La justicia rusa ordenó este jueves dos meses de detención preventiva para el periodista estadounidense Evan Gershkovich, del Wall Street Journal, acusado de "espionaje", un caso sin precedente en la historia reciente del país y que suscita la "preocupación" de Estados Unidos.
"Se optó por una medida preventiva de detención (...) hasta el 29 de mayo de 2023", señaló el tribunal en un comunicado, si bien la detención podría ser prolongada al final de ese período.
El
Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB) indicó que "frustró las actividades ilegales del ciudadano estadounidense Evan Gershkovich (...) corresponsal de la oficina de Moscú del diario estadounidense The Wall Street Journal", al que acusa de
"espiar para el gobierno estadounidense".
El Kremlin aseguró, sin dar detalles, que Gershkovich había sido descubierto "en flagrante delito".
El periodista se declaró no culpable de las acusaciones, según la agencia oficial rusa TASS.
El Wall Street Journal dijo estar "profundamente preocupado por la seguridad" de Gershkovich, negó los cargos contra su reportero y solicitó su "liberación inmediata".
Antes de incorporarse al WSJ en 2022, el reportero trabajó para la agencia AFP en Moscú y anteriormente, para el sitio en inglés The Moscow Times. Gershkovich habla ruso perfectamente; su familia emigró de Rusia a Estados Unidos cuando era niño.
El delito de espionaje está castigado en Rusia con penas de entre diez y veinte años de prisión, según el artículo 276 del código penal.
"Purga"
La Casa Blanca denunció una detención "inaceptable", mientras que el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, dijo estar "profundamente preocupado" por la detención de Gershkovich y criticó que Moscú "castigue" a los medios de comunicación.
Rusia ha traspasado una línea, opinó el Comité para la protección de los Periodistas (CPJ), basado en Nueva York, y "señaló claramente a los corresponsales extranjeros que no se librarán de las purgas en marcha contra los medios independientes"·.
El secretario general de la ONU,
António Guterres, también expresó su alarma ante
"la creciente tendencia de acosar, detener o algo peor a periodistas solo por hacer su trabajo", según un portavoz, Stephane Dujarric.
Andrei Soldatov, experto en los servicios de seguridad rusos, dijo en Twitter que "la detención de Evan Gershkovich significa que solo hay dos instituciones que importan en Rusia: Vladimir Putin y el FSB".
Las autoridades de Moscú señalaron que Gershkovich, de 31 años, fue detenido por recabar información "sobre una empresa del complejo militar-industrial ruso".
"El extranjero fue detenido en Ekaterimburgo cuando intentaba obtener información clasificada", detalló el FSB, en referencia a una ciudad del centro de Rusia situada a 1.800 kilómetros al este de Moscú.
Según la analista política rusa independiente
Tatiana Stanovaya, el FBS podría haber tomado al periodista "como rehén" en vistas a un intercambio de prisioneros.
El viceministro ruso de Exteriores, Serguei Riabkov, dijo tras ser preguntado sobre un posible intercambio de prisioneros, que hay que ver "cómo evoluciona" este caso.
Intensificación de la represión
Varios ciudadanos estadounidenses se encuentran actualmente en prisión en Rusia. Entre ellos figura Paul Whelan, un ex marine de 53 años detenido en 2018, que cumple una condena de 16 años de cárcel por espionaje.
En el último año se han producido varios intercambios de prisioneros de alto nivel entre ambos países.
En diciembre, Moscú liberó a la estrella del baloncesto estadounidense
Brittney Griner, detenida por introducir aceite de cannabis en el país, a cambio del traficante de armas ruso
Viktor Bout.
La prensa rusa y los periodistas críticos con el Kremlin son a menudo objeto de persecuciones penales en Rusia, algo de lo que en general se libraban hasta ahora los periodistas extranjeros.
Paralelamente, se han endurecido las condiciones de expedición de acreditaciones para periodistas extranjeros, que también son seguidos a veces por los servicios de seguridad, especialmente cuando trabajan fuera de Moscú.
En ese contexto, muchos medios occidentales han reducido considerablemente su presencia en Rusia desde la entrada de las fuerzas rusas en Ucrania.