Es en esa faceta que, hoy convertida en candidata a la vicepresidencia de Argentina, lideró un "homenaje" de "reivindicación a las víctimas del terrorismo" en la Legislatura de Buenos Aires, el cual levantó polémica y fue ampliamente rechazado por organismos de derechos humanos y organizaciones políticas de izquierda, que acusaron a la dirigente de querer negar la verdad de la dictadura militar trasandina (1976-1983) y reinstalar la llamada "teoría de los dos demonios", equiparando la violencia de los grupos guerrilleros con el terrorismo de Estado. En paralelo a este acto, diversas agrupaciones protestaron en los alrededores del recinto.
"Los derechos humanos tienen que ser para todos. Se tiene que contar toda la historia de los 70 por más incómoda que sea", dice a La Nación.
Consultada sobre si en un eventual gobierno de Milei ella impulsaría indultos a exmilitares, respondió: "No pensamos en indultos ni amnistías, que son soluciones jurídicas que aquí no se aplican, sino en reclamar justicia con celeridad para los crímenes del terrorismo" (que la Justicia declaró prescriptos).
Abogada de la Universidad de Buenos Aires (UBA), ejerció muy poco -dice- por el tiempo que le dedicó a su activismo y a documentar los hechos perpetrados por organizaciones guerrilleras. En 2006, cuando el gobierno de Néstor Kirchner dio impulso a la reapertura de los juicios de lesa humanidad, Villarruel creó la asociación civil Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), con una sigla espejada a la del CELS, una de las principales organizaciones que impulsó la persecución del terrorismo de Estado.
Victoria Villarruel durante el polémico homenaje a las "víctimas del terrorismo" (Foto: La Nación, GDA).
Como presidenta honoraria del Celtyv, Villarruel se dedicó más de cinco años a confeccionar una lista de víctimas mortales de los ataques de Montoneros y ERP a partir de material de archivo. Para ellos, dijo, "no hubo una Conadep (Comisión Nacional sobre la desaparición de personas)". Contabilizó 1.094 muertes, que documentó en el libro "Los otros muertos", que escribió junto a Carlos Manfroni.
Villarruel dice haber integrado dos agrupaciones revisionistas de los 70, aunque al menos tres personas que militaron con ella aseguraron a La Nación que la vieron involucrada en más entidades, algunas de las cuales se dedicaron a reclamar por los presos acusados de crímenes de la dictadura. "Ella tuvo mucho contacto con esposas de militares detenidos. Pero después decidió enfocarse en las víctimas del terrorismo, le costaba más lo de los militares presos", dijo una de ellas.
El coronel retirado
Pedro Rafael Mercado, marido de la dirigente Cecilia Pando, publicó días atrás una carta abierta en Facebook en donde le reprochó: "Victoria pasó a ser una fundamentalista del juicio y castigo a los terroristas de los 70,
olvidándose por completo de los militares detenidos". Mercado aseguró que Villarruel "coordinaba
visitas al teniente general Jorge Rafael Videla en momentos en que mantenía prisión domiciliaria". "Fue precisamente a través de ella que pude mantener una larga entrevista con el expresidente, en compañía de mi hijo mayor. Importante y fructífera conversación que duró más de tres horas", agregó.
Consultada por La Nación para esta nota, Villarruel dijo que es cierto que visitó al dictador Jorge Rafael Videla cuando estaba detenido, así como también a otros militares, pero aseguró que lo hizo porque estaba trabajando en su primer libro sobre la década del 70 que se tituló "Los llaman… jóvenes idealistas" y que –según dijo- buscó "documentar con todas las voces". "También entrevisté para ese libro a muchos terroristas de organizaciones guerrilleras que obviamente quisieron mantener el secreto. Me sorprende que se cuente solo una parte", apuntó.
Activa militante contra la legalización del aborto, quienes la trataron antes de su salto en la política la describen como muy consciente de sus ambiciones y una hábil declarante. Fue tentada a dar el paso a lo partidario en 2019 por José Luis Gómez Centurión, el extitular de Aduanas de Mauricio Macri y veterano de guerra. Pero no aceptó. La atrajo en cambio la creación de cero de la criatura libertaria de la mano de Milei. Él la considera del "grupo de los fundadores" de La Libertad Avanza. Ella dice que tiene una relación "complementaria y de mucha complicidad" con el candidato de la ola violeta. El consultor Mario Russo -que trabajó con el frente libertario y luego se distanció- dijo sobre la dupla en una entrevista a El Extremo Sur: "Necesitábamos a la novia de Recoleta del motoquero sureño".
