La caída de las líneas telegráficas hizo que el resto del país no se enterara durante varias horas de la tragedia ocurrida en el puerto. Los derrumbes causaron la muerte de más de 2.000 personas y las autoridades de la época aplicaron drásticas medidas, que incluyeron fusilamientos sin proceso, para combatir los saqueos.
El devastador terremoto de ese año fue sentido desde Antofagasta a Santiago y en nueve provincias de Argentina. Pese a que catástrofes posteriores oscurecieron el recuerdo histórico de la tragedia, las cerca de 1.500 víctimas fatales todavía son homenajeadas en museos de Atacama. Entre sus efectos, un río hasta entonces correntoso desapareció de la superficie para nunca más emerger.
Ese año, el que era por entonces el prototipo de bombardero de largo alcance más moderno de EE.UU. en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, el enorme cuatrimotor Boeing XB-15, fue enviado especialmente en un largo vuelo desde Norteamérica a Chile con un cargamento de valiosos suministros médicos, en medio de la solidaridad mundial que despertó la catástrofe. Esa ayuda, no obstante, fue una gota en el mar frente a la devastación causada por el sismo más mortífero de la historia chilena: dejó alrededor de 28.000 víctimas fatales.
Apenas cuatro años después de la tragedia de Chillán, otro sismo destructor se produjo en el Norte Chico. Tal como el que se registró este miércoles en la misma zona, el terremoto fue acompañado por un tsunami, pero el número de fallecimientos se mantuvo bajo y llegó a 12 personas. Los damnificados superaron 23.000.
El terremoto más poderoso del que se tiene noticia cambió notoriamente la geografía del sur de Chile y sigue siendo estudiado por geofísicos luego de 55 años. Entre las escenas que todavía forman parte de la memoria colectiva de muchos chilenos se cuenta la heroica labor de ingenieros, centenares de trabajadores de Corfo y Endesa y unidades del Ejército que consiguieron evitar el desborde del lago Riñihue, represado por derrumbes. Su acción dio salida a las aguas evitó la muerte de por lo menos 100.000 personas cauce abajo.
El potente sismo, que causó más de 80 muertes, puso en relieve con mayor intensidad la preocupación en torno a la calidad constructiva en Chile. El derrumbe de numerosas construcciones antiguas de adobe y ladrillo llevó a intensificar el fomento de mejores técnicas y materiales, como la albañilería reforzada y el hormigón armado, en todo tipo de edificaciones. El Presidente de la época, Salvador Allende, nombró como jefe de zona de emergencia al general Augusto Pinochet.
Ese tranquilo domingo de inicios de marzo fue brutalmente cortado por terremoto golpeó con fuerza a la Zona Central y dejó sobre 170 víctimas fatales. Los puertos de San Antonio y Valparaíso sufrieron graves perjuicios, al tiempo que puentes y carreteras experimentaron graves daños que incomunicaron amplias zonas del país. Entre las edificaciones afectadas se contó la capitalina Basílica del Salvador, que 30 años después sigue medio en ruinas y sin ser restaurada.
El poderoso sismo golpeó de madrugada al norte del país. Pese a la potencia que alcanzó, el número de víctimas fatales llegó a tres personas. Según expertos, el suelo rocoso sobre el que se asienta la capital de la Segunda Región contribuyó a disminuir los efectos del movimiento, aunque el fenómeno generó extensos daños.
Diez años después, y en medio de persistentes temores sobre la "acumulación" de energía sísmica en el norte mencionada por algunos especialistas, otro terremoto azotó la zona norte. El sismo afectó especialmente a la Región de Tarapacá, donde numerosas localidades del interior sufrieron derrumbes y graves daños en estructuras. Seis personas murieron.
Una vez más el norte sufrió los efectos de un terremoto destructor, esta vez con epicentro entre esa ciudad y Quillagua. El sismo fue sentido incluso en Brasil y duró más de tres minuntos. Dejó dos personas muertas, extensa destrucción en varias localidades y un centenar de lesionados.
Los efectos del fenómeno que azotó Chile se extendieron a nivel planetario. Las olas generadas por el tsunami cruzaron el Pacífico y causaron destrucción y muerte en el archipiélago Juan Fernández. Numerosos equipos científicos llegaron al país para estudiar el fenómeno con la esperanza de obtener datos que permitan predecir hechos de este tipo. Las alternativas de la investigación judicial abierta en torno a la catástrofe todavía continúan.
El terremoto fue precedido por una secuencia sísmica con magnitudes superiores a 5,0 que se extendió durante el mes anterior. Hubo siete muertos y dos centenares de heridos. La alerta de tsunami se extendió una vez más a lo largo del Pacífico, sacudido por el megasismo y tsunami de Japón ocurrido tres años antes, cuyas consecuencias todavía marcaban la agenda internacional.
El terremoto de este miércoles fue acompañado por un tsunami que inundó la costa de Coquimbo, Tongoy y otras localidades. Alrededor de un millón de personas debieron ser evacuadas de zonas costeras. Las autoridades todavía evaluaban este jueves las consecuencias de esta nueva catástrofe.