El ministro de Seguridad, Aníbal Fernández (al centro), junto a las autoridades locales.
La Nación, GDA
El ministro de Seguridad de Argentina, Aníbal Fernández, llegó este miércoles a Rosario para presentar a 300 nuevos agentes federales que actuarán allí y reforzarán el Comando Unificado. El Gobierno de Alberto Fernández elevará así el número de efectivos hasta 1.400 para intentar contener el avance narco en la ciudad.
"Hay que hacer un trabajo muy profundo. Nada de lo que hay que hacer es simple. Es imperioso que lleguemos hasta el hueso", dijo el funcionario nacional, escoltado por el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, y el intendente de Rosario, Pablo Javkin.
"Vamos a invertir lo que sea necesario, no nos vamos a quedar quietos. No pueden amenazar al pueblo.
No se puede vivir con el corazón en la boca. La estructura narco fue ganando espacio", dijo el ministro Fernández tras presentar y saludar a las fuerzas. Además, rechazó que haya subestimado el avance del narcotráfico en la ciudad.
La decisión de la Casa Rosada se concreta a casi una semana del ataque al supermercado de la familia política de Lionel Messi que puso a Rosario en la plana nacional e internacional por su violencia fuera de control. Entre que eso sucedió y llegó la respuesta del Ejecutivo nacional, algo que pedían con insistencia la gobernación de Santa Fe y la intendencia de Rosario, asesinaron a Maximiliano Gerez, un niño de 11 años. Fue baleado en un enfrentamiento entre delincuentes en la puerta de un búnker, en un ataque en el que además fueron heridos otros tres jóvenes que lo acompañaban y hoy se recuperan favorablemente.
Aníbal Fernández participó de un acto en la zona del Bosque de los Constituyentes, en un sector de Rosario lindero al barrio Nuevo Alberdi y a la Avenida Circunvalación donde hay una base de las fuerzas. Con el ministro estuvieron el gobernador Perotti, que fue muy crítico del accionar del funcionario nacional en los últimos días; su par provincial, Claudio Brilloni; y el intendente Javkin.
"La presencia de la UIF (Unidad de Investigación Financiera) es fundamental porque
hay que seguir el dinero para romper la rosca y cortar lo que sea necesario", señaló el titular de Seguridad, quien prometió que los nuevos gendarmes trabajarán en el territorio.
"Es necesario limpiar los barrios", dijo el enviado de la Casa Rosada. Y agregó: "Hace cinco años había 500 efectivos federales, hoy hay 4.000.
No nos vamos a detener porque la situación es grave".
En los menos de diez minutos que duró en lo formal el acto, Fernández se dirigió a los efectivos que lo escucharon inmóviles. Son jóvenes, en su mayoría de Gendarmería, y no superan la franja de entre 20 y 30 años. Casi no esgrimieron gestos, solo se vieron algunas sonrisas tímidas cuando el ministro cruzó con dureza a un periodista en rueda de prensa.
El ministro llegó en un helicóptero de Policía Federal a las 9 en punto y aterrizó en la parte trasera del predio. Estaba acompañado por Mercedes La Gioiosa, secretaria de Seguridad y Políticas Criminales. Entraron y en el interior de un grupo de oficinas se reunieron con el papá y el tío de Máximo Gérez, el niño de 11 años muerto en el barrio Los Pumitas. La familia de Gérez pidió que no haya foto, según pudo reconstruir La Nación.
El desembarco nacional incluyó un fuerte despliegue de vehículos y efectivos que en total sumarán 1.400 en todo el territorio.
En rigor, alrededor de 1.000 ya estaban y los que se sumaron fueron 400 que en los últimos días se los retiró de a puñados de los lugares que cubrían originalmente.
El plan que prevé el Gobierno es integral e incluye la interacción de otros ministerios. Además del de Seguridad están el de Defensa y el de Desarrollo Social. Todo articulado por el jefe de Gabinete, Agustín Rossi. Santafesino, Rossi buscó dejar atrás desde el comienzo de su gestión, a mediados del mes pasado, sus diferencias con Perotti y Javkin.
El predio de Gendarmería es sencillo y está a un costado del camino de circunvalación tres construcciones bajas y blancas serán la base de este centro con el que el Gobierno espera empezar a ordenar la ciudad.
Poco después y mientras el ministro todavía hablaba y seguía respondiendo en forma cada vez más vehemente, los uniformados se fueron retirando. Ponían fin así a casi dos horas de estar formados para una puesta en escena breve. Afuera los esperaban dos buses, tres vans y dos camiones de Gendarmería que comenzaran a repartirlos por los diferentes puntos de la ciudad.
Terminada la conferencia de prensa,
Fernández, Perotti y Javkin se reunieron en el interior de una de las dependencias, en un encuentro que llegó después de conversaciones y dardos cruzados en los últimos días. Jueces de primera instancia, camaristas y fiscales federales también participaron de la reunión. "Hablaron sobre cómo optimizar el trabajo contra delito organizado", dijo una fuente oficial a La Nación. Para el cónclave se cerraron todas las ventanas. Mientras eso sucedía, decenas de motos de Policía, Prefectura y Gendarmería, salían con las sirenas encendidas. Para completar la postal.
Según pudo saber dicho medio, la reunión fue en buenos términos y allí se vieron gestos de distensión después de días de alto voltaje con declaraciones cruzadas. "Todos entendimos que había que bajar los decibles", dijo una alta fuente.