SANTIAGO.- El jueves, hinchas de la Universidad de Chile destruyeron cientos de butacas del Estadio Fiscal de Talca, las que volaron por los aires durante el partido de su equipo contra el local, Rangers. Días antes, en La Serena, simpatizantes de Coquimbo Unido protagonizaban hechos similares en el remozado Estadio La Portada. Todo eso, se suma a la pelea campal entre seguidores de Wanderers y Everton en plena cancha del estadio Sausalito de Viña del Mar.
Todos estos hechos ocurren a los días de celebrar una Copa América en que el público chileno mostró una conducta intachable, y que no hacen más que cuestionar el plan Estadio Seguro, implementado por el Gobierno de Sebastián Piñera y que tuvo varias modificaciones por la administración actual, que no ha atacado los problemas de fondo de la violencia en los recintos deportivos.
Así lo hizo saber el presidente de la ANFP, Sergio Jadue: "Es un plan que tiene una intención positiva, pero que el foco debe ser tomar a estos 200 ó 300 tipos en el país para sacarlos definitivamente de los estadios. Como fútbol no los queremos más. Espero que tampoco lo quieran los tribunales de justicia". Y agregó enfático: "No le pidan al fútbol que sea capaz de hacer lo que no ha podido hacer nadie en este país".
Ante esto, surgen las críticas, como las del director del Instituto Libertad, Antonio Horvath Gutiérrez, quien el año pasado presentó una serie de propuestas para mejorar Estadio Seguro, pero aseguró que el jefe del plan, José Roa, "lo recibió diciendo en los hechos que lo recibía, pero transmitiéndonos también que él ya tenía todos los diagnósticos. Creo que en los hechos, en las prácticas, esto no es así".
Para Horvath, el problema pasa por un desconocimiento de lo que ocurre en los estadios y por la implementación de medidas que no han dado resultados antes: "Honestamente, para los que hemos tenido la posibilidad de ser hinchas del fútbol toda una vida, nos hemos dado cuenta que, desde que empezaron los hechos de violencia hasta ahora, se han intentado hacer medidas que van siempre en un camino que no atacan a las causas del problema. No podemos esperar resultados distintos si siempre aplicamos las mismas medidas", dice a Emol.
"Creo que no existen medidas que ataquen a las causas o al menos que permitan dejar a los violentistas fuera de los estadios, que al menos permitan que no se produzca lo que pasa hoy, que dentro de los estadios no existe el estado de derecho, sino que hoy es absolutamehnte impune causar daños, agredir a otra persona y ocasionar graves destrozos. En la medida que no ataquemos esos dos puntos básicos, estamos muy lejos de cualquier cosa", recalca.
Es por eso que critica las modificaciones al plan Estadio Seguro, que pasan por traspasarle la responsabilidad de la seguridad a los clubes, la inyección de más guardias privados y la salida de carabineros de los recintos.
Para el director de Libertad, "lo único que hace (la ley) es traspasarle la responsabilidad a los clubes y multarlos por no cumplir esa responsabilidad. Creo que al final a los clubes les va a convenir más recibir los derechos televisivos económicamente y jugar con los estadios vacíos".
A eso se suma que la gran mayoría de los guardias privados no están capacitados para enfrentar actos vandálicos. "Es evidente que fue un error dejar a Carabineros afuera de estos recintos, al menos de la capacidad inmediata de reacción. Pero también es un doble error esta tremenda quitada de piso que ha tenido Carabineros por parte de la autoridad política en todos los niveles para poder actuar reprimiendo a este tipo de violentistas", dice Horvath.
"Hay que entender un poquito qué es lo que ocurre en los estadios para entender cuáles son las medidas que tienen que aplicarse. El mejor ejemplo es lo que sucedió en Sausalito: ni con 50, 200 ni 500 guardias más habrían solucionado el problema", sostiene.
Soluciones
Ante eso, Horvath propone la aplicación de cinco pilares. Primero, controles de identidad efectivos, ya que ahora "se pistolea un carnet de identidad sin hacer la verificación mínima de que la persona que porta el carnet de identidad sea efectivamente el que está a cargo". Luego, garantizar que los violentistas no ingresen a los estadios.
También, propone mejorar capacitación de guardias y que Carabineros vuelva a tener un rol protagónico. A esto se suma procesos judiciales más efectivos "y no con estándares probatorios tan altos". Finalmente, pide un "trato más digno a los asistentes", con estándares mínimos en la compra de entradas, las que deberían ser numeradas, para facilitar los accesos a los estadios.
Finalmente, respecto a quienes piden subir los precios de las entradas para impedir la asistencia de violentistas, Horvath asegura que "no me gustaría que la solución fuese en ese sentido, creo que sería un error porque podría dejar fuera a una inmensa cantidad de familias que no necesariamente tienen los recursos para ir al estadio en caso de que suban los niveles de las entradas. Yo creo que el tema no va por ahí".
"Creo que el Estado tiene que ser capaz de garantizar el Estado de Derecho independiente del público que asista e independiente de su nivel socioeconómico. Yo creo que el camino correcto es, efectivamente, identificar a las personas que no tienen ninguna gana de e ir al partido, sino que tienen ganas de provocar desórdenes, y en la medida de que nosotros seamos capaces de dejarlos fuera vamos a poder permitir que las familias puedan volver definitivamente al estadio", afirma.