Diez años del Estado Islámico: El escenario actual de la organización que gana fuerza en África y Asia
Abu Bakr al Bagdadi proclamó el "califato" el 29 de junio de 2014 y, pese a la muerte de su líder y la pérdida de relevancia en el territorio donde nació, sigue como una amenaza global latente.
Desde que Abu Bakr al Bagdadi proclamara el "califato" en Irak hace diez años, el grupo yihadista Estado Islámico (EI) ha vivido numerosos reveses. Con daños, pero no hundida, la organización ha logrado mantener una fuerte presencia en países africanos y en el continente asiático con sus diferentes ramas que siguen aterrorizando al mundo.
"En Irak y Siria no dudo que la organización esté ahora más débil que en 2014 y 2015, aunque recientemente hemos visto que las capacidades militares de la organización han crecido en algunas zonas, como en el desierto central sirio", afirmó a EFE Aymenn Jawad Al Tamimi, investigador de Middle East Forum en Filadelfia.
Pero el doctor de la Universidad de Swansea, con una tesis sobre las narrativas históricas en la propaganda del EI, apuntó que el "gran problema" actual está en las diferentes filiales de la organización extremista por el mundo, "especialmente en el Sahel, África Occidental y Mozambique, donde controlan territorio", lejos de los focos de Occidente.
¿Cómo es el escenario actual del Estado Islámico?
Al Bagdadi declaró el "califato" el 29 de junio de 2014, una suerte de protoestado que abarcaba zonas de Siria e Irak.
Con el tiempo, el EI perdió territorios en Irak (diciembre 2017) y en Siria (mediados de 2019).
Al Bagdadi murió en una operación estadounidense en 2019.
Desde entonces, EI ha tenido cuatro líderes y se ha expandido a otras regiones, ante la pérdida de poder en la zona que fue su "cuna".
La ciudad siria de Palmira en 2015, poco después de un ataque del EI. | AFP
El EI está ha desplazando a cristianos y lanzando ataques en Mozambique y el Congo.
Esto no representa una amenaza inmediata para Occidente, pero sí una grave tragedia humanitaria.
Filiales del EI como la del Jorasán están activas en Irán y Asia Central.
Expertos estiman que el EI aún representa una amenaza terrorista internacional, con ataques recientes en Irán y Rusia.
Según Pawel Wójcik, investigador de las redes del EI y Al Qaeda en el Opportunity Institute for Foreign Affairs, el grupo estaba en su punto más débil tras la batalla de Baguz (2017) y la muerte de Al Bagdadi.
Abu Bakr al Bagdadi, líder del EI, en un video de la organización. | AFP / Al-Furqan
Pero desde entonces, la organización ha evolucionado y ahora tiene una nueva posición en algunos países africanos y asiáticos.
En algo que los beneficia, la cooperación en seguridad y antiterrorismo entre EE.UU., Rusia, Irán y China ha disminuido.
Anteriormente, estos países coordinaban esfuerzos contra el EI, pero eso ya no ocurre.
¿Qué pasará con el EI en Irak y Siria, donde surgió?
Según el experto Aymenn Jawad Al Tamimi, el EI no desaparecerá en Irak, aunque ahora sea un problema pequeño pero indefinido.
No se espera un resurgimiento del califato en Irak y Siria como en 2014.
"Hay que tener en cuenta que es donde está su legado: nunca lo abandonarán, aunque la prioridad esté ahora en otra parte", agregó en la misma línea Wójcik.
Un militante del EI tras la captura de un jet en Siria en 2014. | AP
Según Sergio Altuna, investigador senior en el programa sobre extremismo en la Universidad George Washington, si bien la organización ha recibido golpes en su cúpula, la expansión de filiales es "notable", y apunta especialmente a Burkina Faso.
El periodo de apogeo del EI les permitió explotar un amplio control geográfico y temporal.
En opinión de Altuna, el yihadismo se nutrirá del desarrollo ideológico, político y violento del EI, impactando a futuras generaciones.
La conclusión es que el EI está lejos de haber desaparecido y su expansión en África ha sido significativa.
La ciudad siria de Palmira en 2015, poco después de un ataque del EI. | AFP
Abu Bakr al Bagdadi, líder del EI, en un video de la organización. | AFP / Al-Furqan
Un militante del EI tras la captura de un jet en Siria en 2014. | AP
