Consejo de la ONU votará si renueva o no su mecanismo de ayuda humanitaria para Siria: Las claves de la decisiva reunión
El instrumento transfronterizo funciona como salvavidas para unos cuatro millones de habitantes emplazados al norte del país, quienes experimentan inseguridad alimentaria, deben desplazarse y permanecer en campamentos. No obstante, China y Rusia pueden vetar y bloquear la continuidad de la ayuda.
Una vez más, el mecanismo de la ONU que permite la entrada de ayuda humanitaria a las áreas del noroeste de Siria en manos de la oposición se encuentra a merced de una votación en el Consejo de Seguridad, en momentos en que la situación se ha deteriorado a niveles sin precedentes tras casi doce años de guerra.
La vigencia del mecanismo, un salvavidas para casi cuatro millones de personas en las provincias de Idlib y Alepo, expira mañana entre temores de que Rusia, aliada de Damasco, utilice de nuevo su derecho a veto para obstaculizar la renovación de este instrumento trascendental.
Estas son algunas claves para entender la importancia del modelo y la politización a la que se enfrenta periódicamente:
¿Para qué sirve?
AFP
El mecanismo autoriza el envío de ayuda de la ONU desde Turquía a la provincia siria de Idlib, con la que linda, y a partes de la vecina Alepo, los últimos bastiones opositores en el país árabe y zonas no accesibles de otro modo por estar rodeadas de territorio en manos de actores rivales.
En vigor desde 2014, el instrumento solo afecta técnicamente al trabajo de las diferentes agencias de las Naciones Unidas, pero en la práctica gran parte de las ONG que operan en la región y que colaboran estrechamente con la ONU se quedarían sin fondos, materiales y apoyo logístico, amenazando su continuación.
Incluso otras organizaciones que utilizan exclusivamente recursos propios se verían golpeadas por un cese del mecanismo, como es el caso de Médicos Sin Fronteras (MSF), que se vale del engranaje del organismo para transportar medicinas y materiales desde sus centros logísticos hasta Idlib.
Una población vulnerable
Siria al completo, en guerra desde 2011, sufre una grave crisis económica y una devastadora situación humanitaria, pero éstas son especialmente alarmantes en el noroeste del país, donde más de 4 millones de personas necesitan ayuda y más de 2 millones dependen enteramente del instrumento transfronterizo.
Según datos de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), de los 4,6 millones de personas que residen en esa región, 3,3 millones experimentan inseguridad alimentaria y 2,9 millones son desplazados internos, 1,8 de los cuales residen en campamentos en duras condiciones.
Territorio aislado
AP
La mayor parte de Idlib está dominada por el Organismo de Liberación del Levante, una alianza islamista en la que se integra la exfilial siria de Al Qaeda y que mantiene allí un Gobierno paralelo, por lo que el desarrollo de la actividad humanitaria requiere su beneplácito y se asume que un cierto grado de colaboración.
Otras áreas de esa demarcación administrativa y de Alepo están en manos de una miríada de grupos rebeldes y opositores, de forma que la entrega de ayuda requiere una intricada red de contactos y altos niveles de organización.
Además, es muy difícil enviar suministros desde las áreas en manos del Gobierno del presidente sirio, Bachar al Asad, de donde ha llegado al noroeste un número limitado de cargamentos a través del denominado sistema "translineal", para el traslado entre zonas controladas por actores rivales.
Sin embargo, los expertos consideran que, al menos por ahora, este modelo no puede sustituir a la ayuda transfronteriza.
Politización del mecanismo
Hace ocho años, el Consejo de Seguridad aprobó la utilización de dos pasos fronterizos con Turquía, uno con Irak y otro con Jordania para el envío de ayuda a Siria sin pasar por las manos de Damasco, pero en la actualidad solo permanece activo el cruce de Bab al Hawa en la divisoria turca.
Rusia y China, aliadas de Al Asad, son miembros permanentes del órgano de Naciones Unidas y como tal tienen poder de veto, una baza que han utilizado no solo para lograr el cierre de varios de los cruces, sino también para obstaculizar el mantenimiento de la ayuda a Idlib.
El pasado julio, su oposición hizo que el mecanismo fuese prorrogado pasada su fecha de expiración y por solo seis meses en lugar de un año, si bien el texto de la resolución contempla la posibilidad de una extensión adicional de medio año más si el Consejo la aprueba.
¿Una ficha de negociación?
AFP
La votación de hace seis meses fue la primera desde que Moscú invadiera Ucrania en febrero de 2022, por lo que algunos expertos consideraron el tira y afloja un intento de lograr concesiones a cambio de permitir la continuación de la ayuda al noroeste de Siria.
Hoy, la decisión será tomada menos de dos semanas después de que Rusia acogiese la primera reunión gubernamental celebrada desde 2011 entre Damasco y Ankara, valedora de la oposición siria y muy interesada en mantener la entrada de ayuda desde su territorio.
El encuentro tripartito de ministros de Defensa, al que está previsto sigan otros de alto nivel, ha dado un giro al tablero político y podría afectar también a las posturas sobre el abastecimiento del último bastión opositor en Siria.