Han pasado los días y la tensión en
África ha aumentado a raíz del
golpe de Estado en Níger, que acabó con el gobierno del presidente
Mohamed Bazoum la semana pasada. Esto, luego de que la
Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) lanzara un ultimátum a la junta militar encabezada por el general Abdourahamane Tiani que podría provocar un conflicto armado con otros países de la región.
A través de un comunicado lanzado tras la cumbre de emergencia celebrada el domingo en Abuya, la agrupación dio una semana de plazo a la junta militar nigerina para que devuelva el poder a Bazoum, de lo contrario, la Cedeao "tomará todas las medidas necesarias para restablecer el orden constitucional en la República de Níger" y éstas "pueden incluir el uso de la fuerza", según explicó el presidente de la comisión del bloque, Omar Touray.
El organismo compuesto por 15 países -entre ellos Níger- también acordó
"suspender todas las transacciones comerciales y financieras" entre sus Estados miembros y Níger, así como congelar "los activos de los responsables militares implicados en el intento de golpe".
El anuncio contó con el apoyo de Occidente, principalmente de la Unión Europea y Estados Unidos, cuyo secretario de Estado, Antony Blinken, señaló que "nos unimos a la Cedeao y a los dirigentes de la región para exigir la liberación inmediata del presidente Mohamed Bazoum y su familia, y la restauración de todas las funciones del Estado al gobierno legítimo y elegido democráticamente".
No obstante, el ultimátum sacó ronchas en África, sobre todo en Mali, Guinea y Burkina Faso, países suspendidos de la Cedeao tras la llegada de militares golpistas al poder (ver mapa). Los tres advirtieron que cualquier intervención militar en Níger podría generar un conflicto mayor en esta zona, con resultados catastróficos.
Una declaración de guerra
En una declaración conjunta, las juntas militares que gobiernan Burkina Faso y Mali advirtieron que cualquier intervención militar en Níger "se considerará como una declaración de guerra" contra ellos. Asimismo, remarcaron que el uso de la fuerza por parte de la Cedeao conduciría a su retirada del bloque, "así como a la adopción de medidas de autodefensa en apoyo de las Fuerzas Armadas y el pueblo" nigerino.
A través de un comunicado, ambos países alertaron que una intervención militar en Níger podría tener "desastrosas consecuencias", ya que "podría desestabilizar toda la región, como ocurrió con la intervención unilateral de la OTAN en Libia, que provocó la expansión del terrorismo en el Sahel y en África Occidental".
Por otro lado, denunciaron "la persistencia" de las organizaciones regionales "en imponer sanciones que agravan el sufrimiento de los pueblos y ponen en peligro el espíritu panafricanista".
Otro país que reaccionó fue Guinea, que al igual que los dos anteriores es gobernado por una junta militar tras sufrir un golpe de Estado. En un escrito, el Comité Nacional de la Agrupación para el Desarrollo (CNRD) señaló que "las medidas de sanción preconizadas por la Cedeao, incluida la intervención militar, son una opción que no sería una solución al problema actual, sino que provocarían un desastre humano cuyas consecuencias podrían traspasar las fronteras de Níger".
Igualmente indicó que está convencido de que las nuevas autoridades, tras el golpe de Estado en Níger el pasado día 26, harán "todo lo posible para garantizar la estabilidad y la concordia" en dicho país y la región.
Qué pasa con Francia y Rusia
Y en medio de todas las advertencias y reclamos, las acusaciones tanto de las nuevas autoridades de Níger como las de Guinea, Burkina Faso y Mali tienen un blanco común: Francia. El país europeo tiene una amplia influencia política, económica y militar en la zona, por lo que se le acusa de querer "intervenir militarmente" en la zona.
Esto ha provocado que la tensión escale. La embajada de Francia en Niamey, la capital nigerina, ha sido duramente atacada por simpatizantes de la junta militar, al punto de que París decidió la evacuación de sus funcionarios diplomáticos, para evitar un desenlace peor.
En esa línea, el Mandatario francés,
Emmanuel Macron, advirtió contundente de que actuaría "de inmediato y con decisión" si había ataques contra sus intereses. El líder europeo ha hablado en varias ocasiones con el derrocado Presidente Bazoum, y con su antecesor que está ejerciendo de mediador, además de con los mandatarios de otros países de la región, dentro de una larga serie de contactos en búsqueda de la solución para la crisis en Níger.
Mientras, la ministra francesa de Relaciones Exteriores, Catherine Colonna, rechazó cualquier intención de intervenir militarmente en un país que cuenta con la presencia de unos 1.500 uniformados franceses, como parte de su compromiso con el Gobierno anterior en la lucha antiyihadista.
Por otro lado, Colonna advirtió que la crisis en Níger podría ser aprovechada por Rusia, ya que reúne "todos los ingredientes habituales de desestabilización al estilo ruso-africano".
Como ejemplo, recordó el elevado número de banderas rusas que exhiben quienes apoyan el golpe y los eslóganes "de corta y pega" que se han visto en protestas antifrancesas y prorrusas en otros países africanos. "No creo que la gente duerma con una bandera rusa debajo de la almohada", ironizó.
Y de que hay influencia rusa en África, la hay. No es secreto que el grupo de mercenarios Wagner actúa en Mali y que el propio Presidente Vladimir Putin intentó tender puentes con el continente en la cumbre celebrada la semana pasada con líderes de la región, a quienes prometió cereales gratis y la firma de una serie de tratados militares.
De este modo, un posible conflicto armado que incluya a Mali, podría tener de nuevo como protagonista al grupo Wagner.
Por todo ello, la jefa de la diplomacia francesa consideró "posible" que Rusia intente sacar "provecho" de la crisis, pero evitó responsabilizar a Moscú del golpe y lo atribuyó a "una acción oportunista" de un alto cargo militar.