"Es septiembre y ya huele a Navidad y por eso este año en homenaje al pueblo combativo, en agradecimiento a ustedes, voy a decretar la Navidad para el 1° de octubre; llegó la Navidad con paz, felicidad y seguridad". El insólito anuncio de Nicolás Maduro de adelantar la tradicional fiesta de diciembre en Venezuela llamó la atención y encendió una serie de especulaciones en torno a las razones detrás de esta medida y los efectos que esta tendrá.
No hay discusión en que esta decisión del gobernante venezolano tiene motivaciones políticas, considerando el complejo momento que vive el líder chavista, profundamente cuestionado por la comunidad internacional y la oposición tras las presidenciales del 28 de julio, donde las autoridades le otorgaron el triunfo en medio de una serie de irregularidades que no hicieron más que fortalecer las denuncias de fraude.
Se trata, sin dudas, de
una medida para distraer la atención y darle un ambiente festivo a un país sumido en la división y los cuestionamientos, el mismo día que la justicia (controlada por el chavismo, al igual que todos los poderes del Estado) ordenó la detención del ex candidato presidencial
Edmundo González, investigado por la publicación por parte de la oposición de las copias de las actas de escrutinio en un sitio alternativo, ante la negativa de las autoridades electorales a hacerlo.
Antecedentes hay. En 2020, Maduro anunciaba el inicio de la Navidad en 15 de octubre, lo que fue interpretado como una maniobra para desviar la atención pública de los graves problemas que enfrentaba Venezuela en medio de la pandemia de covid-19. Un año después, el Mandatario chavista comunicaba el comienzo de las fiestas el 4 de octubre, después de que la entonces alta comisionada de la ONU para los DD.HH., Michelle Bachelet, publicara un informe detallando los múltiples delitos de lesa humanidad cometidos por la dictadura venezolana.
Pero además de los efectos políticos, esta medida podría tener otras consecuencias. Es común que cada fin de año el Estado venezolano entregue un aguinaldo de Navidad a los trabajadores, a lo que se suma un bono destinado a los funcionarios públicos, educadores y pensionados.
Los montos varían de acuerdo con el rango educacional de los beneficiarios. Así, en 2023 los bachilleres recibieron un bono de entre 520 y 788 bolívares (entre 14 y 21 dólares), mientras que los profesionales recibieron entre 1.184 y 1.561 bolívares (entre 32 y 42 dólares).
A esto se suman otros beneficios, como el reparto de canastas de alimentos para pasar la noche de Navidad. De todos modos, reportes de años anteriores confirman que estas medidas no se entregaron pese al adelanto de las fiestas, al mismo tiempo que tampoco hay confirmación sobre si este año se hará.
El recuerdo de Hugo Chávez
Con todo, hay un antecedente. En 2006, el entonces presidente Hugo Chávez decidió adelantar para noviembre la entrega de los bonos de fin de año a los empleados públicos, algo que fue calificado en su momento por la oposición como una estrategia pensando en la elección presidencial que se celebró el 3 de diciembre de ese año.
"El inicio de la temporada navideña, noviembre y diciembre. Hoy comienzan a sonar las gaitas, y una u otra hallaca podremos comer hoy", decía el gobernante, según recogió la agencia AP.
La medida molestó a los aliados de
Manuel Rosales, entonces principal candidato de la oposición venezolana. "Él (Chávez)
está buscando adelantar la Navidad, acelerando el proceso económico que se da en esa época del año, para que la gente un poco se olvide de lo que nosotros hemos venido planteando en la campaña", decía José Vicente Carrasquero, gerente de campaña del abanderado opositor.
Las críticas eran desestimadas por el chavismo. El entonces vicepresidente José Vicente Ranquel aseguraba que "este aguinaldo
no es una manera de comprar un voto, como ya se dice en la conseja malintencionada de los adversarios políticos. Esto significa un acto de amor, de reconocimiento de lo que ustedes representan en la administración publica".
