SANTIAGO.- Cerca de cuarenta minutos se extendió el discurso que la Presidenta Michelle Bachelet leyó ayer ante los 140 invitados al
cónclave oficialista desarrollado en el estadio El Llano de San Miguel, en el cual entregó las principales directrices que debe seguir el oficialismo de cara a la segunda parte de su administración.
Si bien el resumen que la Mandataria realizó ante los medios de prensa una vez que concluyó el evento dejó muchas dudas, sobre todo en lo que respecta a la jerarquización de su programa de Gobierno, el mensaje que entregó a puertas cerradas a los principales lideres de la Nueva Mayoría fue claro y enfático.
Al iniciar su intervención, la jefa de Estado se hizo una pregunta "¿Quiénes somos los que estamos aquí? ¿Cuál es el sentido que nos une y qué hace de nosotros un colectivo? Somos los demócratas progresistas de Chile", marcando de entrada una definición que llamó a la unidad del bloque de partidos que sustentan su gobierno.
A juicio de Bachelet, en el bloque “tenemos una historia común. Son nuestras luchas, nuestros éxitos, incluso nuestros errores, los que nos han hecho lo que somos. Los que estamos aquí, hemos obrado a partir de transformaciones anteriores, sobre luchas ganadas en favor de la dignidad de las personas y de la justicia en nuestras relaciones sociales”.
“Es cierto, venimos de diferentes fuentes. Pero también es cierto que a veces han estado estas fuentes en tensión entre sí. Pero como amamos al mismo Chile y estamos al servicio de los mismos compatriotas, hemos hecho un camino que nos ha acercado y nos ha unido”, agregó.
La dictadura como factor común
En esa línea, subrayó que “al final, desde las primeras formas de organización en la lucha contra la dictadura hasta los procesos de cambio que conducimos hoy, los demócratas progresistas hemos formado el actor político y social más unido, duradero y eficaz de la historia de Chile”.
“A pesar de las dificultades y amarres que nos dejó la dictadura, supimos ampliar la democracia, los derechos, la protección y las oportunidades para todos. No fue fácil, porque los defensores del status quo movilizaron todo su poder para vetar los cambios. Pero tuvimos grandes logros y llevamos el orden heredado hasta su límite”, dijo.
Por ello, reconoció que “la sociedad chilena ha cambiado, exige más y puede más. Pero esos límites del sistema heredado se han convertido hoy en un obstáculo para nuestra sociedad, para nuestra política y para nuestras posibilidades de desarrollo. Por eso, superarlo nos abre al futuro, como exigencia pero también como una oportunidad”.
“La historia de los demócratas progresistas de Chile tiene un pasado fecundo, pero tiene por sobre todo un futuro de desafíos. Debemos hacer una diferencia en la organización de Chile y en la vida de los chilenos y chilenas. Estamos obligados a asumir nuestra responsabilidad con el futuro, porque no serán los defensores de los privilegios y de las desigualdades del pasado los que van a conducir los cambios que Chile necesita”, enfatizó.
Según la Presidenta, “esa es la exigencia de este período: los obstáculos que impiden continuar con los avances nos exigen iniciar un camino de reformas de fondo para ampliar los límites de nuestro desarrollo. Ése es el diagnóstico que me llevó a ser candidata a Presidenta y es el motor de las propuestas de cambio de nuestro Gobierno”.
“Ésa es la identidad específica de la Nueva Mayoría dentro de nuestra larga historia común. Y yo quiero decir que estoy muy orgullosa de ser parte de esta historia, y sé que también ustedes lo están. Entonces, ésta es, pues, la base y la fortaleza de nuestra identidad común”, concluyó.
Mea culpa por falencias de gestión
La Presidenta Bachelet también tuvo palabras para reconocer las falencias que ha registrado su Gobierno durante los primeros 14 meses de gestión, y recordó que “cuando anuncié mi candidatura a fines de marzo del 2013: esto no va a ser fácil. Y, efectivamente, no ha sido fácil”.
“No podemos desconocer que estamos cuestionando intereses que, en muchos casos, están profundamente arraigados”, indicó, junto con advertir que “enfrentamos una desaceleración de la economía que será más larga de lo previsto”.
“Ella limita los recursos fiscales de que disponemos para impulsar responsablemente las reformas. Y nos obliga también a crear incentivos para la reactivación y proteger así el bienestar de las familias”, dijo.
En ese contexto, sostuvo que “también hemos tenido debilidades de gestión. Preparar y gestionar las reformas es muy exigente en recursos humanos y técnicos, así como en procedimientos ágiles. Y, al mismo tiempo, junto con ir implementando las reformas, continuar con los servicios regulares del sector público. Y el Estado no siempre tiene las capacidades para enfrentar estas exigencias”.
“Experimentamos también el efecto negativo de la erosión de la confianza ciudadana en el sistema político y en los liderazgos sociales, lo cual se suma a la normal incertidumbre que producen en las personas los cambios y la movilización social.
Este contexto también ha afectado a la Nueva Mayoría”, recalcó.
En esa línea, criticó que “unos quisieran ir más rápido y otros quisieran ir más lento. Sin embargo, la coalición, antigua en su tradición pero joven en su nueva formación, no dispone aún de los mecanismos suficientes para procesar sus diferencias y construir sus acuerdos”.
“Con mayor razón, en consecuencia, debemos destacar y honrar la lealtad de la Nueva Mayoría para enfrentar los obstáculos y para tramitar las reformas. Debemos reconocer que atravesamos un momento con altas exigencias. Pero debemos poner las cosas en la perspectiva histórica de nuestra identidad y nuestra misión”, concluyó.