Un ambiente crispado se ha notado con mayor fuerza en los últimos meses en América Latina, específicamente en materia de relaciones internacionales. Y es que los conflictos internos que atraviesa cada país han repercutido o derivado, inevitablemente, en tensiones políticas con otras naciones, incluyendo a Chile.
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La región está algo convulsionada", comentó esta semana el ex canciller Heraldo Muñoz a Cooperativa. A su juicio, "hay una situación de falta de sintonía, de mucha diversidad, por lo tanto, de desacuerdo, pese a que debieran buscarse áreas de entendimiento común".
La opinión es compartida por expertos consultados por Emol, quienes apuntan a una serie de factores involucrados en el ambiente que hoy se vive en la región: la debilidad democrática, a las condiciones de inseguridad y la migración, y por el uso "distractor o exacerbado" de la clase política, incluyendo a los jefes de Estado, para sacar algún rédito de la propia crisis. Esto, especialmente, en países que se enfrentan a periodos electorales.
En ese árido contexto, hubo una señal de avance: el jueves se desarrolló en las dependencias de la Cancillería, la I Reunión de Ministros y Altas Autoridades de Seguridad Pública y Crimen Organizado del Consenso de Brasilia, instancia que busca avanzar en el intercambio de información y cooperación en dichas materias, entre todos los países de América del Sur.
Los temas abordados en la instancia, a través de paneles de discusión, incluyeron el fortalecimiento de las capacidades en las zonas fronterizas, lavado de activos, cooperación en materia penitenciaria, y tráfico de armas y drogas.
Argentina y dichos por Hezbollah
Luego del ataque de Irán a Israel el pasado sábado en medio del conflicto en Medio Oriente, la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, despertó la molestia con sus vecinos, al señalar en un medio de comunicación de ese país que existe presencia de Hezbollah -grupo terrorista iraní- en la triple frontera (que incluye a ese país, Brasil y Paraguay), pero también mencionó a Chile y Bolivia.
El tema generó la
molestia del Presidente Gabriel Boric, quien le exigió respeto y anunció que enviaría una nota diplomática. En tanto, el
subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, comentó que "uno se pregunta si el objetivo de esa provocación es la seguridad del continente o dañar la imagen del país".
A los cuestionamientos se plegaron además otras voces quienes no sólo cuestionaron los dichos de Bullrich, sino que también apuntaron a un factor político detrás, en medio de las acciones que ha emprendido el Presidente argentino, Javier Milei, lo que ha llevado a un aumento de la inflación y de la pobreza. De todas formas, la tarde del miércoles Bullrich llamó a Tohá para disculparse por los dichos.
Con quienes no se ha comunicado la ministra argentina, según reporta la prensa internacional, es con Bolivia. Desde ese país también emitieron un comunicado en repudio de las declaraciones, los que calificaron de "equivocadas y desaprensivas". "Desmentimos y rechazamos enfáticamente que Bolivia proteja en sus fronteras a personas que siembren el terror, la inseguridad y la zozobra. Estas acusaciones carecen de evidencia o documentación y se realizan sin fundamento alguno", reclamaron.
Vaivenes con Venezuela
La migración irregular proveniente de Venezuela se ha convertido en un tema clave en las relaciones diplomáticas de Chile con ese país, proceso que ha tenido varios traspié en el camino. Pero los desencuentros se han visto agudizados por el "caso Ojeda" y las declaraciones del canciller venezolano, Yvan Gil, quien la semana pasada afirmó que el Tren de Aragua no existe y que era una invención para difamar a ese país.
"Ahora inventan un llamado Tren de Aragua, una organización que existió en Venezuela, localizada, y que luego se ha tratado de poner como marca.
Hemos visto, por ejemplo, cómo ridículamente aparecen videos incluso de gente que dice 'somos del Tren de Aragua', con acento peruano, con acento chileno", sostuvo.
Los dichos generaron molestia en Interior, en Presidencia y en el mundo parlamentario, donde algunas voces incluso llamaron a cortar relaciones diplomáticas con ese país. Esto, a raíz de los efectos en la crisis de seguridad que ha dejado el actuar del Tren de Aragua en Chile, a través de sus células, como "Los Gallegos".
La ministra Tohá sostuvo que "es bien impresionante. Venezuela se dice así mismo un país bolivariano y la verdad es que Chile, Perú, Ecuador, Colombia, pueblos latinoamericanos, han sufrido fuertemente el flagelo de esta banda criminal". Por su parte, el Presidente Boric calificó los dichos de Gil como "una falta de respeto", y anunció el llamado a consulta del embajador de Chile en Venezuela, Jaime Gazmuri. Este revuelo provocó que el canciller venezolano se retractara de sus dichos y días después ofreciera su colaboración para combatir este flagelo.
La trama estuvo atravesada además por la última línea investigativa que maneja fiscalía en torno a la muerte del ex teniente venezolano -y opositor al régimen de Maduro- Ronald Ojeda: que el crimen fue planeado desde Venezuela.
A juicio de expertos, este tipo de "provocaciones" y comportamientos "impredecibles" desde Venezuela -que no sólo han involucrado a Chile- dan cuenta de una maniobra para evitar la discusión de fondo ante la próxima elección presidencial del próximo 28 de julio: si existe un proceso que respete las normas democráticas, distraer a los electores con polémicas artificiales, y distanciarse de ser vistos como un Estado implicado con organizaciones criminales.
La impredictibilidad de Venezuela se hizo patente esta última semana, luego que Maduro emplazara a Boric para "hablar personalmente" sobre el crimen organizado, opción a la que el Mandatario se mostró abierto, especialmente para avanzar en la búsqueda de los autores del crimen de Ojeda, quienes retornaron a ese país. A ello, se suma la apertura de Caracas para recibir un vuelo con expulsados de Chile en mayo.
