El recorte por varios países del financiamiento de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) sume en la incertidumbre a decenas de miles de personas que reciben asistencia, no sólo en los territorios ocupados, sino en países de Medio Oriente, en especial Jordania.
"Al momento de escuchar la noticia, pensamos sólo en una cosa: ¿Se podría cortar la ayuda? ¿Podríamos sufrir como los refugiados sirios?", se pregunta uno de los beneficiarios de los servicios de la UNRWA, Abu Omar, que reside el campamento de refugiados palestinos de Yerash, en el norte de Jordania.
Es uno de los cerca de
2,5 millones de refugiados palestinos que viven en Jordania, incluidos 175.000 procedentes de la Franja de Gaza, que temen los efectos de esta decisión, derivada de las acusaciones de Israel contra una docena de trabajadores de la UNRWA de participar en el ataque del grupo islamista
Hamás, que dejó más de 1.200 fallecidos en territorio israelí el pasado 7 de octubre.
Como resultado, más de una decena de países, entre ellos Estados Unidos, Canadá o Italia, han anunciado la congelación de su contribución económica a la agencia de la ONU.
Omar se mostró especialmente preocupado, no por las repercusiones que el cese de financiamiento podría tener sobre la oficina jordana de la UNRWA, sino por el trasfondo que considera que se esconde detrás de todo ello: que la decisión de cortar el flujo financiero "está dirigida a acabar con el refugiado palestino y no reconocerlo".
Según este letrado, estos pasos
contradicen el derecho garantizado por la Carta de las Naciones Unidas, en virtud de la resolución que estableció la Agencia de Ayuda de la UNRWA en 1949, para quienes sufren los "flagelos de la guerra".
Pese a todo, el director del Centro de Estudios Políticos de Al Quds, Oraib Rantawi, considera que las acusaciones contra los trabajadores de la UNRWA fueron una reacción de Israel a la decisión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que pidió al Estado judío evitar un genocidio en Gaza.
Consideró que Israel está trabajando para liquidar a la UNRWA en varias etapas: demonizarla, reducir la ayuda y transferir sus tareas al gobierno que asume la administración en Palestina.
La UNRWA alertó este lunes que, si no se reanuda la financiación, no podrá continuar con sus servicios y operaciones en toda la región, incluida Gaza, después de finales de febrero.
El ministro de Relaciones Exteriores jordano, Ayman Safadi, y el comisionado general de la agencia, Philippe Lazzarini, confirmaron en una llamada telefónica que "cualquier déficit de financiación para la UNRWA, que constituye el principal salvavidas en la Franja, afectará inmediatamente la capacidad de la agencia para proporcionar servicios humanitarios a Gaza".
"También causará más sufrimiento a su pueblo", detallaron tras conocer que la ayuda humanitaria que han recibido los palestinos en Gaza desde el inicio de la guerra cubre el 10 % de sus necesidades.
En 115 días de conflicto, han muerto en la Franja de Gaza 26.637 personas y 65.387 han resultado heridas, además de unas 8.000 personas que se estiman desaparecidas bajo los escombros, según el Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamás.