"La gente quiere trabajar", asegura Javier Milei, el Presidente argentino que esta semana enfrentó el segundo paro general en reclamo contra las reformas económicas y laborales de su gestión de cinco meses recién cumplidos. Para el mandatario, el primer libertario que gobierna Argentina, la medida de fuerza de los sindicatos –que el jueves de esta entrevista con "El Mercurio" convirtió a Buenos Aires, una capital de calles abarrotadas y alto tráfico, en una ciudad de escaso movimiento y poca actividad– fue un fracaso, porque a pesar de que los gremios lograron que parara el transporte, aun así, la gente "en la medida de sus posibilidades, ha concurrido activamente a trabajar".
En su despacho de la Casa Rosada, donde trabaja martes y jueves -el resto de la semana lo hace desde la quinta presidencial de Olivos- el tradicional sillón de Rivadavia, los muebles de estilo clásico, las largas cortinas que no permitían el paso de la luz solar y una chimenea chapada en madera, se mezclan con el toque personal del líder libertario: una foto del expresidente Menem; afiches más bien pequeños de Reagan y Thatcher, una Kippa, una camiseta de la selección argentina doblada y libros, incluyendo una de las ediciones de la tira cómica Gaturro, del caricaturista argentino Nik. "Somos muy amigos", comenta el Presidente, que también tiene sobre su escritorio algunas figuras, como una propia con una motosierra, un símbolo de su campaña.
—Se cumplieron cinco meses desde que usted asumió el mando de Argentina ¿Ha sido más difícil gobernar de lo que usted pensaba?
—No, para nada. De hecho, justamente una de las cosas que he señalado era que estaba preparado para gobernar con la máquina de impedir. De hecho, me tocó enfrentar la campaña más sucia y violenta que ha recibido una persona en el mundo, donde los periodistas jugaron un rol político muy fuerte y había un hostigamiento grosero hacia mi persona. Pero nuestro programa económico y nuestra política de seguridad están siendo profundamente exitosos, a pesar de las dificultades que genera artificialmente la política.
—Esta semana se vivió una paralización de actividades convocada por las centrales sindicales. ¿Está todavía con paciencia suficiente Argentina para el programa de reformas que usted ha planteado? ¿Cuándo estima que este ajuste termine?
—El paro fue un fracaso rotundo. A pesar de que lograron sumar en las filas sindicales que protestan al transporte, con lo cual le impiden a la gente ir a trabajar, a pesar de ello, la gente salió. De hecho, cerca del 70 % estaba en contra del paro. Es una medida violenta, que no tiene nada que ver con un reclamo sindical. Es directamente una acción política en contra del gobierno. Miren lo curioso: el 64 % de los paros que se han efectuado en Argentina han sido en contra de gobiernos no peronistas. Así es que a mí esto no me sorprende.
—¿Y respecto de la paciencia?
—Es un punto muy importante pero sería una cuestión válida si me dice que teníamos alguna alternativa al actual plan. Y el problema es que no la había. Porque la alternativa no era seguir con las políticas kirchneristas. Para que más o menos se dé un orden de magnitudes, cuando una economía tiene déficit gemelos por cuatro puntos del PBI, usted tiene una alerta amarilla. Con ocho está a punto de volar por los aires. Nosotros recibimos el país con 17 puntos del pbi, déficit gemelos. Y en este mismo contexto, se le debía a los importadores $50000 millones de dólares. Las reservas internacionales netas eran $12000 millones negativos. Había vencimientos en pesos por $91000 millones. Había además $25000 millones de vencimientos de deuda externa concentrada en organismos multilaterales y el acuerdo con el Fondo estaba caído por el desbarajuste fiscal. La inflación, al momento que nosotros asumimos ya venía corriendo a un ritmo del 7.500 % anual. Y si usted toma el índice de mayoristas de diciembre, que estuvo en 54 %, eso anualizado da 17.000. No había alternativa.
—Pero ¿Por qué la vía del shock con el enorme costo social que trae aparejado?
—La evidencia empírica muestra que todos los programas de shock en Argentina, salvo el del 59, fueron exitosos. Y además demuestra que todos los programas gradualistas terminaron mal. Pero a su vez, si quisiera hacer gradualismo, se necesitaría financiamiento, y Argentina tampoco lo tenía. De hecho, cuando nosotros asumimos, los bonos cotizaban al 18 %. O sea, teníamos cerca de 2.900 de riesgo país. Por lo tanto, no había alternativa. Más allá de que yo soy un convencido que esto tiene que ser hecho de shock.
—En ese sentido, ¿el programa del ex presidente Macri fue un programa gradualista?
—Justamente, el programa de Macri fue gradualismo. Además nunca hizo el ajuste fiscal. El único que tuvo en ese periodo fue después del evento donde se enfrenta a una crisis en el 2018.
—¿Y como se compara con su gobierno?
—Nosotros hemos alcanzado el equilibrio financiero al mes de gestión. Con lo cual hicimos el ajuste por el equivalente de cinco puntos del PBI en un mes. Esto no sólo es el más grande de la historia argentina, sino que es el más grande en la historia de la humanidad. No existe un registro de que alguien haya hecho semejante ajuste en esa cantidad de tiempo.
"Me tocó bailar con la más fea"
—Acaba de estar en EE.UU. con inversionistas, llamó a hacer de Argentina la nueva Roma del siglo 21. Un aspecto que se echa en falta son mayores definiciones respecto de su política de comercio exterior. ¿Le consultaron al respecto?
—Siempre hemos señalado que haremos todo lo que podamos para que la economía argentina sea más abierta.
—¿Y cómo va a resolver la participación en Mercosur?
—En la medida que no sea un obstáculo para una mayor apertura, vamos a seguir.
—¿Lo ha sido hasta ahora?
—El Mercosur no ha cumplido sus objetivos. Se buscaba que fuera el mercado común del sur y es una unión aduanera que funciona de manera precaria y con mucho dirigismo por parte de los gobiernos.
Apablaza: "La ley está para cumplirse"
—¿Cómo calificaría las relaciones con Chile? ¿Le acomoda entenderse con el Presidente Boric, con quien claramente tiene diferencias ideológicas?
—Ahí hay algo muy interesante. Cuando ganamos las elecciones, el Presidente Boric me llamó y aún reconociendo nuestras discrepancias ideológicas, ambos señalamos que lo más importante era el bienestar de los habitantes de nuestros países. Esto no es menor. (…) Y esto está por encima de las preferencias que uno pueda tener en términos ideológicos. A mí los argentinos me votaron para resolver el problemas, no para hacer una disputa ideológica en el barrio". (…)
—Aunque la extradición es una cuestión judicial, cuando estuvo la ministra Bullrich en Chile, comentó que su gobierno tiene disposición a entregar a Galvarino Apablaza. ¿Qué mensaje busca enviar su gobierno?
—Creemos que la ley está para cumplirse y nos vamos a pegar estrictamente, digamos, a la ley. Somos un gobierno, que decimos ‘el que las hace, las paga’. Le voy a pasar un dato interesante: Usted sabe que durante la campaña electoral, una de las personas con las que competí fue la doctora Bullrich, pero tenemos tanta afinidad que es parte de mi equipo.
"Y no solo eso, sino que lo que tiene que ver con la doctrina de seguridad, teníamos el mismo eslogan ‘el que las hace, las paga’. Así es que no vas a encontrar diferencias entre la doctora Bullrich y yo, en esto".
—Chile, como otros países de la región está viviendo un aumento de la violencia por la presencia de bandas criminales transnacionales. Entiendo que en Argentina no está el Tren de Aragua, que actúa en Chile. ¿Temen el traspaso de ese tipo de bandas? Ustedes tienen su propio problema en Rosario.
—Tenemos nuestros propios problemas. De hecho, estamos impulsando algunos cambios enla Ley de Seguridad para que en determinados casos muy concretos puedan actuar las FF.AA. Porque eso requiere, al menos en Argentina, modificar el entramado legal para que en determinadas situaciones muy puntuales, las FF.AA. puedan colaborar con las fuerzas federales. Y justamente tiene que ver con el narcoterrorismo, con este tipo de cuestiones que sean cosas de escala internacional. (…) Ese tema lo tenemos muy presente" (…).
Y sobre una posibilidad de convergencia con Chile en la Antártica, el Presidente argentino dice que, sin entrar en detalle, “en principio no buscamos conflicto con nadie, porque es parte de nuestra lógica, creemos en el principio de no agresión, entonces nosotros no tenemos un ánimo, digamos, confrontativo".
Milei dice que el mejor ejemplo para ese espíritu es cómo su gobierno se ha planteado frente a Reino Unido respecto del Atlántico sur. "Nosotros reclamamos la soberanía de las islas, consideramos que las islas Malvinas son argentinas (…) y están siendo ocupadas por el Reino Unido. Y consideramos que eso se tiene que resolver por la vía diplomática, con el modelo que utilizó China en el caso de Hong Kong. ¿Entonces, se puede resolver? Bueno, va a demandar años, pero me parece valioso resolverlo por la vía diplomática. Y en algún momento puede haber una ventana para que se pueda hacer y en otros no. Digamos, si hoy no se puede hacer, hay otras cosas en las que podemos trabajar".