Las autoridades egipcias intervinieron médicamente al destacado activista Alaa Abdel-Fattah, quien se encuentra en prisión y esta semana intensificó su huelga de hambre y dejó de beber agua, anunció su familia este jueves, exigiendo su liberación. El drama que rodea su destino coincide con la celebración de la cumbre climática de la ONU (COP27) en Egipto.
Consultado por el caso, el ministro de Relaciones Exteriores de Egipto, Sameh Shoukry, declaró que el enfoque de la COP27 debe ser las negociaciones para reducir las emisiones contaminantes y no el activista en huelga.
Shoukry, quien es presidente de la cumbre de este año, dejó claro que dicho asunto no era una prioridad para él como líder del encuentro.
"Me concentro en resaltar la importancia de la COP y tratar de enfocar la atención de las partes y de la comunidad internacional y la sociedad civil sobre el reto existencial relacionado con el cambio climático", dijo.
Numerosos líderes extranjeros, incluido el presidente francés Emmanuel Macron y el canciller alemán Olaf Scholz, han planteado el caso a Egipto durante su visita esta semana.
Shoukry sugirió que tales preocupaciones podrían distraer la atención del incumplimiento de algunos países de sus compromisos climáticos.
El Presidente Estados Unidos, Joe Biden, tenía previsto hacer una escala el viernes en las conversaciones climáticas en Egipto de camino a la cumbre del G20 en Bali, Indonesia.
Por su parte, la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnès Callamard, instó a las autoridades egipcias a permitir una evaluación médica "independiente" para Abdel-Fattah.
"Estamos muy alarmados porque el sistema penitenciario en Egipto es abismal en el trato médico a los prisioneros", declaró Callamard. "Debería tener acceso a un médico independiente", dijo la funcionaria a The Associated Press al margen de la conferencia climática de la ONU.
En tanto, Khaled Ali, abogado de la familia, dijo en un tuit que le habían dado permiso para visitar a Abdel-Fattah en prisión el jueves, el quinto día que el activista pasa sin beber agua ni consumir calorías.
Se desconoce la naturaleza de la intervención médica y no está claro si fue trasladado a un hospital de la prisión. La familia ha expresado temores de que los funcionarios alimenten a la fuerza a Abdel-Fattah, lo que, según dijeron, equivaldría a tortura. Abdel-Fattah dijo en una carta que estaba dispuesto a morir en prisión si no lo liberaban.
Su madre, Laila Soueif, ha estado esperando fuera del complejo penitenciario de Wadi el-Natroun en el desierto al norte de El Cairo todos los días de esta semana, en busca de pruebas de vida de su hijo. Ella dijo este jueves que los funcionarios de la prisión hablaron con ella fuera de las puertas de la prisión, pero se negaron a llevarle una carta a su hijo.
Ella les preguntó si a su hijo le estaban haciendo algún procedimiento médico y le dijeron que sí. Preguntó si a la fuerza y dijeron que no, y le respondieron: "Alaa está bien", dijo a The Associated Press.
"Necesito pruebas para esto. No confío en ellos", agregó la madre. La familia dijo en un comunicado que sus abogados exigían información sobre el contenido de la "intervención médica" y que Abdel-Fattah fuera trasladado de inmediato a un hospital civil.
Al menos 40 presos han muerto en prisiones egipcias este año, según el Centro al-Nadim para la Rehabilitación de Víctimas de la Violencia. Entre ellos estaba Alaa al-Salmi, que murió a finales de octubre tras estar en huelga de hambre durante varias semanas.
Abdel-Fattah, quien ha estado en prisión durante la mayor parte de la última década, cumple una sentencia de cinco años por cargos de difundir noticias falsas por retuitear un informe en 2019 de que otro preso murió bajo custodia.
Saltó a la fama durante las manifestaciones democráticas de 2011 que se extendieron por Oriente Medio y derrocaron al presidente Hosni Mubarak. Su largo encarcelamiento desde 2011 se convirtió en un símbolo del regreso de Egipto al gobierno autocrático bajo el presidente Abdelfatah el-Sisi.