La Presidenta compartió esta mañana con los homenajeados.
Christian Zúñiga, El Mercurio
SANTIAGO.- En la víspera de una nueva conmemoración del Golpe de Estado de 1973, la Presidenta Michelle Bachelet encabezó este jueves una ceremonia de homenaje a la comunidad internacional y sus representantes que ayudaron a los perseguidos políticos de la dictadura a salir del país a través del exilio.
Durante el acto "Asilo y Refugio 1973-1990", desarrollado en las dependencias de la Cancillería, la Mandataria destacó que "hoy no sólo volvemos a mirar nuestra historia, también nos reencontramos con la fuerza del deber ético, esa capacidad de muchos seres humanos de vencer miedos y de aportar dignidad justo en los momentos en que la esperanza es golpeada".
"Cada vez que ha habido dolor, guerra, desgarro, ha habido una voz, unas manos que se alzan para resistir la barbarie y ayudar a sus hermanos", agregó.
En ese contexto, Bachelet sostuvo que "se podrá discutir si este homenaje es tardío, si es quizás demasiado modesto para la magnitud de la tarea que nuestros homenajeados emprendieron, pero lo cierto es que hoy estamos pagando una deuda en nombre del pueblo de Chile a quienes tuvieron el coraje de proteger a los perseguidos".
"Lo hacemos en una fecha que partió la historia de Chile en dos y dejó una larga secuela de dolor y desencuentro (…) estamos en vísperas de esta fecha tan terrible por un lado para nuestro país, fue una larga derrota a la democracia, pero supimos sobreponernos a ella y fuimos capaces de convertirla en una victoria de la tolerancia, de la paz y de los DD.HH.", añadió.
Además, la jefa de Estado recordó su propia experiencia en el exilio que vivió en la ex RDA. En ese sentido, dijo que los testimonios revividos durante el homenaje "no me son ajenos, soy parte de quienes recibimos la mano tendida por ustedes", destacando la figura del argentino recientemente nacionalizado chileno, Ricardo Kozak, quien falleció hace una semana y ayudó a su familia a emigrar a Europa.
Finalmente, la gobernante indicó ante la presencia de los diplomáticos y agentes extranjeros que colaboraron en esa tarea en la época que "el país que hoy los recibe es por cierto muy diferente al de entonces, es un Chile que se construye desde los pilares de la democracia, de los DD.HH. y la común preocupación por el bienestar de sus ciudadanos".
"Un país que resuelve sus disensos en el marco de las instituciones y que es capaz de fijarse metas de desarrollo humano cada vez más ambiciosas", concluyó.