El primer trabajo en relación de dependencia que figura en los registros fiscales de Villarruel data de diciembre de 2021, cuando asumió como diputada nacional por La Libertad Avanza. Tiene matrícula desde el 2005 en el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, pero hoy no está habilitada. La candidata a vice cuenta que trabajó ocho años en un estudio jurídico mientras estudiaba –no dice en cuál-, pero hasta asumir en la Cámara baja hizo sus aportes como monotributista.
Victoria Villarruel junto a Javier Milei, quien la reconoce como "miembro fundador" de La Libertad Avanza (Foto: La Nación, GDA).
"Me dediqué a investigar la historia y mi familia me apoyó porque les parecía bien. No significa que fui mantenida, yo trabajé informalmente como lo hacen infinidad de argentinos de bien. Y tengo una vida muy austera", dice Villarruel, que está divorciada y que prefiere no revelar públicamente dónde vive porque, según cuenta, fue amenazada en el último tiempo.
Además de Derecho, la referente libertaria se formó en asuntos de seguridad interior y realizó un curso de lucha contra el terrorismo en el William J. Perry Center, que depende de la Universidad Nacional de Defensa, con sede en Washington. Tiene mucha interlocución con el partido ultraderechista Vox de España, al punto que acompañó a uno de sus líderes, Javier Ortega Smith, a una disertación en el Círculo Militar de Buenos Aires. Es una de las firmantes de la Carta de Madrid que denunció que los países iberoamericanos "están secuestrados por regímenes totalitarios de inspiración comunista" que "se infiltran en los centros de poder para imponer su agenda ideológica".
Villarruel se identifica como una férrea defensora de quienes murieron en ataques perpetrados por Montoneros y ERP y de sus familiares. Asegura que desde el día uno su intención fue crear una asociación civil que los representara. "Las víctimas inocentes de la violencia armada no han tenido en la Argentina, justicia, verdad, reparación ni paz", dice la página del Celtyv a modo de presentación. Emparenta su trabajo con las organizaciones que defienden a víctimas de la ETA en España, o de las Torres Gemelas en los Estados Unidos, con las que tiene interlocución. "No se trata absolutamente ningún otro tema", afirma Villarruel sobre su asociación. Toma distancia así de la otra agenda de los grupos revisionistas de los 70: aquella que cuestiona las condiciones de encarcelamiento de los militares en causas por delitos de lesa humanidad.
"Creo que la situación en ese momento era muy difícil. Existían muchísimos atentados por día y sin justificar esta situación, la realidad es que los atentados terroristas a partir de ese momento empezaron a decrecer y la población comenzó a estar más protegida"
Victoria Villarruel, sobre el golpe de Estado en Argentina
En participaciones en el prime time de la televisión, Villarruel ha dicho que
"los 30.000 son un mito", en relación al número de detenidos desaparecidos en dictadura. También afirma que "el curro de los derechos humanos sigue existiendo" (uno de los planes de la candidata a vicepresidenta es hacer una auditoría de las indemnizaciones que paga el Estado a víctimas del régimen militar). Sostuvo además que "ni siquiera es verdad la historia de los pañuelos" porque "las primeras personas que dieron vueltas en la Plaza de Mayo lo hicieron en 1975 por las víctimas que están eliminadas de la historia".
En cuanto al golpe de Estado de 1976, afirmó, en una entrevista con el Canal 26: "Creo que la situación en ese momento era muy difícil. Existían muchísimos atentados por día y sin justificar esta situación, la realidad es que los atentados terroristas a partir de ese momento empezaron a decrecer y la población comenzó a estar más protegida".
-¿Sos negacionista? -le preguntó el periodista Pablo Sirvén en LN+ en julio de 2021.
-No -respondió Villarruel.
Consultada por La Nación sobre su postura sobre los militares detenidos en causas por delitos de lesa humanidad, ella consideró que hay situaciones "violatorias de los derechos humanos" y destacó la condición de "adultos mayores" de los militares presos. "Yo no pretendería que se condene a un guerrillero de 80 años en una cárcel común y se le violen sus derechos humanos", dijo.
