Emmanuel Macron y Giorgia Meloni.
EFE
La escena es la siguiente: el Presidente francés,
Emmanuel Macron, llegó anoche a la cena de los líderes del G7 en el Castello Svevo de Bari, en Italia, donde fue recibido por el presidente italiano, Sergio Mattarella, y la primera ministro Giorgia Meloni. Mientras que el saludo con el primero fue bastante efusivo, el intercambio con la Mandataria fue más bien frío y llamó la atención de quienes siguieron el evento.
El frío e incómodo saludo entre ambos tenía una razón de fondo. Horas antes de la cena, Meloni y Macron habían protagonizado una dura discusión en torno a la inclusión del derecho al aborto en la declaración final de la cumbre que juntó a los líderes de las siete democracias más ricas del mundo en Italia.
La cumbre del G7 en Apulia partía con un precedente importante, la declaración de la edición anterior, en Hiroshima, en cuyo texto final los líderes de
Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido firmaron la defensa del "aborto", dejando por escrito la palabra, con todas las letras.
"Reafirmamos nuestro pleno compromiso de lograr una salud y derechos sexuales reproductivos (SRHR) integral para todos, abordando además el acceso al aborto legal y seguro y a la atención postaborto", rezaba el texto acordado en Japón.
Sin embargo, la cumbre anual en Italia, país gobernado desde el octubre de 2022 por la ultraderecha, abrió el debate sobre si mantener o no esta referencia. Esto generó la molestia de Macron, cuyo gobierno incluyó el derecho al aborto en la Constitución gala y que enfrenta un duro momento a nivel interno.
Así, en declaraciones con la prensa, el Presidente francés lamentó que no se quiera incluir la palabra "aborto" en el documento y admitió "diferentes sensibilidades" entre los socios.
Meloni respondió irritada
acusando a Macron de hacer "campaña electoral", por su decisión de adelantar elecciones legislativas tras su derrota en las elecciones europeas, en el lugar menos oportuno, donde se discuten los grandes temas de la geopolítica.
"No hay razón para discutir sobre temas en los que hemos estado de acuerdo durante mucho tiempo. Y creo que es profundamente erróneo, en tiempos difíciles como estos, hacer campaña utilizando un foro tan valioso como el G7", recriminó la política italiana. "Las conclusiones de Borgo Egnazia recuerdan las de Hiroshima, en las que ya aprobamos el año pasado la necesidad de garantizar que el aborto sea 'seguro y legal'", añadió.
Finalmente, ganó la postura del país anfitrión, ya que la declaración de este año es mucho más parca en este sentido y no figura escrito el término "de la discordia".
El acuerdo alcanzado ha sido el siguiente: "Reiteramos nuestros compromisos con el 'Comunicado de Líderes de Hiroshima' por un acceso universal a servicios de salud adecuados, asequibles y de calidad para las mujeres, incluida la salud y los derechos sexuales y reproductivos integrales para todos".
