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Fiscalía francesa pide seis años de cárcel para "Madame Gil" por estafa de los "quesitos mágicos"

Además, el fiscal solicitó una multa de 500 mil euros para Gilberte Van Erpe, quien no asistió al alegato de este martes en París.

09 de Junio de 2015 | 14:14 | AFP
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"Madame Gil" proponía a sus futuras víctimas convertirse en productores de quesitos destinados a ser exportados de Chile para servir en la industria cosmética.

Le Parisien Magazine

PARÍS.- La fiscalía de un tribunal de París que juzga el caso de los "quesitos mágicos", en las que unas 5.000 personas en Chile resultaron estafadas, pidió este martes seis años de prisión y 500.000 euros de multa para su presunta instigadora.


En su alegato, el fiscal fue muy duro con Gilberte Van Erpe, de 74 años de edad y que no asistió al juicio, y aseguró que su "vida sólo ha sido una serie de mentiras y estafas".


Otras tres personas estaban acusadas en el juicio. El primero, Victor Partouche, huyó con su familia al extranjero y el fiscal pidió para él cuatro años de prisión y 300.00 euros de multa.


Los otros dos acusados, que sí estaban en el tribunal, son Michèle Vermeulen, de 66 años, una amiga de Van Erpe, y su antiguo abogado, Eric Pantou. Ambos afirman haber sido manipulados.


La fiscalía pidió tres años de prisión (uno condicional) y 100.000 euros de multa para la primera y un año de prisión condicional y 50.000 euros de multa para el segundo.


Van Erpe, apodada "Madame Gil", proponía a sus futuras víctimas convertirse en productores de quesitos destinados a ser exportados de Chile para servir en la industria cosmética en Francia.


Previo pago de 369 euros, los potenciales productores recibían kits de fermento láctico, importados de Polonia y Francia, que debían ser mezclados con leche, filtros de seda y pañuelos de papel. En realidad sólo costaban 40 euros.


Tras varias semanas de cultivo, quienes lograban obtener esa especie de quesos debían obtener por él un supuesto beneficio del 100% de su inversión inicial. La ganancia se justificaría por los presuntos valores de los quesos obtenidos, artesanales y teóricamente muy caros, una vez que se hubieran exportado a Francia.


Al vender los primeros quesos al falso precio de mercado, el éxito de la operación hizo que cientos de personas no dudasen en endeudarse, incluso hipotecando su casa, para comprar más kits de fabricación.


 


 


 

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