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¿Qué tan efectivas son las campañas que buscan un donante de órganos por redes sociales?

Expertos aseguraron a Emol que estos llamados sólo logran una sensibilización, pero no cumplen con el fin realmente esperado. Además, lo complejo del tema es que hace que las familias vean en internet una nueva manera de hacer políticas públicas.

22 de Septiembre de 2015 | 16:07 | Por Florencia Merlez y Verónica Marín, Emol
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Esta imagen circula en las redes sociales mostrando (de izquierda a derecha) los rostros de Cristóbal Gelfenstein, Monserrat Sarmiento y Cristóbal Ferrada.

Imagen de Twitter
SANTIAGO.- #UncorazónparaCristóbal, #UncorazónparaMonse y #DalevidaaCris son mucho más que hashtag o un trending topic en Twitter o Facebook, son en realidad un llamado urgente que hacen las familias de tres niños que son hoy prioridad nacional de trasplante: Cristóbal Ferrada (14) necesita un donante de corazón, Monserrat Sarmiento (6) el mismo órgano vital y Cristóbal Gelfenstein (14) requiere de pulmones.

Sus rostros llevan varias semanas circulando por las redes sociales y en los medios de comunicación, e incluso automóviles y buses circulan con la frase sumándose a la campaña. Todo Chile parece saber qué es lo que necesitan, sin embargo, la salud de ellos se agrava, los días pasan y aún no entran a pabellón para recibir el tan anhelado órgano.

"Esto es un fenómeno que se llama sensibilización social, y es que a través del drama que viven otras personas y que no es de conocimiento público, lo que se hace es abrir los canales de comunicación para que la gente entienda que hay otras personas que padecen o que sufren frente a algo", explica a Emol el doctor en Sociología, Carlos Livacic.

El académico de la Universidad San Sebastián, señala al mismo tiempo que a pesar de la intención, no es fácil que estas campañas cumplan su objetivo, sobre todo, y específicamente en esta área, cuando lo que se requiere es un donante fallecido.

"La donación de órganos siempre ha sido un tema tabú, es algo que tiene un componente religioso y conservador en nuestro país, entonces no es tan fácil sensibilizar porque hay mucho mito y mucho prejuicio. Hay gente que cree que cuando mueren sus deudos no tienen porqué estar entregando algo, porque estos son temas que no se debaten y no se conversan muchas veces", dice.

En eso coincide el publicista y experto en este tema, Roberto Arancibia, quien afirma que las campañas ayudan "más o menos, porque sensibilizan, pero los fans no consiguen ni agua, ni plata, ni comida ni corazones, lamentablemente".

"Sí se aumenta la sensibilización respecto al tema, porque como sale en la televisión, capaz que alguno se haya convertido en donante, pero no cuesta nada decir soy donante. Pero si tu mujer o tu familia no quieren hacerlo, hasta ahí llega todo", asegura.

En ese sentido, argumenta que se trata de algo natural en los seres humanos y que se ha evidenciado en otras campañas. "Si Michelle Obama no logró que el Estado Islámico liberara a ninguna de las niñas secuestradas, es muy difícil que nosotros lo hagamos, las focas tampoco han dejado de ser golpeadas porque el tema haya sido compartido en Facebook".

"Lo que nos pasa a los seres humanos, es que primero tranquilizo la conciencia poniendo 'me gusta', te acuestas más tranquilo si lo comparto. Y si bien la gente toma un poquito más de conciencia, el efecto real es que quedas como bueno entre tus amigos -'qué social es Roberto'- pero lo que está haciendo realmente sólo es ponerle 'me gusta'. 'Este hombre es preocupado de lo social', dice la gente. Nada más", enfatiza.

La carencia de políticas públicas

Livacic en tanto, lamenta que estas campañas surjan sólo cuando se trata de casos muy emblemáticos o llamativos, "porque pasan dos semanas y se pierde", y añade que el fenómeno "lamentablemente, o positivamente está relacionado con la carencia de políticas públicas"

"En el fondo, las redes sociales se empiezan a transformar en la nueva política pública que nosotros quisiéramos que imperara desde el Estado, o sea, la efectividad no la da el sistema sino que la dan los ciudadanos", insiste el sociólogo.

Roberto Arancibia apunta a su vez a que "el Estado no ha sido capaz de generar una buena organización sobre este tema puntualmente".

"Si yo tengo deseos de donar mis órganos, uno no debería preguntarle a nadie. Si la persona se murió en un choque inmediatamente al poner su RUT se debería saber que es donante, tendría que estar vinculado, y sin preguntarle a una familia, que por el otro lado está muerta de pena porque perdió a un ser querido y lo único que quiere es vivir su tristeza y duelo", sugiere.

Entonces, para él "se ha sensibilizado, pero la realidad nos muestra otra cosa: nos llenamos de 'me gusta', de 'retweets', de fans, pero tenemos el dato duro que nos muestra que este es el año con menos donaciones".
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