El ex Mandatario también reconoció que tiene "una muy buena opinión" de los ministros del Interior, Jorge Burgos, y de Hacienda, Rodrigo Valdés, y consideró que su designación fue "una luz de esperanza".
No obstante, puntualizó, ello tiene que traducirse "en hechos reales y concretos", pues hasta ahora no se ve con claridad "cuál es la corrección de errores, cuál es el cambio de rumbo".
Según Piñera, el actual Gobierno implementó con las reformas unas "políticas basadas en un diagnóstico e ideología equivocadas, muy mal diseñadas, con mucha improvisación y creo, y esto es lo que los chilenos sienten, la implementación ha sido de muy poca calidad, muy defectuosa.
"Aferrarse a un programa de gobierno como si fueran las Tablas de la Ley, al cual hay que adorar y venerar, es un gran error y puro ideologismo", apuntó.
También estimó que el eslogan "realismo sin renuncia" lanzado por el Ejecutivo evidencia "una cierta contradicción, porque realismo, que es reconocer la realidad de los hechos, significa que uno muchas veces tiene que renunciar a ciertas aspiraciones".
"Por tanto, 'realismo sin renuncia' fue una forma de dejar contentos a todos, a los que creían que había que corregir y cambiar el rumbo y a los que creían que había que perseverar con contumacia en el programa de gobierno tal como se planteó originalmente", agregó.
El ex jefe de Estado estimó que ni esa frase ni el cónclave de la Nueva Mayoría "han permitido clarificar las enormes incertidumbres y corregir los grandes errores que se han cometido".
"¿Qué pasó en el cónclave?¿Lo que nos dicen los ministros Burgos y Valdés desde La Moneda o lo que nos dicen el PS, el PC, la CUT desde sus vocerías?", se preguntó.