La muerte en un ataque en Teherán del líder de Hamás, Ismail Haniyeh, la cara más política y moderada del grupo, partidario de la negociación con Israel y de ganar legitimidad internacional, deja a los islamistas en manos del liderazgo más extremista, encarnado por Yahya Sinwar, cerebro de los atentados del 7 de octubre.
Haniyeh se dio a conocer al mundo en 2006, cuando se convirtió en el primer ministro de un gobierno de unidad nacional, encabezado por el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmoud Abbas, después de que Hamas ganará por primera vez y por sorpresa las legislativas de 2006.
Sin embargo, la experiencia fue breve y las desavenencias entre los islamistas y los seculares de Fatah -liderados por Abbas-, hicieron saltar ese Ejecutivo por los aires.
Abbas destituyó a Haniyeh, Hamás tomó por la fuerza el poder de la Franja de Gaza, su principal bastión; y expulsó del enclave a Fatah y la ANP desatando una lucha fratricida con cientos de muertos.
A pesar de la fractura nacional, Haniyeh siempre defendió la necesidad de conciliar la lucha armada con el papel político para ganar legitimidad, mantuvo una relación fluida con los líderes de otras facciones palestinas y volvió a integrar otro breve Ejecutivo de unidad nacional en 2014, conformado tras la dura guerra de ese año en la Franja.
Después de haber liderado Hamás dentro de la Franja, en mayo de 2017 fue elegido en sustitución de Khalel Meshal presidente de su buró político, principal órgano ejecutivo del grupo, cargo que desempeñó fundamentalmente desde Qatar, a donde se exilió en 2019 y desde donde amplió las redes diplomáticas del movimiento y su presencia internacional.
Yahya Sinwar le sustituyó entonces como cabeza de Hamás dentro del enclave, aunando las ramas política y militar, y adoptando una postura mucho más radical y beligerante, que culminó en los ataques del 7 de octubre en suelo israelí, que dejaron unos 1.200 muertos y 250 secuestrados, y de los que aquel es considerado el cerebro.
Según reportes,
Haniyeh fue informado de los planes del 7 de octubre en una fase avanzada de la planificación entre Sinwar y el comandante en jefe de las Brigadas al Qasam -ala militar de Hamás-, Mohamed Deif; mientras que lideró en los últimos meses las negociaciones indirectas del grupo con Israel para un alto el fuego.
El principal escollo para otro pacto de tregua han sido precisamente Sinwar y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que elevaban las condiciones cada vez que un acuerdo estaba cerca; aunque Haniyeh siempre insistió en que solo accederían a liberar a los rehenes a cambio de un alto el fuego permanente.
Familia de refugiados
Nacido en 1962 en el campo de refugiados de Al Shati, cerca de ciudad de Gaza, en el seno de una familia palestina originaria de la hoy ciudad israelí de Ashkelon, de la que tuvieron que huir en 1948; Haniyeh comenzó su actividad militante en 1983, en la rama estudiantil de los Hermanos Musulmanes de la Universidad Islámica de Gaza, de la que surgió Hamás.
En 1987 se unió a Hamás en el momento de su creación, cuando estalló la Primera Intifada, que duró hasta 1993. En ese periodo fue encarcelado varias veces por Israel y deportado seis meses al sur del Líbano junto con otros 452 dirigentes de Hamás y la Yihad Islámica.
Fue subiendo en el escalafón de Hamás:
En 2000 fue elegido miembro del buró político y también fue director general de la oficina del jeque Ahmed Yasín, fundador y mentor espiritual de Hamás, asesinado por Israel en 2004.
En 2003 el propio Haniye sobrevivió a un intento de asesinato cuando almorzaba con Yasín en la residencia de otro dirigente de Hamás y un cazabombardero israelí atacó el inmueble.
Aunque residía en Qatar, su residencia familiar en Shati, dentro del enclave, ha sido objeto de los ataques israelíes en varias ocasiones desde octubre, en los que perdió a unos 60 familiares, incluidos tres hijos, tres nietos y una hermana.
Un ataque atribuido a Israel la pasada noche en Teherán, a donde Haniyeh viajó ayer para acudir a la investidura del nuevo presidente de Irán, Masud Pezeshkian, acabó con su vida, según confirmaron tanto Hamás como la Guardia Revolucionaria iraní, dejando el liderazgo del grupo palestino en manos del ala más radical y beligerante de Sinwar.