SANTIAGO.- "Para todas las familias es difícil escuchar esa palabra. Inmediatamente es significado de muerte y afecta mucho", reflexiona la diputada Marcela Sabat (RN) respecto al cáncer de tiroides que aqueja a su padre, el alcalde de Ñuñoa, Pedro Sabat, hace unos meses.
Y aunque es la segunda vez que al jefe comunal lo aqueja una enfermedad de este tipo -a principios de junio fue operado-, la legisladora admite que "verlo vulnerable es un asunto muy difícil".
Aún así, destaca el "saldo súper positivo respecto a la unión familiar" en estos duros momentos, que incluso llevaron a su padre a tomar nuevas decisiones respecto a su futuro político: renunciar a la alcaldía antes de fin de año para abocarse a su tratamiento, decisión sobre la que ya notificó a su partido Renovación Nacional (RN).
"Ha sido un proceso bastante difícil, ya es un segundo cáncer y hay que pensar cómo canalizar emocionalmente todo, porque el cuerpo avisa. Ha sido tiempo de hacer un recuento interno de su vida, de estos más de 30 años en la municipalidad (...) Pero también de darse cuenta que ya era momento quizás de reiterarse, de empezar de cero otro trabajo. Él cree que ahora está capacitado para hacer un trabajo por el servicio público, por la ciudadanía, pero desde otro lugar", sostiene.
-¿Cómo ha sido para él esta decisión de dejar la alcaldía?
"Este ha sido un proceso bien compartido y conversado con mis hermanos. Mi papá ha sido súper generoso en pedir consejos, él siempre escucha mucho nuestros consejos y nos ha preguntado. Le hemos dicho que ya era tiempo (...) era un legado tan fuerte y un trabajo tan ferviente el que había realizado que no podía dejar de ir la última vez, pero él ya sentía que tenía que retirarse, porque cree que hay que darle paso a nuevas generaciones.
Pero ha sido un proceso fuerte, yo tengo nociones de mi papá trabajando desde que era secretario municipal, es bastante fuerte el arraigo que tenemos a la comuna, a la gente, a la municipalidad. Además una etapa de nuestra vida, porque nos hemos desarrollado y hemos ido creciendo en la vida política".
- ¿El cáncer ha cambiado la relación con su padre?
"Con mi papá no teníamos mucha cercanía física, no nos podemos ver mucho por el trabajo y las veces que coincidíamos lamentablemente eran en situaciones de trabajo, en la comisión política o en alguna ceremonia de la comuna. Y esto a uno le remece y te das cuenta lo importante que es estar presente y darse el tiempo para ver a tus padres.
Ese vínculo que se generó fue súper potente, porque además me hice un poco cargo del cuidado, de quedarme en la clínica todos los días, como también lo posterior a eso cuando tuvo que estar en la casa. Alguien tenía que tener el mando de la situación, tener contacto con los doctores y la familia, pero además está la necesidad de decirle que lo quería, lo importante que había sido para mí en la vida. Verlo vulnerable es un asunto muy difícil".
- ¿Y cómo ha compatibilizado el trabajo y su enfermedad?
"Creo que la frase no tengo tiempo es bien paliativa, no es una cosa de que no tengo tiempo, uno tiene que hacérselo. Ahora que estoy en las comisiones Caval, de Relaciones Exteriores, Seguridad, Familia y en todo lo demás, me dan harto trabajo, pero siempre hay prioridades. El día de la operación estuve ahí, fue en la tarde, en las noches dormía con él en la clínica y viajaba al otro día a Valparaíso. Son los esfuerzos que tiene que hacer cualquier familiar cuando trabaja y además tiene un pariente cercano al que tiene que cuidar".
-¿Será posible que post tratamiento padre e hija vuelvan a compartir la vida política, esta vez en el Congreso?
"Él no ha descartado ningún tipo de candidatura, pero su prioridad es recuperarse, tomar el tratamiento necesario (...) él tiene que volver al equilibrio, él se siente súper apto y lo es para ejercer un cargo parlamentario. A él lo que más le importa es no dejar votada a su gente que es Ñuñoa y en ese sentido él no lo descarta para nada, al contrario.
Respecto al Senado es una pretensión del partido y principalmente de la directiva de RN de Arica que me lo han manifestado. Ha habido muchos trascendidos de que yo habría ido muchísimo y a Arica lo he visitado como ha todas las regiones del país, pues creo mucho en la descentralización. Hemos tenido un fuerte vínculo con los ariqueños, se sienten muy abandonados. Me han dicho también que siempre quizás se prefiere a un ariqueño o a alguien de la región, pero en el caso de ellos también serviría mucho un punto neutro, porque hay mucha repetición de las personas que van a candidatearse.
Ayudaría mucho que llegue una persona que sea de la nueva generación, que no tenga ningún papel manchado con todo esto que ha pasado con las boletas y que llegue a fiscalizar sin ningún tipo de compromiso. Pero yo no he tomado ninguna decisión, hoy estoy completamente dedicada a mi labor fiscalizadora y estoy muy ocupada en lo que son Ñuñoa y Providencia".
- ¿Qué lecciones saca de lo que han vivido este tiempo?
"Principalmente valorar a la familia, cuando uno tiene una red de protección tan fuerte y una confianza tan seria con sus padres, hermanos y abuelos, uno puede tener cualquier obstáculo al frente y lo vas a sobrepasar. Eso tiene que ver con estar en las buenas y las malas, sobre todo en las enfermedades.
Y también una lección en términos de la política y la parte ingrata, que es como el backstage, es fuerte no sólo para la persona que la ejerce sino también para la familia. Yo he estado en las dos partes, sé claramente cómo los otros sufren y cómo se sufre cuando uno es el afectado y en ese sentido tener que tomar un poco de distancia, porque uno en esto está preocupado las 24 horas y generalmente hoy sobre todo buscan en términos de noticias resaltar muchísimo las cosas negativas (...) Eso va mermado en la salud que pasa la cuenta".