuentes israelíes.
El Primer Ministro israelí también indicó que ha convocado para mañana a su Gabinete de Seguridad, seguido de una reunión especial del Gobierno con todos sus ministros, para dar el visto bueno definitivo al borrador, aunque hace unos días ya les presentó los "fundamentos" de lo que sería una propuesta aceptable para Israel y su rechazo a los cambios solicitados por Líbano.
A la espera de que Líbano confirme formalmente que acepta el acuerdo, el presidente libanés, Michel Aoun, consideró "satisfactorio" el borrador final que le fue presentado hoy, ya que "preserva los derechos del Líbano a su riqueza natural", cuando el país sufre una de las peores crisis económicas de su historia y carece de fuentes energéticas para siquiera proporcionar electricidad a la población.
"La versión final de esta oferta es satisfactoria para el Líbano porque cumple con las demandas libanesas que fueron el centro de un largo debate en los últimos meses, y requirieron esfuerzo y muchas horas de negociaciones difíciles y complejas", anunció la Presidencia del país árabe en un comunicado.
Detalles por conocer
Aunque no han trascendido detalles de las negociaciones, Líbano habría rechazado la propuesta de la semana pasada porque no reconocía su exigencia de establecer la linde en la Línea 29 -una frontera temporal a la que Israel se retiró en 2000, establecida con boyas a cinco kilómetros de la ciudad israelí de Rosh Hanikra, en su extremo noroeste-, mientras Israel aspiraba a establecerla en la Línea 1, mucho más al norte, incluyendo Karish y Qana en sus aguas territoriales.
La disputa se habría solucionando estableciendo la frontera en la intermedia Línea 23, de forma que Israel explotará el yacimiento de Karish, al sur de esa linde, y Líbano el de Qana, al norte, aunque un alto funcionario israelí avanzó que Israel recibirá una compensación por "ceder los derechos" de Qana, ya que una parte de ese campo está en lo que el acuerdo reconocería como aguas israelíes.
Mientras tanto, Israel dio luz verde el sábado a la compañía Energean para comenzar a testear el gasoducto de Karish tras insistir en que la explotación del lugar, que según ellos está fuera de toda disputa, ocurriría independientemente de que hubiera acuerdo, pese a las amenazas de la milicia chií libanesa Hizbulá de atacar Israel si eso sucedía.
Hezbollah en las sombras
Sin embargo, Hezbollah se pronunció hoy sobre el acuerdo expresando su respaldo a la postura del Gobierno libanés, ya que consideró importante que el país pueda explotar sus recursos naturales, y aseguró que el grupo, muy poderoso e influyente en Líbano, "no interfirió para nada" en las negociaciones.
Hezbollah, que es uno de los mayores enemigos de Israel -que lo considera un proxy de su archienemigo Irán-, envió tres drones de espionaje en julio a la plataforma Karish, aunque el Ejército israelí los derribó antes de alcanzar su objetivo.
Israel y Líbano, países que no mantienen relaciones diplomáticas y que están técnicamente en guerra desde 2006, tampoco han llegado nunca a un acuerdo sobre su frontera terrestre y se mantiene la "Línea Azul" de alto el fuego impuesta por la ONU en 2000.
La ausencia de una delimitación marítima no había causado diferencias hasta hace una década, cuando se descubrió la riqueza en yacimientos de gas en esas aguas.