Uno de los militares detenidos en la década pasada fue su tío Ernesto Guillermo Villarruel, procesado en 2015 por el delito de privación ilegal de la libertad por el juez federal Daniel Rafecas en la causa por los crímenes del centro clandestino de detención que se conoció como El Vesubio. El 29 de diciembre de 2016, un año después del procesamiento, Rafecas suspendió el avance del expediente contra Ernesto Villarruel por "incapacidad sobreviniente", porque no estaba en condiciones de salud de afrontar un proceso.
Activismo
En enero de 2016, Villarruel, en nombre del Celtyv, mantuvo una reunión con el por entonces secretario de Derechos Humanos de Cambiemos, Claudio Avruj, en la exESMA (conocido centro de tortura durante la dictadura). Según pudo saber este medio, ella le reclamó reconocimiento y resarcimiento a las víctimas de ERP y Montoneros, y consideró que debían reabrirse los juicios contra los líderes guerrilleros. Villarruel afirma que "lesa humanidad son también los crímenes de Montoneros y ERP, salvo en la Argentina, donde se interpreta la ley en forma restrictiva y parcial". En aquella reunión con Avruj, cuestionó el "Parque de la Memoria" de la Costanera Norte y manifestó que quería un lugar para su asociación civil en la exESMA, lo que le fue negado.
Cerca de Villarruel afirmaron que ella en ningún momento patrocinó la defensa de nadie involucrado en delitos de lesa humanidad. Respondieron así a los papeles que difundió en Twitter Guadalupe Godoy, abogada querellante por la desaparición del militante peronista Jorge Julio López. Se trata de un cuaderno de anotaciones de Miguel Etchecolatz -exdirector de Investigaciones condenado a nueve cadenas perpetuas- que el represor utilizó durante el juicio que enfrentó en 2006 y que fue requisado en un allanamiento del caso López. En una de sus páginas figura el nombre de Villarruel y su teléfono celular.
Portada del libro "Los otros muertos" (Foto: Archivo El Mercurio).
"Me sorprende que los que dicen que fueron víctimas del Estado por estar en una agenda, señalen que yo estoy en una agenda y soy culpable de algo", replicó Villarruel, que dijo que no recuerda haber conocido personalmente a Etchecolatz.
En el cuaderno del uniformado, el nombre de Villarruel aparece justo debajo de la palabra "COFA" y de otro número telefónico. Dos representantes de grupos de "memoria completa" explicaron a La Nación que era habitual que sus activistas se reunieran en el Centro de Oficiales Retirados de las Fuerzas Armadas (COFA) para debatir sus acciones y su difusión y que Villarruel estuvo en esos encuentros.
En su juventud, Villarruel participó de algunas reuniones de la Asociación Unidad Argentina (Aunar), una entidad que defendió públicamente la actuación militar durante la dictadura formado por Fernando Exequiel Verplaetsen, que fue condenado por delitos cometidos en Campo de Mayo. A fines de 2001, ella se integró a un grupo de estudiantes universitarios llamado "Jóvenes por la Verdad". Según un artículo de la revista B1, ese colectivo "compartía la sensación de la existencia de una historia reciente diferente a la oficial". Estudiaban el conflicto armado de los 70 y elaboraban boletines electrónicos que se distribuían en Internet.
Una de las campañas que lanzaron fue
en apoyo al capitán Ricardo Cavallo, investigado por el juez español Baltazar Garzón, bajo el lema "escríbale una carta a Cavallo injustamente encarcelado en España". La nota de B1 cuenta que Villarruel condujo a principios de los 2000 un programa de radio en FM 88.5 llamado
"Proyecto Verdad" para "dar a conocer la historia de víctimas del terrorismo".
Mercado dijo en Facebook que Villarruel "colaboró" con la Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos (Afyappa), conducida por Pando, pero ella niega haber trabajado allí. Sí cuenta que acompañó a Pando a la Casa Rosada el día que ella increpó a Néstor Kirchner en el Salón Blanco en medio del discurso presidencial por el Día de la Mujer. Fue en marzo de 2006, cuando la política de derechos humanos del kirchnerismo se desplegaba en todo su esplendor. "No era un accionar fácil el que vos podías llevar en esa época con un kirchnerismo con todo el poder y con la cantidad de amenazas que recibíamos", contextualizó la candidata a vice.
