Policías y estudiantes se enfrentaron este jueves en la Universidad de California en Los Angeles (UCLA) durante el desalojo de las barricadas levantadas por manifestantes contra la guerra en Gaza, tras una jornada de intervenciones en otros centros de Estados Unidos que dejaron numerosos detenidos.
Agentes con equipos antimotines derribaron una barricada de madera que protegía el campamento levantado en el campus y arrastraron las carpas, según constató la AFP. Vistiendo cascos blancos, los manifestantes se tomaron de las manos y formaron una fila frente a los policías, que se llevaron detenidos a varios de ellos.
Los uniformados utilizaron bombas de estruendo para dispersar a los manifestantes, que coreaban
"Déjenlos en paz" frente al campamento. Helicópteros sobrevolaban el lugar.
Estas manifestaciones se han extendido a por lo menos 30 universidades estadounidenses desde el mes pasado, para protestar por la gran cantidad de muertos en la Franja de Gaza en la guerra entre Israel y el movimiento islamista Hamás.
Las autoridades universitarias intentan equilibrar los derechos de libertad de expresión con las quejas de que las concentraciones han derivado en antisemitismo y odio.
"Esta es una protesta pacífica. No hay contramanifestantes esta noche, llamar a la policía es algo despreciable. La ciudad debería respaldarlos", dijo a la AFP Jack Bedrosian, un residente de Los Angeles que se acercó a la zona para expresar su apoyo a los estudiantes.
La importante presencia policial en torno a UCLA se dio después que las fuerzas de seguridad fueran criticadas por intervenir tardíamente ante los violentos choques del martes por la noche, cuando grupos de contramanifestantes atacaron el campamento de los estudiantes propalestinos.
La UCLA anunció que el jueves y el viernes las clases serán remotas debido a "la emergencia que se presenta en el campus" y pidió a los estudiantes evitar la zona de las protestas.
Protestas en serie
Las manifestaciones propalestinas comenzaron hace dos semanas en la Universidad de Columbia, en Nueva York, y se han propagado por decenas de centros educativos en Estados Unidos.
La policía realizó el miércoles desalojos en la Universidad de Texas, en el sur del país, donde desmanteló un campamento de protesta y detuvo al menos a 17 personas.
Los agentes también desocuparon una acampada instalada en el interior de uno de los edificios en la
Universidad jesuita de Fordham en Nueva York.
Al otro lado de esa ciudad, las fuerzas del orden seguían desplegadas en la Universidad de Columbia, tras el violento desalojo registrado la noche anterior. Unos 300 manifestantes fueron detenidos en Columbia y en el también neoyorquino City College (CUNY).
Algunos estudiantes lamentaron la "brutalidad y agresividad" policial.
"Nos agredieron, nos detuvieron brutalmente. Y a mí me retuvieron hasta seis horas antes de soltarme, bastante golpeado, me pisotearon, me cortaron", dijo a la AFP un estudiante de Columbia, que dijo llamarse José.
Más al norte, en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), manifestantes se atrincheraron y bloquearon una avenida cercana al campus de Cambridge en plena hora punta del miércoles por la tarde.
El alcalde de Nueva York, Eric Adams, acusó a "agitadores externos a la Universidad" de Columbia de la escalada del conflicto, algo que los alumnos niegan.
La rectora de Columbia, Nemat "Minouche" Shafik, que ha recurrido en dos ocasiones a la policía en menos de dos semanas para levantar las protestas, dijo en un comunicado sentir una "profunda tristeza".
Por su parte, la administración del presidente Joe Biden -cuyo apoyo a Israel ha indignado a muchos manifestantes- trata de mantener el equilibrio.
"Creemos que es un pequeño número de estudiantes el que está causando esta perturbación, y si van a protestar, los estadounidenses tienen derecho a hacerlo de forma pacífica dentro de la ley", declaró la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre.
El ataque sin precedentes de Hamás del 7 de octubre en Israel, que dejó 1.170 muertos -en su mayoría civiles, según un recuento de AFP de cifras oficiales israelíes-, desató una ofensiva militar israelí que ha matado al menos a 34.596 personas, de acuerdo con el movimiento islamista que gobierna ese territorio.