Asalto de Ecuador a embajada de México
El pasado 6 de abril se conoció que la policía ecuatoriana irrumpió en la embajada mexicana en Quito, con el fin de detener al exvicepresidente correísta Jorge Glas, quien se encontraba como refugiado allí hace unos meses.
Tras el hecho, Glas fue trasladado a una cárcel de máxima seguridad en Guayaquil, pero, lejos de terminar allí el asunto, la polémica a nivel internacional recién comenzaba. Ante lo sucedido, México anunció el rompimiento de las relaciones diplomática con Ecuador, medida que también concretó Nicaragua horas más tarde.
El Presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, tildó el hecho de "autoritario", y afirmó que "tiene que ver con la actitud prepotente de un Gobierno, posiblemente por una rivalidad interna. No posiblemente, (sí) hay una confrontación interna y eso los lleva a tomar una medida de este tipo, pero sin dimensionar la repercusión que tiene para su pueblo, para Ecuador y para los países del mundo", indicó.
El Gobierno de Chile también condenó la acción, donde a través de un comunicado, recordaron que "la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961 establece que los locales de la misión son inviolables y los agentes del Estado receptor no podrán penetrar en ellos sin consentimiento del jefe de la misión".
El asalto de la Policía ecuatoriana a la sede diplomática de México recibió una condena casi unánime de la comunidad internacional, pero el presidente de Ecuador, Daniel Noboa dijo no estar arrepentido de tomar esa decisión, puesto que su gobierno considera que fue México el primero en violar las convenciones internacionales.
Esta semana, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, se plegó al rechazo al acción de Quito, y anunció en la reunión virtual de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), el cierre de la embajada y consulados de la nación caribeña en Ecuador, en apoyo a México.
"Frente a ese acto aberrante de prepotencia del Presidente (Daniel) Noboa (...) he ordenado cerrar nuestra Embajada en Ecuador, cerrar el Consulado en Quito, cerrar de inmediato el Consulado en Guayaquil y que regrese el personal diplomático a Venezuela, de inmediato", indicó el Mandatario en el encuentro.
Incertidumbre y falta de colaboración
Una de las causas que subyacen a este escenario de crispación, a juicio del académico de Ciencias Históricas de la Universidad de Chile, Mario Matus, apunta a "la transición del nuevo orden mundial, hacia otra forma que aún se desconoce, pero que genera mucha incertidumbre en los agentes que participan en las relaciones internacionales".
"Estamos en un periodo transicional de mucho desorden, muy aleatorio, donde las alianzas típicas entre países están en una etapa de suspensión, donde no necesariamente se mantienen las formas históricas conocidas; todo eso influye en las decisiones, donde todos están expectantes, hasta que decanten las nuevas tendencias", comentó.
En el caso de América Latina, el experto comenta que los países no han hecho una reflexión de qué hacer frente a estos cambios, "si tomar una posición común o que cada país, de alguna manera, tome su camino. Como eso no se ha resuelto, cada gobierno de determinado tinte, toma la orientación que cree más adecuada, y eso genera un caos, un desorden".
Este contexto incide directamente en la poca colaboración que se observan entre países de la región, y que termina por afectar otras crisis compartidas, como la desigualdad, migración o seguridad.
"Sin duda afecta, como en el fenómeno común que se viene registrando hace varios años con el aumento de los volúmenes de migración, no sólo en flujos que eran conocidos, sino también en aquellos que se dan en el propio continente, los que se han multiplicado, en parte, por el aumento de la desigualdad al interior de los países", añadió Matus.
Crisis de seguridad y el "factor distrator"
La magnitud de los flujos migratorios ha llevado a que baste con que un grupo de los sectores más marginales logre salir de su país -proceso "facilitado" por la porosidad de las fronteras-, para enfrentar algunos efectos nocivos. "Era obvio que se iban a producir bolsones de pobreza o marginalidad, lo que podía llevar a comportamientos delictivos", dice Matus.
Pero hay otro factor clave en este proceso: la forma en que los propios gobiernos han determinado abordar estos fenómenos que no se observaron ni resolvieron a tiempo. "Por un lado, producto de esta visión más romántica e idealista que no previó los efectos de la migración sin control, mientras que por otro, el de sacar réditos políticos", añadió el académico.
"La crisis de seguridad necesita una expresión creíble para la ciudadanía en cada uno de los países. Cuando las relaciones pasan a tocar ese tema, ya sea por el Tren de Agua, por las conexiones del crimen organizado, o por la ocurrencia de hechos que involucra a extranjeros, finalmente cada país también lo utiliza como distractor de sus problemáticas internas".
Guillermo Holzmann, analista político
Guillermo Hozlmann, analista político, complementa esta idea. "La crisis de seguridad necesita una expresión creíble para la ciudadanía en cada uno de los países. Cuando las relaciones pasan a tocar ese tema, ya sea por el Tren de Agua, por las conexiones del crimen organizado, o por la ocurrencia de hechos que involucra a extranjeros, finalmente cada país también lo utiliza como distractor de sus problemáticas internas".
Por eso, no es extraño percibir esta suerte de interacción "mucho más confrontacional entre los jefes de Estado", lo que también entrega réditos para que internamente "se potencie el liderazgo de cada presidente en términos de qué se le responde a otro de una u otra manera. Hay una estrategia en la cual se usa el tema para provocar a otro mandatario para poder generar respuesta, y que en la agenda mediática termina siendo un distractor".
¿Qué se necesita para resolverlo? A juicio de Holzmann, "se requiere una acción del Estado mucho más integral y una voluntad política mucho más alineada con la institución".