La movilización de los franceses en las urnas alcanza este domingo unos niveles históricos ante unos comicios legislativos para los que los sondeos preludian un vuelco político de consecuencias inciertas con la posible llegada al poder de la extrema derecha.
A las 12.00 locales (10.00 GMT), cuando los colegios electorales llevaban abiertos cuatro horas en la Francia metropolitana, la participación era del 25,90 %.
A esa altura de la jornada, la cifra no había sido tan alta en una primera vuelta de legislativas desde 1981, cuando llegó al 27,6 %.
Si se compara con los comicios legislativos de 2022, los últimos que se celebraron en Francia, la brecha es más que significativa, ya que entonces al cabo de cuatro horas de votación había puesto su papeleta en la urna el 18,4 % de los electores.
En junio de 2022, cuando se cerraron los últimos colegios electorales a las 20.00 de la tarde, la tasa de participación se quedó en el 47,5 %. En 1981 votó el 70,65 % en la primera vuelta.
Otra prueba del gran interés que han suscitado estas elecciones son las demandas de voto por procuración, es decir para aquellos que no pueden o no quieren ir directamente a depositar su papeleta en la urna pero delegan esa misión en una persona de confianza para que lo haga por ellos.
Esta vez se han registrado 2,782 millones, lo que significa 3,9 veces más que en 2022, aunque en eso también ha influido el hecho de que la convocatoria se hiciera hace sólo tres semanas y de que coincide con el verano, cuando muchas personas han comenzado sus vacaciones y están desplazadas de su residencia habitual.
Se eligen 577 diputados a dos vueltas
Los franceses eligen en las legislativas a los 577 diputados que los representarán en la Asamblea Nacional en otras tantas circunscripciones uninominales.
En la primera vuelta salen elegidos aquellos candidatos que consiguen más del 50 % de los votos en su circunscripción, siempre que eso represente al menos el 25 % de los inscritos en el censo.
Si nadie obtiene la elección en la primera vuelta, pasan a la segunda los dos primeros y eventualmente el tercer o el cuarto candidatos, a condición de que éstos reciban un número de sufragios equivalente a como mínimo el 12,5 % de los electores.
Teniendo en cuenta la alta participación que se está constatando desde las primeras horas de la jornada, algunos institutos de sondeos han estimado que en la segunda vuelta podría haber hasta más de 150 triangulares (con tres candidatos).
La cuestión entonces será ver si algunos de esos pretendientes con pocas posibilidades prefieren retirarse de la carrera para evitar la victoria del que se considera el gran adversario.
Una posible mayoría absoluta de extrema derecha
En la configuración que vislumbran las encuestas, las triangulares beneficiarían sobre todo a la ultraderechista Agrupación Nacional (RN), que es el claro favorito para la victoria y que, en algunos escenarios planteados por los institutos de sondeos podría conseguir una mayoría absoluta, es decir al menos 289 diputados.
Las últimas encuestas que se publicaron antes del cierre de la campaña, en la medianoche del viernes al sábado, daban a la RN, asociada con una parte del partido de la derecha clásica Los Republicanos, en torno al 34-37 % de los votos en la segunda vuelta. En 2022, el partido de Marine Le Pen había obtenido 89 diputados.
En segunda posición, con un 28-30 %, quedaría el nuevo Frente Popular, que es la nueva coalición de los partidos de izquierda -La Francia Insumisa (LFI), el Partido Socialista (PS), los Ecologistas y el Partido Comunista Francés (PCF). En 2022 esa coalición reunió 149 escaños.
En tercera posición, el bloque de la mayoría saliente del Gobierno del presidente, Emmanuel Macron, se tendría que conformar con alrededor del 20 % de las papeletas, mientras que Los Republicanos que no han aceptado el pacto con RN quedarían con un 6-7 %. En 2022, el bloque macronista dispuso de 250 diputados y Los Republicanos de 61. Ambos serían los grandes perdedores.
Los colegios electorales cierran a las 18.00 en las áreas rurales y en las ciudades pequeñas y a las 20.00 en las grandes urbes. Los institutos demoscópicos comunican inmediatamente sus primeras estimaciones de voto, con el escrutinio de algunas mesas electorales y sondeos a pie de urna que varían muy poco con los resultados finales.