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Experta de EE.UU. entrega 10 claves para evitar que testigos manden a la cárcel a un inocente

Lejos de asemejarse a la escena habitual en filmes y series policiales en la TV, las ruedas de reconocimiento pueden llevar a graves errores judiciales si no se siguen pautas estrictas. "La memoria humana no es una cámara fotográfica", advierte la especialista.

26 de Julio de 2015 | 19:41 | Emol
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Elizabeth Boals.

DPP
SANTIAGO.- La realidad no es como la TV: en muchas series policiales, la vibrante escena en la que la víctima de un crimen apunta con el dedo a un sospechoso y grita "¡fue él!" usualmente abre el desenlace de la trama, pero cuando se trata de casos verdaderos, ese procedimiento inicia en muchas ocasiones un injusto drama para el acusado que puede durar décadas.

Fue lo que vivió Johnny Briscoe, sentenciado a 45 años de cárcel en Missouri (EE.UU.) en 1983, por robo y violación, tras ser "identificado" por la víctima en una rueda de reconocimiento.

Cuando ya había cumplido alrededor de la mitad de la pena -más de 20 años entre rejas-, una prueba de ADN realizada a un cigarrillo que fumó el verdadero asaltante, hallado en la casa que fue escenario del brutal ataque, mostró la verdad: el reo era inocente y fue puesto en libertad.

Un detalle: cuando se realizó la rueda de reconocimiento que sellaría su condena, Briscoe era el único de los sospechosos en la fila que iba vestido con un vistoso overol naranja, que lo destacaba irremediablemente sobre el resto.

No es un caso aislado. En EE.UU., estudios muestran que en casos en los que se exoneró a inocentes acusados de crímenes mediante exámenes de ADN, entre 75% y 80% de las condenas injustas se debió a identificación errónea por víctimas o testigos.

"Hay muchas variables diferentes que pueden impactar sobre la exactitud de un testigo al identificar a un sospechoso", explica Elizabeth Boals, experta internacional en reconocimiento visual y prueba científica, quien es directora asociada del Programa de Litigación Avanzada de la American University de EE.UU.

La especialista visitó Chile para ofrecer su experiencia en este tema a profesionales de la Defensoría Penal Pública (DPP).

"La memoria humana no es una cámara fotográfica", explica. "Si fuera una foto, bastaría con recuperar esa imagen y describir exactamente cómo se ve la persona. La memoria no funciona así".

Uno de los factores que puede llevar a identificaciones erróneas es la capacidad de retención, que disminuye con el tiempo. Pocas horas o días después del hecho los detalles de un rostro comienzan a difuminarse: en muchas ocasiones, los rasgos de otras personas que flotan en la memoria comienzan a mezclarse con ese recuerdo "afectando la habilidad para retener con precisión" la imagen requerida, indica.

En este aspecto influye el fenómeno conocido como "transferencia", que tiene incidencia también en la realización de "retratos hablados". "Cuando se 'construye' un rostro, hay que estar seguro de que esa cara no contiene elementos que provienen de otras fuentes", asevera.

"Por ejemplo, si una persona que entró en mi tienda horas antes de un robo tiene rasgos similares a los del asaltante, se puede producir en la memoria una 'combinación' entre la cara del cliente y el rostro del autor del crimen", explica.

El intenso estrés que experimenta quien sufre un delito también conspira contra una descripción correcta del culpable. Así, por ejemplo, si alguien es amenazado con un arma, probablemente enfocará su visión en la pistola o el cuchillo mucho más que en la cara de quien los esgrime.

"Bajo estrés es muy difícil registrar información precisa", advierte.

Los policías, fiscales e investigadores también pueden influir en los recuerdos de la víctima, voluntaria o involuntariamente: pequeños gestos de aprobación que el testigo capta pueden ir decantando su descripción para que se vaya "amoldando" a un sospechoso, sin que el propio declarante esté consciente de ello, advierte.

 Otro elemento crucial relacionado con este fenómeno es que la víctima o el testigo casi nunca es consciente de lo vago o ambiguo que puede ser su recuerdo: actúa de buena fe sobre lo que cree que es una imagen "precisa" guardada en su cerebro.

"Es natural que una persona busque ayudar a que un culpable sea capturado. Hay muchas presiones sobre una persona frente a una ronda de reconocimiento para que logre una 'identificación positiva'", precisa.

En muchos estados de EE.UU., indica Boals, se están aplicando procedimientos más estrictos, entre ellos los siguientes: los administradores de las ruedas de reconocimiento "no pueden saber cuál es el sospechoso", para que no influyan en el testigo; hay que recurrir a imágenes de video, y no se debe disponer pocas personas en la fila, sino formarlas con cinco, seis personas o más, ninguna de las cuales puede llevar ropas o elementos excesivamente distintivos.

También se requiere que los investigadores hagan preguntas específicas y no generales al testigo, y se establece la prohibición absoluta de hacer cualquier tipo de comentarios al testigo antes, durante o después de la sesión de reconocimiento.

"Los defensores siempre tienen que tener siempre presente la necesidad de saber y observar cómo estos factores afectan la exactitud en los reconocimientos y pueden perjudicar finalmente a inocentes", recalca la experta.
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