Cubierto de medallas y en lo más alto de la jerarquía militar desde hace diez años, el general ruso Valeri Guerasimov fue nombrado comandante de la ofensiva en Ucrania, un puesto peligroso tras una carrera ejemplar.
La elección del jefe del Estado Mayor para dirigir esta operación militar, una práctica inhabitual, tiene lugar luego de varias decepciones para las fuerzas rusas, entre derrotas y fuertes pérdidas en un ataque ucraniano a finales de diciembre.
El Ministerio de Defensa ruso justificó el miércoles este nombramiento debido a la "ampliación de la escala de las misiones que deben realizarse y a
la necesidad de una interacción más estrecha entre los componentes de las fuerzas armadas".
Hombre de pocas palabras en público, Valeri Guerasimov, de 67 años, aparece de manera regular, con el rostro serio y su uniforme verde, escuchando a Vladimir Putin durante maniobras o reuniones sobre las operaciones militares.
Desde noviembre de 2012 es el jefe del Estado Mayor, el puesto más alto del Ejército detrás del ministro de Defensa.
En el momento de su nombramiento, el ministro de Defensa Serguei Shoigu había presentado a Guerasimov como un "militar hasta la raíz de los cabellos", y con una "experiencia colosal" en el alto mando y el terreno.
Guerasimov "ha construido el Ejército" y "ha preparado a Rusia para esta guerra (en Ucrania) desde hace diez años", y "ahora tiene que probar que no ha hecho eso para nada", afirma a AFP un analista ruso que no quiso revelar su identidad, subrayando que
el general era un verdadero militar profesional, al contrario de Shoigu que proviene del sector civil.
En su cuenta de Telegram, la politóloga rusa Ekaterina Schulmann estima que su promoción es "una victoria de las fuerzas regulares" del Ejército en creciente competencia con los "piratas" del grupo paramilitar Wagner en el frente ucraniano.
En efecto, el general reemplaza a Serguei Surovikin, que había sido elogiado por el jefe de Wagner, Yevgueny Prigozhin, y por el dirigente checheno Ramzan Kadyrov, que también envió su propio ejército a combatir en Ucrania.
Pero otros observadores, como el influyente bloguero militar ruso Rybar, afirma que Valeri Guerasimov, a pesar de sus brillantes fojas de servicio, podría servir ahora de "pararrayos" y saltar en caso de nuevas derrotas.
Chechenia, "guerra híbrida"
Nacido en 1955, y perteneciente a la misma generación que el Presidente Vladimir Putin, Guerasimov, oriundo de la república de Tartaristán, ascendió cada uno de los peldaños de la jerarquía desde su graduación en una escuela de tanques en 1977.
Comandante de una división motorizada entre 1993 y 1995, dirigió el 58º cuerpo del Ejército involucrado en la segunda guerra en Chechenia, iniciada en 1999 por Vladimir Putin y que se saldó con la reconquista de ese territorio del Cáucaso por parte de Rusia.
Durante ese conflicto, la periodista
Anna Politkovskaya, asesinada en 2006, afirmó que el general Guerasimov supo "preservar su honor de oficial" al detener él mismo a un coronel ruso acusado de haber secuestrado y asesinado a una chechena, un caso que hizo mucho ruido.
El general francés Pierre de Villiers, él mismo jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas entre 2014 y 2017, declaró al canal de televisión BFMTV que Guerasimov, por entonces su homólogo, "solo reconoce una cosa: la relación de fuerzas".
"No el lenguaje, no la voz alta, la relación de fuerzas, la verdadera", agregó.
En los círculos de observadores occidentales, Valeri Guerasimov es descrito a menudo como el padre de una doctrina que define la "guerra híbrida", que implica fuerzas convencionales y no convencionales.
Si la existencia oficial de esta doctrina y el presunto papel de Guerasimov son muy cuestionados, el general ruso aseguraba en 2013 "una tendencia a la desaparición de la frontera entre el estado de paz y el estado de guerra".
"Las guerras ya no se declaran y, una vez que comenzaron, no siguen una trayectoria habitual", agregaba, subrayando la importante creciente de los "medios no militares".
El año siguiente, en 2014, Rusia anexaba a Crimea y comenzaba un conflicto entre Ucrania y separatistas prorrusos aprovechando del apoyo de oficio de Moscú, en un ejemplo según los expertos de esta "guerra híbrida".