El Presidente Alberto Fernández, en el acto de reinauguración.
AP
"Muchos no nos creyeron y acá está", celebró el miércoles
Alberto Fernández, el regreso del
tren de Buenos Aires a Mendoza. Con todo el color de un acto peronista, el Presidente argentino reunió a sus funcionarios a la vera del andén de
Palmira, en San Martín, la última parada a más de 35 kilómetros de la capital mendocina. Las imágenes y festejos chocaron con un dato de la cruda realidad: de acuerdo con la información oficial,
el actual servicio se completa en no menos de 27 horas, con decenas de paradas, mientras que en sus comienzos lo realizaba en sólo 18 horas.
Más allá de la valoración que hacen en el Gobierno trasandino -algunos dirigentes hablaron de "magia"- de haberle devuelto a los ciudadanos la posibilidad de volver a los clásicos vagones y a remozados camarotes, a precios accesibles, que van de los $3.000 hasta los $12.000 (entre 12.000 y 48.000 pesos chilenos) , las críticas no se hicieron esperar desde la oposición local. Incluso, el gobernador radical Rodolfo Suarez, quien estuvo en el acto formal, se limitó a comunicar por las redes, justo el mismo día del arribo del tren, el lanzamiento de más vuelos con destino a Mendoza, tanto de Aerolíneas Argentinas como de las low cost.
"Que el viejo tren exista como un servicio más, hasta simbólico, es aceptable, pero no podemos detenernos en el tiempo.
Hacen falta sistemas rápidos como se proyectan en Chile o Estados Unidos, además de reactivar a fondo el mercado aéreo.
Es una vergüenza que en este siglo estemos aplaudiendo tanto atraso", expresó a La Nación una alta fuente del Ejecutivo mendocino, con fuerte peso en las decisiones políticas vinculadas al sector turístico y empresario.
La fuente, además, cuestionó la demora que tiene el remozado tren, que no llega a la Ciudad de Mendoza, sino que los pasajeros deben bajarse en Palmira. De hecho, en el proyecto quedó sin completarse el tramo hasta la localidad de Gutiérrez, en Maipú, lo que permitiría acceder al Metrotranvía para luego llegar a la capital mendocina. "Siempre todo lo dejan a mitad de camino. El pasajero queda varado en un sitio alejado del centro, lo que hace engorroso su destino final", completó la fuente, molesta con "escuchar más fuerte la marcha peronista que la marcha del tren" durante el acto.
Gustavo Cairo, presidente del bloque de Diputados de Pro (partido fundado por Mauricio Macri), fue uno de los principales críticos del oficialismo mendocino al retorno del tren. "Festejar la decadencia. Viene el Presidente a 'inaugurar' un tren que Julio Argentino Roca inauguró de verdad en 1885, hace 138 años. En 1903 llegaría a San Rafael y en 1910 a Chile. En lugar de poner un tren moderno, lo empeoraron, tardaba 18 horas y ahora 27", expuso el legislador.
En diálogo con La Nación, Cairo profundizó su cuestionamiento. "Todo esto parece una parodia.
Chile ya está trabajando en trenes que andan a 180 kilómetros por hora, que son razonables. Sin dudas, hemos retrocedido", indicó Cairo, y agregó: "Estamos pagando los mendocinos y todos los argentinos los trenes del AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires), que son nacionales; increíblemente deberían pagarlo ellos, y pagan muy poco de boleto. Espero que esta no sea una excusa para seguir manteniendo esos subsidios", indicó el legislador.
En tanto, entre los pocos referentes del radicalismo que celebraron públicamente el arribo del tren estuvo el intendente de San Martín, Raúl Rufeil. "Hoy es un gran día para Palmira. Celebramos la llegada del tren de pasajeros luego de tres décadas. Un gran proyecto de reactivación que conecta Mendoza con Buenos Aires. Esperamos tenga continuidad y se pueda optimizar su servicio en beneficio de los vecinos", expresó el jefe comunal. Sus palabras dentro de la alianza gobernante fueron respondidas, con dardos a los peronistas, por la senadora provincial de la UCR, Fernanda Sabadin. "El regreso del tren a Mendoza es el reflejo exacto del gobierno nacional: nos sale caro ($265 millones por año y el 97% es subsidiado); y es lento, tardará más de 20 horas en llegar a Retiro. Pero Alberto Fernández prefiere pan y circo en vez de regresar con un servicio mejor que hace 30 años", expuso con dureza en las redes sociales.
Frente a estos comentarios, su par kirchnerista en la Legislatura, Lucas Ilardo, salió a contestarle. "En su cruzada contra el populismo Sabadin se olvida que ella, por ejemplo, representa al 2° distrito electoral donde queda Palmira o el impacto que esto puede provocar en San Roque, Maipú. Hay que desear el mal sin mirar a quien", expresó el legislador del Frente de Todos, quien antes del arribo del tren, aseguró: "Es un día de mucha alegría y emoción para Mendoza pero en especial para Palmira. Pasaron muchos años. Pasaron muchas promesas. Pero siempre pasa el peronismo, y sucede la magia".
En tanto, la senadora nacional kirchnerista Anabel Fernández Sagasti, una de las principales figuras del oficialismo mendocino en participar del mitin, mostró su alegría por el regreso del servicio ferroviario. "Mucha emoción: después de 30 años volvió el tren de pasajeros a Palmira. Un gran anhelo de las y los mendocinos que hoy se concreta y que incluye a La Paz, Santa Rosa y San Martín entre más de 55 ciudades unidas por Trenes de Argentina. Desarrollo para el crecimiento federal", indicó una de las espadas de Cristina Kirchner en el Congreso, quien agradeció al Plan de Modernización del Transporte, por los 17 tramos ferroviarios reactivados en todo el país, con más de 300.000 pasajeros mensuales. "Tenemos que estar muy felices porque lo hicimos juntos. El tren es alegría y esperanza. El tren nos une", completó.