La paciente estaba internada en el Sanatorio Marítimo desde lo nueve años.
El Mercurio (archivo)
SANTIAGO.- A tres años y un día de libertad vigilada fue condenado el paramédico que en junio de 2013 abusó sexualmente de una paciente tetrapléjica en el Sanatorio Marítimo San Juan de Dios de Viña del Mar.
De acuerdo con los antecedentes investigados y llevados a juicio por la fiscal de delitos sexuales, Vivian Quiñones, "el acusado abusó de la indefensión de la víctima para cometer actos de significación y relevancia sexual".
La víctima, una joven de 23 años, presentaba una parálisis cerebral, treparesia espástica, epilepsia, microcefalia, escoliosis toracolumbar, constipación funcional crónica y déficit cognitivo, entre otras patologías y trastornos que se definen como una discapacidad física e intelectual severa, que la hacían completamente dependiente de terceros para alimentarse y realizar otras actividades básicas.
El acusado declaró durante el juicio y alegó que nunca abusó de la joven, internada desde los 9 años en el sanatorio viñamarino ubicado en Gómez Carreño, asegurando que se encontraba con ella en un baño a oscuras “solo para asearla como de costumbre”, relató el hombre de 44 años identificado como J.E.B.O.
Sin embargo, dos testigos presentados por la Fiscalía, ambos estudiantes en práctica de kinesiología, señalaron haber visto al acusado el pasado 27 de junio de 2013 a las 17:20 horas, junto a la paciente desnuda desde la cintura hacia abajo sobre una camilla, siendo movida de manera extraña y emitiendo sonidos que fueron interpretados por ellos como de desagrado.
Los hechos fueron denunciados el mismo día por las autoridades administrativas y médicas del hospital para niños con especial dependencia, lo que se tradujo en que a las pocas horas el imputado fuera detenido y se constituyera iniciara la investigación del caso.
Lo anterior, sumado a una serie de contradicciones en las declaraciones del acusado, llevaron al tribunal a considerarlo culpable de abuso sexual por haber realizado "acciones de significación y relevancia sexual que afectaron el cuerpo de la joven".
La fiscalía solicitó cinco años de presidio, pero el tribunal, dada la existencia de atenuantes de responsabilidad penal, entre ellas la irreprochable conducta anterior del acusado, le impuso una pena de tres años y un día de cárcel, que serán cumplidos con libertad vigilada intensiva.
Quiñones, destacó que se trata de "un fallo de especial significación y relevancia, dado que los delitos de abuso sexual son difíciles de probar y en este caso el acusado alegó siempre inocencia, y particularmente porque la víctima de este caso era una joven absolutamente indefensa, que ni siquiera podía contar lo que había pasado por la grave enfermedad que la afecta desde pequeña", dijo la fiscal.