Brasil, la mayor democracia de América Latina, celebra este domingo las elecciones municipales de forma pacífica, salvo algunos incidentes aislados que, al promediar la jornada, han acabado con la detención de al menos 57 personas por diversos delitos electorales.
Casi 156 millones de brasileños están convocados para elegir a los alcaldes y concejales de 5.569 ciudades del país, en unos comicios que suponen un nuevo pulso entre el mandatario progresista Luiz Inácio Lula da Silva y el ex presidente derechista Jair Bolsonaro.
Según el último balance oficial, la Policía Federal condujo a comisaría este domingo al menos a 57 personas por delitos como
propaganda irregular y compra de votos, y decomisó alrededor de 185.000 reales (34.000 dólares o 31.000 euros) en efectivo.
Uno de los incidentes más graves registrados hasta el momento fue una tentativa de asesinato contra un candidato a concejal en la ciudad de Sao Paulo, el mayor colegio electoral del país, según informó Rodney da Silva, director de operaciones integradas del Ministerio de Justicia.
No obstante, el director de la Policía Federal, Andrei Rodrigues, afirmó en una rueda de prensa que, "salvo alguna rara excepción", las elecciones municipales transcurren "con normalidad" en este país de 213 millones de habitantes.
Lula y Bolsonaro votan en Sao Paulo y Río
Lula, que ha mantenido un perfil bajo a lo largo de la campaña, votó a primera hora en el municipio de Sao Bernardo do Campo, su cuna política en la periferia de Sao Paulo, con un llamado a defender la democracia y combatir la desinformación.
"Votar es un ejercicio de la democracia", expresó el líder del Partido de los Trabajadores (PT), quien denunció la gran "cantidad de 'fake news (noticias falsas)'" que circulan por las redes sociales y "la aparición de candidatos sin más compromiso que inventarse historias".
El vicepresidente brasileño, Geraldo Alckmin, acompañó a la candidata a alcaldesa de Sao Paulo Tabata Amaral, que no cuenta con el apoyo de Lula, quien decidió respaldar al diputado izquierdista y líder del movimiento de los sin techo, Guilherme Boulos.
La disputa en Sao Paulo es una de las más apretadas del país, con Boulos empatado técnicamente con el actual alcalde, Ricardo Nunes, abanderado de Bolsonaro; y el influenciador Pablo Marçal, que ha dividido a la derecha en la capital paulista.
Bolsonaro, inhabilitado por sembrar dudas sobre el proceso electoral y deslegitimar las instituciones democráticas en 2022, estuvo al lado de su candidato a alcalde de Río de Janeiro, Alexandre Ramagem, a quien las encuestas no le dan opciones de derrotar al regidor Eduardo Paes, aliado de Lula.
Al votar, el líder derechista aprovechó para arremeter contra Paes, a quien los sondeos le otorgan una victoria en primera vuelta, y contra Lula, sobre el que dijo que "es un líder popular sin el voto del pueblo", haciendo suyo un editorial reciente de un periódico local.
El capitán retirado del Ejército también anticipó su posición de cara a una posible segunda vuelta en Sao Paulo. En este sentido, dijo que, en caso de que su candidato (Ricardo Nunes) se quede fuera del balotaje, apoyará "a cualquier otro" contra Boulos, incluido Pablo Marçal.
Marçal "es extremadamente inteligente, pero ya dije que tiene que contenerse un poco. Necesita moderación. Le gusta la polémica", señaló Bolsonaro, quien ha visto restado su protagonismo en el campo de la derecha por culpa de este empresario que hizo fama en internet con cursos de motivación.
El resultado de estas elecciones municipales también servirá para ver la fuerza del bolsonarismo, después de la derrota en las presidenciales de 2022, y medir la popularidad de Lula de cara a una posible reelección en los comicios de 2026.