Nexo familiar
Hay un hilo que conecta la historia familiar de Villarruel con todo lo que ella hizo después. Salió a la luz en la entrevista que ella le brindó a Sirvén en 2021. En ese reportaje ella contó que en septiembre de 1973 su padre, el teniente primero Eduardo Marcelo Villarruel, atravesaba una convalecencia en el Comando de Sanidad del Ejército (lo habían operado para viajar a la Antártica) cuando el ERP asaltó el lugar. "Mi papá estuvo tomado de rehén, de rodillas, con sus manos y pies atados con alambres, con el cañón de una pistola en la cabeza", relató.
Hasta allí, Villarruel se había presentado en distintos foros nacionales e internacionales como alguien que representaba a víctimas y sus familiares. Pero no se identificaba a sí misma en ese lugar, ni la suya aparecía como una historia a ser contada. "Nunca conté que mi padre había sido víctima del terrorismo porque yo no quería que en mi lucha se terminara haciendo foco en el uniforme, cuando había ciudadanos que sufrieron cosas peores que él", dijo.
Su declaración televisiva generó irritación en grupos de familiares de víctimas, según pudo recoger LA NACION de representantes de esos colectivos.
"De repente empezó a decir que es hija de una víctima", se quejó uno de estos referentes.
Eduardo Marcelo Villarruel fue teniente primero del Estado Mayor del Ejército y paracaidista militar. Rosarino, ofreció servicio durante más de tres décadas, incluidos los años de plomo de los 70 y la guerra de Malvinas. Su ascenso en la carrera castrense se vio interrumpido por una sanción por "insubordinación" emitida por un tribunal militar en diciembre de 1987.
El teniente Villarruel le escribió una carta a Raúl Alfonsin en 1988 para que el entonces Presidente revisara la decisión del Estado Mayor del Ejército de no permitirle su ascenso. "Las aptitudes profesionales de un soldado no se generan ni se pierden de un día para el otro", argumentó en esa misiva que pudo verificar La Nación. Allí dijo que en 1975 participó "activamente" del Operativo Independencia ordenado al Ejército Argentino por la entonces presidenta María Estela Martínez de Perón para "neutralizar y/o aniquilar el accionar de elementos subversivos" en Tucumán. Por su actuación, Villarruel obtuvo un diploma de honor, que fue publicado por la Revista Crisis.
"He intervenido en la lucha contra la subversión, tanto en el ambiente urbano como rural", le escribió Villarruel a Alfonsín. También describió su participación en la guerra de Malvinas, donde fue el segundo jefe de la Compañía de Comandos 602, debajo de Aldo Rico. Participó de la batalla del Monte Kent y estuvo preso en poder de los ingleses.
Victoria Villarruel asegura que quien impidió el ascenso de su progenitor fue el exjefe del Estado Mayor General del Ejército, Martín Balza, en los 90, porque su padre reclamó tanto por vía administrativa como de forma judicial que sus subordinados en la Compañía de Comandos 602 recibieran una condecoración especial por su desempeño en Malvinas. El padre de la candidata a vicepresidenta falleció durante la pandemia. No enfrentó causas penales por hechos de la dictadura.
La candidata a vice de La Libertad Avanza no interrumpió su agenda revisionista por la campaña electoral. Todo lo contrario. Así quedó demostrado el lunes con el "homenaje a las víctimas del terrorismo" en la Legislatura porteña, un acto que generó el fuerte repudio de la izquierda.
Villarruel ya está preparando los planes para las áreas de seguridad y defensa para un eventual gobierno de Milei. También se ocupa de temas de justicia, un área que aún tiene una conducción vidriosa en La Libertad Avanza. Para nutrir los equipos técnicos trabaja con la fundación
"Oíd Mortales", de la que es presidenta honoraria, una suerte de think tank asociado al proyecto libertario "como lo fue la Fundación Pensar para Pro o el Instituto Patria para el kirchnerismo", señalaron cerca de la diputada. El mentor en materia de seguridad y defensa de Oid Mortales es
Jorge Eduardo Lenard Vives, un coronel retirado con especialización en inteligencia que durante el gobierno de Cambiemos fue director de Investigaciones de la Aduana.
Villarruel manifiesta que en caso de que los libertarios lleguen al poder ella será "coherente con lo que piensa". "Creo que los derechos humanos tienen que ser para todos… Hay que poner luz a la historia por muy incómoda que sea", dice. Y sostiene: "No tengo nada que ocultar sobre todo lo que hice a lo largo de mi vida. El voto ya demostró que a mí los argentinos no me repudian".