Jordania, custodio de la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén Este, se ha erigido durante años como el principal defensor de la causa palestina en el mundo. Pero las tensiones con el grupo islamista Hamás están complicando la capacidad del reino hachemí para ser un actor clave para la resolución de la guerra entre las milicias islamistas de Gaza e Israel.
El reino, liderado por el monarca Abdalá II, es desde 1967 el custodio de la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén Este -el tercer lugar más sagrado para los musulmanes- y es también el principal aliado de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de Cisjordania, mientras que mantiene relaciones con Israel desde 1994.
Sin embargo, en los últimos años las visitas e irrupciones de manifestantes, ministros y ciudadanos israelíes a este lugar sagrado donde solo está permitida la entrada a los musulmanes han generado
innumerables interrogantes sobre la influencia de Jordania en la defensa de la causa palestina.
Sus relaciones con Hamás, además, están repletas de tensiones y el reino no ejerce de mediador entre el movimiento islamista y la ANP, que al igual que Jordania, ha sido acusada de colaboracionista con Israel.
Israel no respeta
Según el escritor y politólogo jordano Hosam Gharaibah, las "continuas violaciones e intentos de imponer una división" en la Explanada de las Mezquitas y cambiar su statu quo "son una clara indicación de la falta de respeto a la custodia jordana", que no ha podido impedir en los últimos años el acceso de israelíes al recinto.
Esto es clave, según el analista, porque la nueva guerra entre Gaza e Israel confirma que
"los intentos diplomáticos para defender Jerusalén Este han sido inútiles".
El reino hachemita se ha limitado a condenar estas "infracciones", que han causado una gran controversia en el mundo árabe, pero su incapacidad para tomar acciones han puesto de relieve la falta de influencia jordana para defender la causa palestina.
Tensiones con Hamás
Al contrario que la ANP del presidente palestino Mahmud Abbas, Jordania no mantiene relaciones ni ejerce de interlocutor con Hamás, que gobierna de facto la Franja de Gaza desde 2007 y lidera una "resistencia armada" contra "la ocupación israelí".
Tras el ataque múltiple de Hamás del 7 de octubre, que pilló por sorpresa a Israel,
Jordania no se pronunció explícitamente contra las acciones del grupo islamista, condenadas ampliamente por la comunidad internacional por su brutalidad.
"Pero se supone que Jordania debe mantener una relación con todas las facciones palestinas", lamentó Gharaibah, que asegura que la falta de relación entre Hamás y el reino se debe a los esfuerzos del país a prevenir "la presencia de bases de Hamás" en su territorio en vez de una representación política.
La gestión de la guerra
El analista Munzer al Huarat asegura a EFE que la postura jordana es "fuerte y firme" ante esta guerra, y representa una oportunidad para que Amán se erija como "representante internacional de la causa palestina".
Una buena gestión de la crisis supondría, de acuerdo con Al Huarat, un fortalecimiento de su custodia sobre Jerusalén Este, aunque admitió que la postura de Jordania es "complicada" porque Israel "quiere deshacerse" de la gestión jordana de la Explanada, una humillación que el reino no se podría permitir.
En la misma línea, el investigador político
Abdalá al Yabur, asegura a EFE que una escalada en el conflicto puede afectar el futuro de la gestión hachemita de la Explanada, también debido a la pérdida de confianza en la capacidad del reino para preservarla.
Esto también se debe a que la custodia está vinculada a la ANP, organización "ruinosa y carente de legitimidad" ante el "aumento de la popularidad de Hamás", que cada vez más es considerado como el verdadero defensor de la lucha de los palestinos para recuperar su tierra, sentencia Al Yabur.
