El Gobierno del presidente Joe Biden aprobó el martes una venta de armas por un valor de 1.000 millones de dólares a Qatar, en una transacción que se dio a conocer durante el entretiempo del partido clave de la Copa del Mundo entre Irán y Estados Unidos, en el estadio Al Thumama de Doha, que terminó con el triunfo 1-0 del equipo norteamericano y su clasificación a los octavos de final del torneo.
El Departamento de Estado anunció que había firmado la compra por parte de Qatar de 10 sistemas de drones defensivos, 200 interceptores y equipos relacionados justo cuando comenzaba la segunda mitad del juego entre Estados Unidos e Irán. Qatar, junto con otros Estados árabes del Golfo, enfrenta amenazas de representantes respaldados por Irán en la región.
En un comunicado, el Departamento de Estados dijo que la venta "respaldaría la política exterior y los objetivos de seguridad nacional de Estados Unidos
al ayudar a mejorar la seguridad de un país amigo que continúa siendo una fuerza importante para la estabilidad política y el progreso económico en Medio Oriente".
"Mejorará la capacidad de Qatar para hacer frente a las amenazas actuales y futuras al proporcionar capacidades de derrota electrónica y cinética contra los sistemas de aeronaves no tripuladas. Qatar no tendrá dificultad en absorber estos artículos y/o servicios en sus Fuerzas Armadas", señaló la nota.
La semana pasada, el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, viajó a Qatar para participar de un foro de diálogo estratégico, y ver el partido de Estados Unidos contra Gales por el Mundial, en medio de las fuertes críticas a Qatar por violaciones de derechos humanos.
La visita de Blinken a Doha ofreció otro complejo acto de equilibrio diplomático del gobierno de Biden con un aliado de Medio Oriente. Para muchos, el aliado más valioso y confiable en la región: a diferencia de Israel, Arabia Saudita o los Emiratos Árabes Unidos, Qatar se alineó con Estados Unidos a favor de Ucrania y en contra de Rusia y de su presidente, Vladimir Putin.