El arresto de una banda dedicada a la venta ilegal de riñones en Pakistán revela la continua existencia de las mafias que mantienen el "turismo de trasplantes" de alcance internacional en esta nación de 240 millones de habitantes, con cientos de personas vendiendo sus órganos para pacientes adinerados.
Pakistán ha sido durante años un centro para el comercio ilegal de riñones, no sólo para clientes locales sino también para solicitantes internacionales, principalmente del Golfo, África y Reino Unido.
Ocho arrestos anunciados la semana pasada son los más recientes de numerosos intentos de las autoridades por detener las bandas dedicadas por años al tráfico.
Uno de los arrestados es Fawad Mukhtar, médico de profesión, detrás de una red de tráfico de órganos que extrajo ilegalmente 328 riñones de personas para luego realizar trasplantes. Lo han arrestado en múltiples ocasiones por actividades de mala praxis en la provincia oriental de Punjab.
Él y sus colaboradores salieron de prisión en todas las ocasiones anteriores con medidas de fianza.
"Los hechos y cifras que nos han llegado hacen temblar el corazón", admitió ante la prensa el domingo pasado el jefe de gobierno de la provincia paquistaní de Punjab, Mohsin Naqvi.
Mukhtar era asistido por un mecánico de automóviles que trabajaba como su asistente quirúrgico y también ayudaba a buscar donantes vulnerables de diferentes áreas de la provincia.
La banda cobraba hasta 10 millones de rupias paquistaníes (unos 35.000 dólares) por un trasplante de riñón, y pagaba al donante, generalmente personas pobres, entre 100.000 y 150.000 rupias (520 dólares), según las investigaciones.
Una amplia red de operaciones en Punjab, que se extiende incluso al territorio de Cachemira de Pakistán, ha dado una fortuna de millones a Mukhtar, con una lista de clientes ricos para realizar sus trasplantes.
No todos los trasplantes salieron bien. Al menos tres personas han muerto durante la práctica ilegal, incluido una ciudadana jordana.
Las victimas incluyen a Hira Umer, hija del famoso comediante paquistaní Umer Sharif, operada por Mukhtar y que murió por complicaciones después de recibir un trasplante de riñón en la región de Cachemira en 2020.
El tráfico de órganos fue tipificado como delito en Pakistán en 2007 mediante la Ordenanza sobre trasplantes de órganos y tejidos humanos, seguida por la Ley de trasplantes de órganos y tejidos humanos de 2010.
Antes de la legislación, el país era considerado un destino para el "turismo de trasplantes".
Sin embargo, la práctica clandestina continúa en muchos lugares en relación con el dinero. Uno de esos hospitales está situado en Rawalpindi, adyacente a Islamabad.
"Mi padre se sometía a diálisis de riñón dos veces por semana, lo cual era muy doloroso, por eso los trasplantamos en Rawalpindi allá por 2021", reveló a EFE un hombre de 33 años de Islamabad que pidió el anonimato.
El "acuerdo" se cerró a través de un agente que trabajaba para el hospital involucrado. La familia pagó una considerable cantidad de 6 millones de rupias o 21.000 dólares en total por el procedimiento.
En 2017, los médicos fueron sorprendidos en medio de dos trasplantes de riñón ilegales en la ciudad de Lahore cuando las autoridades irrumpieron en un hospital improvisado mientras los donantes y los clientes omaníes estaban inconscientes sobre la mesa de operaciones.
En esa ocasión, a los médicos se les permitió terminar el trabajo antes de ser arrestados junto con sus asistentes y los omaníes.
Algunas estadísticas, no corroboradas por las autoridades, ubican a Pakistán en el octavo lugar en enfermedades renales a nivel mundial, con unos 20 millones de pacientes, y 20.000 muertes cada año.
La pobreza sigue siendo la principal causa del tráfico de riñones en el país. Los pobres venden sus riñones para pagar sus préstamos o por otros motivos, a veces bajo el pretexto de una donación.
Rasheed Hussain vive con un solo riñón cerca de la ciudad de Muzaffargargh, en la provincia de Punjab. En 2019, vendió un riñón por 100.000 rupias (350 dólares) para pagar un préstamo al propietario de un horno de ladrillos donde trabajó durante cuatro años.
Pidió prestado el dinero para pagar la boda de su hija, si no lo hubiera vendido, todavía "seguiría trabajando allí sin cobrar para pagar el préstamo", aseguró a EFE.
Un informe de Global Financial Integrity sobre "El crimen transnacional y el mundo en desarrollo", sostiene que a nivel mundial el negocio del tráfico de órganos genera entre 840 y 1.700 millones de dólares al año.
Este crimen prevalece sobre todo en países de Asia como India, Pakistán, Nepal o Afganistán, así como en varias naciones de África. La falta de controles y la actitud laxa de las autoridades ha permitido que algunos de estos países desarrollen conocidos mercados negros para el tráfico y turismo de trasplantes.