Autoridades de Ohio (EE.UU.) han liberado este lunes de forma controlada material tóxico de varios vagones de un tren accidentado que tenía el riesgo de estallar y causar estragos en los alrededores, informaron medios locales.
El accidente ocurrió la noche del 3 de febrero en East Palestine, una localidad en la frontera de Ohio y Pensilvania, originando un incendio que afectó a algunos vagones.
Las autoridades emitieron una orden de evacuación para las personas que viven dentro de un radio de una milla (1,6 kilómetros) del siniestro, por la posibilidad de que se origine una explosión.
La orden de evacuación incluyó a varios residentes de Pensilvania.
El gobernador de Ohio, Mike DeWine, que llegó este lunes al lugar del accidente, dijo en un comunicado que se observó un "cambio drástico de temperatura" en un vagón, y que los equipos estaban trabajando para evitar una explosión.
Los equipos especializados planearon liberar químicos de al menos cinco de los vagones, que se encontraban inestables, para reducir el riesgo de explosión.
La empresa ferroviaria Norfolk Southern y la Agencia de Manejo de Emergencias de Ohio confirmaron a CNN que la liberación de los materiales tóxicos estaba en marcha.
Muchos de los habitantes de East Palestine ya habían evacuado durante el fin de semana, pero los funcionarios locales indicaron que más de 500 residentes se negaron a dejar el lugar, según un comunicado de las autoridades citado por CBS.
Las evacuaciones se extendieron a áreas cercanas en todos los ámbitos en el condado de Beaver (Pensilvania).
Residente de East Palestine ingresan demanda por daños a la salud
Los residentes de la localidad de East Palestine presentaron una demanda federal tras el descarrilamiento de un tren que transportaba productos químicos. El recurso busca a la empresa responsable de la línea férrea a realizar controles de salud para los residentes de la zona afectada.
La demanda fue presentada el jueves pasado por dos residente de Pensilvania, quienes exigen Norfolk Southern pague por los exámenes médicos y consultas médicas a cualquier persona que viva dentro de un radio de 48 kilómetros del lugar del accidente.
Tres días después del accidente, las autoridades decidieron liberar y quemar cloruro de vinilo que estaban al interior de cinco camiones y que estaban a punto de estallar. Esta acción envió al aire cloruro de hidrógeno y gas tóxico fosgeno.
Los reguladores medioambientales han monitoreado la calidad del aire y del agua de las zonas cercanas, asegurando que éstas aún siguen siendo seguras.
No obstante, algunos residentes se han quejado de malestares y fuertes dolores de cabeza desde el accidente.