El domingo el ministro de Economía de Argentina,
Sergio Massa, dio a conocer una serie de medidas con el fin de paliar los efectos de la devaluación del peso en el país vecino, que desde hace un tiempo pasa por una profunda crisis. Pero más allá del alcance de esta iniciativa, hay un aspecto en particular que llamó la atención: en menos de dos meses,
el mismo personaje que dio el anuncio competirá para ser el nuevo Presidente trasandino.
Pero por muchas críticas y cuestionamientos que le han valido por hacer supuestas "promesas de campaña" bajo su rol de ministro, la verdad es que el abanderado de la coalición oficialista
Unión por la Patria no está incurriendo en ninguna falta: en Argentina,
no es necesario que los secretarios de Estado renuncien antes de ser candidatos.
Este punto se suma a una serie de aspectos que convierten a las elecciones presidenciales trasandinas en especiales, si las comparamos con las de Chile u otros países de la región.
Un ministro candidato
Lo de Sergio Massa y su duplicidad candidato-ministro ha molestado tanto a la oposición argentina como a compañeros de sus propias filas. Por un lado, sus adversarios lo acusan de utilizar su posición en el Gobierno para hacer campaña, y que las medidas anunciadas no son más que intentos para sumar votos. Desde el oficialismo, en tanto, hay quienes lo han emplazado a dejar el Ejecutivo y enfocarse en la carrera a la Casa Rosada.
Pero más allá de eso, el ministro de Economía no tiene ningún impedimento legal para seguir liderando la cartera. Es más, el propio Massa confirmó al canal TN su intención de continuar en el Gobierno: "Yo agarro el timón y no lo suelto. Me quedo hasta el 10 de diciembre. Irme, y en eso coincido con Javier Milei, sería generar mayor desestabilización", indicó.
Y no es el único caso, puesto que el jefe del Gabinete de Ministros,
Agustín Rossi, es el compañero de fórmula de Massa como candidato a la vicepresidencia, y se ha mantenido en la Casa Rosada.
No obstante, pese a esto, hay antecedentes de casos en que los mandatarios llamaron a sus ministros a dejar sus cargos y enfocarse en su carrera electoral. Sin ir más lejos, hace dos años el Presidente Alberto Fernández ordenó al propio Rossi -entonces ministro de Defensa- a dar un paso al costado luego de que decidiera competir en las elecciones parlamentarias, al igual que otros seis funcionarios.
"Todos los que son candidatos, deben dejar sus cargos. Es una regla que yo puse", dijo en su momento el Mandatario argentino, agregando que se trata de "una regla ética". Sin embargo, esta vez no ha habido un pronunciamiento público sobre la situación de Massa y Rossi.
Al menos, el Código Electoral Nacional establece que queda prohibido durante los 25 días anteriores al de las elecciones "la realización de actos inaugurales de obras públicas, el lanzamiento o promoción de planes, proyectos o programas de alcance colectivo y, en general, la realización de todo acto de gobierno que pueda promover la captación del sufragio a favor de cualquiera de los candidatos a cargos públicos electivos nacionales, o de las agrupaciones por las que compiten".
El tema de las PASO
Una particularidad de las elecciones argentinas tiene que ver con la celebración de Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), en la cual deben participar todos aquellos candidatos y partidos políticos que deseen aparecer en la papeleta final de octubre.
A diferencia de Chile, donde el proceso de primarias es voluntario para los partidos y no es necesario presentarse si uno tiene un candidato único, en Argentina este aspecto no se cuenta. Tal es el caso, por ejemplo, de La Libertad Avanza, que inscribió como abanderado solo a Javier Milei, sin competencia interna.
Este sistema, que rige desde 2011, establece que cada bloque político político debe sumar al menos el 1,5% del total de votos para poder participar en las elecciones generales, suponiendo ya un primer corte.
Esta elección es vista en Argentina como "la mejor encuesta" que se pueda hacer de cara a los comicios de octubre, pensando en que el voto es obligatorio para todos los ciudadanos trasandinos.
Lo que se necesita para ser elegido
Otra diferencia entre las elecciones argentinas y las chilenas pasa por los porcentajes. Al otro lado de los Andes -y tal como ocurre en países como Bolivia o Ecuador- no es necesario que el candidato obtenga el 50% más uno de los votos para triunfar, sino que puede ser electo con una cifra inferior, algo impensado para nuestro país.
Así, de acuerdo con el artículo 97 de la Constitución argentina, serán proclamados Presidente y vicepresidente de la Nación los integrantes de la fórmula que obtenga más del 45% de los votos válidamente emitidos.
Es más, el artículo 98 establece que si la fórmula más votada en primera vuelta obtiene al menos el 40% de los votos y, además, existe
una diferencia mayor de diez puntos porcentuales sobre su más cercano perseguidor, también será proclamada vencedora.
Si no se cumple ninguno de estos dos requisitos, habrá segunda vuelta entre las dos fórmulas de candidatos más votadas.
Edad de votación
En Argentina la mayoría de edad comienza a los 18 años, sin embargo, la edad de votación es a partir de los 16.
La salvedad es que, entre los 16 y los 18 años, el voto es voluntario, mientras que para los mayores de edad es obligatorio.
La medida, implementada durante los gobiernos kirchneristas, fue uno de los grandes factores que incidieron en la victoria de Javier Milei en las PASO, según coinciden analistas, puesto que los votantes del líder libertario son en su mayoría hombres jóvenes.
Con sus particularidades y todo, Argentina se prepara para vivir una nueva jornada electoral en octubre ¿Quién saldrá triunfador?
