Casi tres meses después de su llegada al poder, el primer ministro británico,
Keir Starmer, desató una polémica en Reino Unido luego de que se supiera que ordenó retirar el retrato de la ex mandataria
Margaret Thatcher, que estaba colgado en la residencia oficial de Downing Street 10.
Así lo dio a conocer Tom Baldwin, biógrafo del gobernante laborista, quien detalló una conversación que tuvo con el "premier" en el antiguo despacho de la histórica líder conservadora, conocido extraoficialmente como Sala Thatcher, según relataron medios locales.
En ese momento, Baldwin le comentó a Starmer que le parecía
"un poco inquietante verla mirándome así", en alusión al cuadro de Thatcher que estaba colgado en el salón, por lo que le preguntó al mandatario si "se desharía de él", a lo que el primer ministro asintió
. "Y lo hizo", añadió el biógrafo.
El retrato, pintado por Richard Stone, fue presentado en 2009 por el entonces primer ministro laborista Gordon Brown, quien encargó la obra tras reunirse con la propia Margaret Thatcher en Downing Street 10.
La pintura, avaluada en 100.000 libras (unos 120 millones de pesos chilenos), fue financiada por un donante anónimo y, de acuerdo con los medios, fue trasladada a otra habitación de la residencia oficial del Gobierno británico.
Reacciones
Tras conocerse la noticia, fueron varias las voces que reaccionaron con furia. La ex ministra del Interior Pritti Patel publicó: "56 días en el cargo y (Starmer) parece estar pasando más tiempo eliminando retratos de grandes y fuertes líderes conservadores, en lugar de seguir adelante y hacer el fuerte trabajo de gobierno".
John Redwood, histórico miembro del Partido Conservador y ex funcionario del gobierno de Thatcher, indicó al Daily Mail que "no me sorprende en absoluto que (Starmer) haya hecho esto. No querría pasar vergüenza comparándolo con un primer ministro mucho mejor". El dirigente, a su vez, acusó al "premier" laborista de ser "pesimista, negativo y desagradable".
"Mover el retrato tan rápido...
parece como si estuviera jugando con la izquierda, que no comparte la admiración que la mayoría de la gente siente por ella (Thatcher), y probablemente está apaciguando a sus diputados de base de izquierda", dijo al mismo medio el ex ministro John Whittingdale.
Quien se desempeñara como secretario político de Margareth Thatcher afirmó que, de todos modos, "la mayoría" del pueblo británico reconoce la importancia de la líder conservadora para el país, "y es justo que se le recuerde por eso".
En tanto, la ex jefa de gobierno de Irlanda del Norte Arlene Foster calificó la medida de "vengativa y mezquina", y aseguró que Thatcher es "la primera ministra más importante después de Winston Churchill".
Tras las críticas, la ministra de Educación, Jacqui Smith, defendió a Starmer y recordó en LBC que el propio gobernante había destacado tiempo atrás el liderazgo de la fallecida líder conservadora, lo que le valió numerosas críticas en su momento. En esa línea, remarcó que el retrato de Thatcher "permanecerá" en Downing Street 10.
"Creo que probablemente Keir Starmer está más preocupado por seguir adelante con la tarea de lograr que el país funcione correctamente que por dónde está el retrato", remarcó.